Mariposas y mandalas

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Niños del Jardín Fabulinus y el Colegio Antonio Berni expusieron sus trabajos en Casa de las Artes Tacuarí. A partir de la observación directa y con experiencias creativas, los niños conocen la naturaleza y van construyendo conocimiento. Dibujan, pintan y dicen su propia palabra.

 

En un mundo cambiante como el que nos toca vivir, la estimulación y desarrollo de la creatividad se torna imprescindible para afrontar la vida cotidiana. Y este es un reto básico de la escuela actual, desde los primeros años de escolaridad, ya que éstos son fundamentales para el posterior crecimiento integral del sujeto.

El lenguaje artístico es uno de los caminos de la creatividad. Si se lo relaciona con la observación de la naturaleza, surgirá una obra de reconceptualización que implica una mirada personal, diferente, nueva. He, ahí, la creatividad.

Ejemplos de este proceso se han podido ver en la muestra realizada, en Casa de Las Artes Tacuarí, por niños de 5 y 6 años del Jardín Fabulinus y el colegio Antonio Berni, de Pacheco. “Aprendimos que las mariposas comen flores, ponen huevos y de ahí sale la oruga y después hace un capullo y se convierte en mariposa”, dijo Juana Vallejos, una niña de 6 años que hizo unas hermosas mariposas “con todos los materiales que tenemos en el colegio”.

Tomás Casado trabajó con mostacillas, lentejuelas y liquid y explicó que “las mariposas tienen un polvito en las alas, si les sacás eso, no vuelan más”. Su mamá – Florencia – está contentísima con el colegio porque “hacen muchísimos trabajos” que pueden apreciar cuando llegan las cajas a mitad de año y al final del ciclo lectivo, aunque agregó: “En el jardín podemos verlos más porque uno entra y ahí están expuestos. En el primario… llegamos hasta la puerta”.

En la muestra no sólo hubo dibujos, sino también instalaciones y piezas de cerámica. Adriana Segabache, la profesora de cerámica, contó: “Les mostré imágenes de distintos insectos y ellos elegían cuál querían. Les presenté una pequeña baldosita a cada uno y un pedazo de arcilla estirada para que dibujen, después la recortamos y la pegamos sobre la baldosa; luego, pintaron”. Y como los niños se quedaron tan compenetrados con los insectos, Santiago Álvarez dijo muy bajito: “A la noche vi una araña gigante en mi casa, le tení miedo, pero un poquito”. Todos los besos del mundo para cuidar a Santi.

Una de las directoras del Jardín, Alejandra Dubovik, señaló que “ésta es una parte de la muestra anual que se llama Sobre Luces y Sombras”. Por su parte, Alejandra Cippitelli – directora pedagógica – especificó: “Este es un trabajo integral que atravesó todas las áreas, aunque fundamentalmente es de naturales. Estudiaron insectos de día y de noche, especialmente el ciclo vital de las mariposas y ahora harán un trabajo con gusanos de seda. Vieron documentales, libros; vino al colegio un grupo que se llama Lupa Verde que plantó especies nativas que atraen a las mariposas, así que armamos un sector en la huerta que se llama mariposario, así que, a fines de septiembre, tendríamos mariposas. Por otro lado, también está expuesto el proyecto de mandalas que se hace todos los años en sala de 5. Es un trabajo muy fuerte sobre la línea, que refuerza el trabajo sobre la letra, en espacios reducidos, en lugar de usar el típico cuadernillo donde se hacen palotes. Esto es para que vayan desarrollando el trazo con una propuesta más creativa. Este proyecto lo presentamos este año en un Congreso de la Organización Mundial de Educación Pre-Escolar y salió seleccionado como un proyecto novedoso”.

Los mandalas tienen un aspecto espiritual, pero en este caso son utilizados para trabajar las nociones espaciales: “Para hacer un mandala hay que partir del centro, repetir una secuencia de adentro hacia fuera. Esto lo trabajan primero de manera concreta, con el propio cuerpo formando mandalas que fueron fotografiados desde arriba; también hicieron plaquetitas de cerámica”.

Morena Saldaño, después de concentrarse mucho en su mandala, llegó a una conclusión: “Tenés que hacer las cosas con sentido, porque si no, no te sale bien”. La niña también hizo su mariposa con papel celofán y dijo: “Tiene un nombre pero no me lo acuerdo”. Entonces prefirió hablar de un paseo: “Fuimos a un museo y vimos un montón de mariposas, nos explicaron para qué eran los detalles de cada mariposa”. Su explicación de la experiencia con Lupa Verde, fue: “Vinieron unas chicas al colegio y con unas plantas quisieron atraer algunas mariposas”.

“Las mariposas no se embolsan” decía uno de los trabajos que realizaron con la profesora Patricia Temprano. La creatividad tampoco se embolsa porque no se compra, se desarrolla y, para eso, está el Jardín Fabulinus.

 

foto : Juana Vallejos junto a su mariposa

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