Discurso para el Cincuentenario de la Escuela Media Nº7 de Tigre
Hoy, estamos aquí reunidos, en esta oportunidad especial, y me complace dirigirme a todos ustedes, con motivo del festejo de las bodas de oro de la creación de la Escuela de Enseñanza Media Nº 7 de Tigre, “Comandante Luis Piedra Buena”.
Para quien les habla, es un día muy especial, ya que con verdadero orgullo, puedo decir que me han honrado con la posibilidad de pronunciar estas palabras, en esta escuela que me ha forjado y que me vio muchas veces entrar y salir por esa misma puerta que hoy los ha recibido.
Palabras que son, en principio, de un enorme reconocimiento, pero también de un profundo y eterno agradecimiento a quienes desde aquí, han hecho y hacen aún, muchas veces en forma anónima y desinteresada, la labor diaria de enseñar y educar, a un amplio sector de los miembros de esta comunidad, especialmente a nuestros jóvenes.
El día de hoy tiene un doble valor, debido a que como ex-alumno y egresado de la misma, me trae nuevamente a la memoria, viejos recuerdos y anécdotas de mis épocas de estudiante. Pero a la vez y de forma sencilla, estoy devolviendo de alguna manera, tanto al grupo de directivos, como al cuerpo docente y de auxiliares, el cariño, el calor y el acompañamiento que me supieron brindar a lo largo de los años y de mi paso por esta gran institución.
No puedo dejar de reconocer en la persona de la Sra. Directora Profesora Lidia Pancrazzi que me recibió con los brazos abiertos y a quien, además, debo reconocerle la abnegada tarea que viene desarrollando, desde hace más de dos décadas, al frente de la misma. Ya que en lo personal me consta que muchas veces lo ha hecho contra toda clase de inconvenientes, inclusive los personales. Y que siempre ponderó ser fiel en principio, a su cargo y función, anteponiendo ello, por sobre cualquier otro interés.
A todos los docentes que pasaron por los distintos establecimientos donde funcionó la escuela. A los que aún están desde el primer día, como la querida “Margarita Cian”, como los que ya no están entre nosotros, por cuestiones de la vida o por haber partido en ése, el último viaje.
Realmente, hacer nombres propios es muy injusto, porque seguramente me olvidaría de alguno, dado que fueron tantos y tan buenos docentes, que no debo ni puedo permitirme quedar mal con ninguno. Además, reconocer al plantel de preceptores, en particular a Julio y a Victoria, quienes fueron incondicionalmente mis aliados para lograr alcanzar la meta. Al cuerpo de auxiliares, quienes con empeño estaban siempre presente, acompañando en forma mancomunada a directivos y docentes en su labor cotidiana. Para ellos, también va mi reconocimiento.
Quiero además expresarles que siento un enorme orgullo de haber pertenecido a esta escuela, a la cual empecé a asistir, en el año 1992, incluso cuando este edificio no estaba siquiera construido y funcionaba de noche, donde hoy es la escuela Nº 6 de Tigre y, que más tarde, se trasladó en el año 1994, a su actual ubicación.
Nunca olvidaré que por aquellos años yo trabajaba además de estudiar y lo hacía en el taller mecánica del barrio, propiedad de Don Epifanio Maidana, quien sabía que iba en turno vespertino a la escuela y velaba porque ésa sea mi única prioridad, dejándome incluso salir más temprano para no llegar tarde. Él más que yo, sabía que ése era mi camino y mi futuro.
Sus hijos también son egresados de este establecimiento, miembros activos y reconocidos de esta comunidad, pero especialmente buenas personas y mejores amigos.
Qué más puedo decirles, si recuerdo venir caminando de mi casa a clase, apaciblemente por la calle Güemes, que era de tierra en esos años, o cruzar por lo que hoy es el country, que en esa época no era más que el afamado “Campo Rulito”. Hermosos recuerdos y muchísima nostalgia de tiempos que no van a volver, son los que me embargan y me emocionan.
Recuerdo que donde hoy estamos presentes, era solo un gran baldío al que veníamos a jugar a la pelota de chicos y hacíamos los más espectaculares goles. Son tantos los recuerdos y las anécdotas de estudiante que podría estar contándolos durante horas.
Además de todo ello, a esta escuela no solo le debo buena parte de mi educación, sino que aquí mismo, formé otros vínculos y conocí a la persona con quien finalmente, decidí compartir la vida, hace ya más de 19 años, que no es otra que mi Sra. esposa y madre de mis dos hijos, también ella es ex alumna y egresada, porque era compañera de mi hermana, y hoy ambas son docentes. Por ello, es que necesitaba hacer público este homenaje y, a modo de devolución, en agradecimiento por tantas cosas recibidas, de esta benemérita escuela. Pero además de todo, aprovecho la oportunidad y quiero dejarles en estas palabras, un claro mensaje a los jóvenes, a los que hoy les toca vivir su etapa plena de estudiantes:
A ellos, me dirijo y me tomo el atrevimiento de exhortarlos a que redoblen sus esfuerzos, a que sigan estudiando, que sigan adelante apostando a su futuro, que por nada del mundo dejen de formarse en conocimientos y cultura en la vida. A los que por cualquier motivo, dejaron sus estudios les digo que vuelvan a hacer el intento, que un tropezón no siempre es caída, que no se desanimen, ni se condenen a la duda eterna de saber si pudieron llegar a lograrlo, porque no se van a perdonar jamás, no haber hecho siquiera el intento.
A los que realmente creen que se puede, les digo que es cierto, a los que tienen la obligación de trabajar y estudiar, que sé personalmente lo que cuesta, pero también sé que no es imposible, el saber no ocupa lugar. Aprovechen esta oportunidad única e irrepetible que les da la vida, que son la juventud, la fuerza y el momento para hacerlo. Porque además, estoy convencido que ninguna de ellas, vuelve luego de pasado el tiempo.
Para finalizar, quiero expresar también que espero que estas palabras hayan sido un justo y merecido homenaje y lo suficientemente dignificantes, para aquellos hombres y mujeres que hace 50 años atrás, tuvieron un sueño visionario y se atrevieron a crear una alternativa de estudio. Su labor de sembradores ha florecido y fructificado por el don de la paciencia. Quizás ya no recordemos sus nombres, pero perdurarán por siempre en sus obras, porque son éstas las que vencen el paso del tiempo.
Por ello, digo a todos Uds. felicidades, en estos primeros 50 años de existencia, de nuestra querida escuela Media Nº 7, por forjar y bregar a diario por la educación de las personas, en nuestro distrito de Rincón de Milberg. Muchísimas gracias y buen día.
Dr. Flavio G. Ojeda Carrasco
Abogado y vecino de Rincón de Milberg
DNI Nº 24.669.610
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