El libro que le hacía falta al deporte estrella de Tigre

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Remo Argentino

Federico Casper trabajó durante 13 años en el libro que presentó el 24 de abril en la Pista Nacional de Remo. Una historia que tiene casi 150 años y muchas sorpresas.

 

“Si uno quiere desarrollar una actividad, es necesario investigar, porque así se entiende lo que se hace”, dijo Federico Casper y así lo hizo durante 13 años, en libros, diarios, actas, entrevistas. El producto de este trabajo de investigación es el libro Remo Argentino, presentado el 24 de abril de este año en la Pista Argentina de Remo, en la ceremonia de apertura del último sudamericano.

“Mi trabajo es una descripción de cómo se ha practicado el remo hasta nuestros días, para saber de dónde venimos, a dónde estamos y qué hemos hecho hasta ahora, no solo en logros, sino también cómo se practica aquí. Por ejemplo, el remo recreativo que hacemos nosotros, en muchos países no se hace; en otros lugares se hace remo oceánico, aquí no; nuestros clubes tienen su peculiaridad, son multideportivos. Y muchas cosas más, que es conveniente saber”.

 

Clubes victorianos

“En Argentina, en los clubes se practican muchos deportes, incluso en los de remo. En otras partes del mundo no es así, son mucho más chicos. En Alemania, son dos o tres personas que tienen una llave, entran, sacan el bote, lo usan, se duchan, cierran y se van. Son los socios los que hacen todo, no hay botero, cada uno saca su bote, lo lava, lo guarda, también lo arregla. Nosotros tenemos una concepción del club casi victoriana, conservadora, por eso los clubes tienen tantos problemas. Se quiere sostener algo que es de otra realidad, de otro momento social y económico, porque el que más tarde se hizo fue el Teutonia, en el 32. Entonces la forma en que están organizados, cómo se manejan, también es de esa época”, explicó Federico, quien estudió en Alemania, obteniendo la licencia de la Federación Alemana de Remo.

Mientras que en Argentina, el socio paga la cuota para recibir un servicio, “el europeo paga una cuota solidaria”.

En cuanto a la fundación de los clubes, Federico puntualizó que “reiteraron la historia de todos los clubes, nacieron en los centros urbanos, especialmente en los lugares a donde llegaba el ferrocarril. Esto se dio en todo el mundo cuando se difundió el deporte inglés. Incluso se dice que una de las personas que trajo el ferrocarril a Tigre, lo hizo porque era un entusiasta del remo”.

Pero hay que recordar que los primeros practicantes se lanzaban en las aguas del Río de la Plata y el Riachuelo y “casi simultáneamente en Tigre, aunque en aquel entonces, el traslado era un problema”.

Si bien el Buenos Aires Rowing Club es el decano de los clubes, “éste no fue el primero, sino el Boating Society que estaba en el muelle de pasajeros del puerto de Buenos Aires y fue arrasado por una tormenta de Santa Rosa”.

“Después de la primera regata oficial, a la que asistió Sarmiento, se lanzó la idea de formar un club; de esta manera apareció el Rowing, que tuvo su primera sede sobre el Riachuelo. También La Marina estuvo en Avellaneda. El primer club que tuvo su sede en Tigre es el TBC, en el mismo lugar en que está hoy”.

 

Las perlitas del remo

“Aquí, las mujeres se largaron a remar sin tener que formar un club aparte, porque los sajones  -ingleses y norteamericanos – para que las mujeres remaran, hicieron clubes femeninos”. El avance fue paulatino: “Al principio, corrían en doble par con timonel, que tenía que ser un hombre; en la década del 30 ya remaban solas”. Un dato sobresaliente: “Las remeras del Club Regatas Almirante Brown – de Avellaneda – ganaron más regatas que los hombres”.

Un tema que en la actualidad es complicado, en las primeras décadas del siglo pasado se resolvía con facilidad: “El Canottieri fue el primer club que mandó una tripulación a competir en Henley. ¿Quién pagó? El presidente del club porque el señor estaba en la banca y en la Italo Argentina de Electricidad, es decir que el empresario estaba dentro del club”. Esos sí que eran presidentes!

 

Paleteando contra las adversidades

Después de haber reunido vastísima información, del pasado y del presente, Federico expresó que, lo que más lo sorprendió, es que “el remo avanzó aún frente a muchas adversidades. Mucha gente puso su esfuerzo para sacar adelante el deporte”.

Hasta la década del 50, “el Luján fue conocido como el Henley argentino. Los países sudamericanos, para saber a qué nivel estaban, venían a Tigre, tanto por la calidad de la pista como de los remeros nacionales”.

Hoy, “la pista nacional de remo no reúne las mínimas condiciones para competir ni entrenar, porque una pista de nivel internacional es de aguas quietas y aptas para nadar”.

Otras glorias pasadas: “Se exportaron muchas embarcaciones porque había grandes carpinteros; muchos entrenadores argentinos han ido a trabajar a otros países sudamericanos”.

Además de haber investigado en los libros, Federico Casper conoce el remo íntimamente, pues ha pasado por distintas actividades y cargos, además de ser actualmente dirigente deportivo, por esto concluyó: “Están todos los conocimientos para hacer una gran transformación que desarrollará mucho más al remo”.

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