Fuleras y buenas cantantes

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Desde la nostalgia y el humor. Un coral femenino que se dedica a la mixtura entre amor y humor. Hacen canciones tradicionales con un formato muy actual.

 

Cada vez que se habla de música y humor, inmediatamente se piensa en Les Luthiers y seguramente la gran cantidad de grupos que transitan este género musical, algo le deben al famoso quinteto. Aunque Daniela Pozzi, integrante de Las Fuleras, dijo que “después de pasar por diferentes coros, incluso una experiencia de murga uruguaya”, decidió con cuatro coreutas más hacer “una mixtura entre amor y humor y jugar en escena con la relación entre hombre y mujer”.

Nacido en San Fernando, Las Fuleras es un grupo vocal conformado por cinco mujeres que llevan la voz cantante y tres hombres que portan los instrumentos armónicos: guitarra, cajón peruano y contrabajo. “Nosotras tocamos accesorios, clave, maracas”, aunque esto no quiere decir que sean secundonas.

Como la elección de canciones de amor, dada la cantidad existente, no es fácil, para armar los espectáculos van proponiendo temas y luego seleccionan en función de un hilo argumental. Entre todos piensan la estructura coral: si habrá dúos, tríos, qué parte es solita; luego el guitarrista, Miguel Canevari, se junta con las cantantes y va haciendo los arreglos: “Reversionamos temas que son muy conocidos, hacemos tango, cumbia, bolero, todo con el sello Fuleras”. El repertorio abarca desde “Lágrimas negras”, un delicadísimo bolero compuesto en los años 30 por el cubano Miguel Matamoros, que menciona a la mujer como “una santa”, hasta “Rata de dos patas”, una canción de Paquita la Del Barrio, para quien el hombre es una “maldita cucaracha”. Entre santas y cucarachas, las cinco fuleras hacen olvidar todos los enconos y desencuentros entre hombres y mujeres, porque la cuota de humor del espectáculo está siempre presente para ligar todas las emociones.

En cuanto a los roles que juegan en escena, aunque al principio pensaron que cada una podía tener un “perfil” de mujer determinado, después eso se fue diluyendo; lo que quedó firme es que Ileana Peralta, coreuta y actriz, aportara al espectáculo “algo de teatralidad, un poco de texto, monólogos”.

La ironía que estas jóvenes ponen en escena se inicia con el nombre del grupo, “primeramente pensamos en ‘fulanas’, pero como ya hay un grupo que se llama así, una integrante dijo ‘fuleras’ y gustó. El nombre ayudó, además, a la estética del grupo: maquillaje cargado, colores brillantes”, comentó Daniela mostrando un vestidito bien 60.

Si bien cuando comenzaron a armar el repertorio, pensaron en un público de 40 o 50 años, “con el tiempo nos llevamos una sorpresa, porque a nuestros espectáculos van muchos jóvenes y en fiestas particulares hemos tenido niños que se quedaron anonadados al escucharnos”.

Las Fuleras anda por todos los varietés del gran Buenos Aires, con un espectáculo que “tiene algo muy fresco y gracioso. No suena como un coro clásico, tampoco como una murga, es una mixtura de cosas y eso le da una característica que lo hace atractivo”.

Buenas voces, humor, inteligencia, tres ingredientes destacables para recomendar un espectáculo que, además, habla de amor.

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