Pasé por la estación el domingo 31 de enero 2011 a las 13 hs., hacía un calor insoportable y el sol taladraba el cemento… Tanto en el puente Sacristi como en Cazón, los empleados estaban al sol, embutidos en chalecos de identificación de plástico y sin sombrero. Por su aspecto, ambos estaban al borde del colapso.
Cada año el Estado y sus dependencias gastan mucho dinero en campañas de concientización y prevención del golpe de calor y otros peligros para la salud en la temporada estival. ¿Estos empleados municipales y/o policiales no corren los mismos peligros?
No quiero aprovechar el recurso trillado de los “derechos”, me remito al sentido común. Pensemos en los empleados como herramientas que ejecutan trabajos en beneficio de la comunidad. Todos sabemos que para hacer bien un trabajo se necesita herramientas útiles, si las dejamos a la intemperie, se arruinan.
Invito a las autoridades competentes a disponer una vestimenta adecuada para estos empleados con un criterio moderno y funcional.
Inge Luque
DNI 3.432.968
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