Tango por dos

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Rogelio Escalada es la voz y Santiago Pascual es el guitarrista. El subte fue la plataforma del dúo Escalada-Pascual. Hacen tango clásico y algo de Piazzolla, que ya “es un clásico”.

 

Haber estado en varias bandas de rock no es impedimento para entusiasmarse con la música ciudadana. Al menos esto es lo que le pasó al guitarrista Santiago Pascual cuando Rogelio Escalada lo convocó para formar un dúo de tango. “En el 2007 empezamos a armar el repertorio. Rogelio ya venía cantando, pero yo, que vengo del rock y del jazz, comencé a investigar y a tomar clases con Ricardo Salazar”, contó Santiago, acodado en su guitarra.

Efectivamente, Rogelio ya había hecho sus primeros pasos en La Casa del Tango e incluso había ganado el certamen realizado por la Municipalidad de San Fernando con motivo del bicentenario de la ciudad, “me anoté de caradura porque hacía muy poco que cantaba y salí primero”, dijo Rogelio.

Con el empujón del galardón y las ganas de mostrar el trabajo en conjunto, cuando ya tenían “cuatro tangos bien armados”, se fueron al subte para regalar a los apurados transeúntes un momento de solaz. “La gente se detenía, algunos hasta se ponían a bailar. Nos propusieron cantar en fiestas particulares y esto nos dio ánimo para ir a los bares”. Así empezaron por la capital y luego se vinieron a la zona norte, “cantamos en Vicente López, Martínez, Victoria. Este año seguimos en Maní con Chocolate donde nos va muy bien”, señaló Rogelio.

El repertorio del dúo Escalada-Pascual está conformado por temas clásicos de la década del 40, algunas canciones de Gardel y algo de Piazzolla, “fundamentalmente elegimos lo que nos gusta, que además son canciones que la gente quiere escuchar; incluso los temas de Piazzolla, ‘Balada para un loco’ y ‘Chiquilín de Bachín’, a esta altura también son clásicos”, comentó Rogelio que además confesó que hacer “Balada” es difícil porque combina canto y recitado y esto obliga casi a actuar: “Por suerte tengo a mi viejo que es actor y me asesora en la parte interpretativa”.

Por su parte, Santiago, acostumbrado a las improvisaciones del jazz, explicó: “En algunos momentos me vienen ganas de improvisar y lo hago. En general al que escucha música en vivo le gusta encontrar cosas propias del momento, es lo que hace rico estar ahí, si no, se pone un CD y listo. La improvisación enriquece”.

Con casi 4 años de estar juntos, el dúo ya tiene una impronta propia: “Cuando se empieza con un tema, uno trata de hacerlo de la manera más fiel al original y, cuando ya se ha ensayado mucho tiempo, aparecen las modificaciones personales. Es como una especie de meditación sobre ese tango”, señaló Rogelio.

Para este año piensan agregar un bandoneón y quizás incorporar “alguna fusión, por ejemplo con flamenco, aunque siempre respetando la base del tango clásico”, anticipó Rogelio. La propuesta es interesante, por lo tanto habrá que escucharlos.

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