Con este resultado Racing superó en la tabla de los promedios del descenso a Rosario Central -tienen la misma cantidad de puntos
pero los de Avellaneda un partido menos- y a Godoy Cruz, logrando
salir de la zona de promoción.
Racing terminó ganando el partido por lo que propuso e intentó en el segundo tiempo, no por lo que jugó, porque el encuentro mereció un cero grande como la cancha.
El primer tiempo que jugaron Racing y Tigre si se cuenta que ambos tuvieron chances para abrir el marcador, que los de Diego Cagna el palo les dijo que no, que Pablo Lugüercio y Guillermo Suárez estuvieron mano a mano frente a los arqueros, podría definirse como 45 minutos entretenidos.
Sin embargo, pese a que los dos pudieron abrir el marcador, el primer tiempo jugado en Avellaneda fue un verdadero dolor de ojos, porque casi nunca dieron dos pases seguidos bien y debido a limitaciones por cuestiones individuales y el temor a perder.
En el inicio del partido Jorge De Olivera, cuando los equipos se estaban acomodando en la cancha, le ahogó el grito de gol a Suárez, quien definió mal en el mano a mano.
El partido amenazaba en ese momento con ser de ida y vuelta, pero fue un espejismo, porque a partir de ahí se prestaron la pelota, tratando de no tenerla y no comprometerse nunca con el juego.
En Tigre, sólo Damián Leyes y Diego Castaño intentaban jugar, mientras que en Racing todo era sacrificio, ganas, pero poco fútbol.
Lugüercio y Rubén Ramírez tuvieron sus chances, pero producto de empujar, no de un fútbol elaborado como el que mostró el conjunto de Claudio Vivas el domingo pasado ante Banfield.
Así se fue el primer tiempo, aburrido, triste, marcando claramente porque estos dos equipos están en el fondo de la tabla de posiciones.
En el segundo tiempo nada cambió respecto al nivel del juego. Lo único que varió fueron las intenciones de Racing, que se paró más adelante, con Sebastián Grazzini buscando entrar más en contacto con la pelota y comenzado a inquietar, porque Lugüercio se movía y entraba en el circuito que quiere imponer Vivas.
De ese modo, sin sobrarle nada, Racing comenzó a arrinconar a Tigre y Lugüercio casi abre el marcador, pero salvó Daniel Islas, quien dejó un rebote largo y Grazzini de cabeza estrelló la pelota en el travesaño.
A la jugada siguiente, Grazzini con mucha categoría rematando
desde el borde del área superó el esfuerzo de Islas para establecer el 1 a 0.
Tigre se terminó de desordenar con la desventaja, pero con mucha vergüenza deportivo fue a buscar el empate, chocando con sus propias limitaciones, mientras que Racing optó por defenderse por una decisión de su técnico, quien sacó un enganche y puso un volante defensor como Damián Ledesma.
El gol no cambió la forma de jugar, porque el partido continuó siendo malo, pero eso a la gente de Racing poco le importó, porque después de mucho tiempo quedaron fuera de la promoción.
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