En tierras que hasta hace pocas décadas a nadie interesaban, ya que poco podía valer un espacio que se inundaba con facilidad y que estaba alejado de rutas y medios de transporte público, vivieron los querandíes, un pueblo valeroso que se enfrentó al invasor europeo cuando hundió por primera vez su bota en el barro bonaerense.
Allí, entre pastizales y árboles que día y noche se contarían historias de encuentros y desencuentros entre nativos y foráneos, vivían hasta hace unos años unas pocas familias que compartían con esporádicos visitantes “un terraplén grandísimo y la bajada al río que era de arena”, dijo Eduardo Duarte, un adolescente que se bañaba en el canal Villanueva con sus amigos hasta que llegaron “ellos”.
Ese paraje tigrense que limita con Escobar, conocido por los vecinos de Dique como Punta Canal y reivindicado por el Movimiento en Defensa de la Pacha como Punta Querandí, se ha convertido en un espacio de controversia porque los defensores de la propiedad privada no entienden el lenguaje de la emoción ni de la identidad cultural, no aceptan el derecho de los pueblos indígenas a reencontrarse simbólicamente con su pasado ni el derecho de todos los ciudadanos a defender el patrimonio público.
Las cerámicas están allí
Entre las muchas historias que habitan Punta Querandí, la última empezó a tejerse en el 2003, cuando una vecina del barrio San Miguel, recorriendo la zona, encontró restos de cerámicas y “logró que viniera un grupo de arqueólogos que le dijeron que éste era un sitio arqueológico, que lo iban a inscribir como tal y que del otro lado del canal, donde está San Marcos, había otro sitio arqueológico”, explicó Pablo Badano, un integrante del Movimiento en Defensa de la Pacha.
En pocos años, el espacio que actualmente se reclama – una estrecha franja de tierra que está entre el canal Villanueva y el terraplén del antiguo ferrocarril – quedó encerrado por barrios privados, que además de arrasar con toda la vegetación autóctona – para poner en su lugar un césped muy lisito y palmeras estilo Miami – aisló a las pocas familias que allí viven, por lo cual un vecino reclamó ante las autoridades “amparándose en el derecho de libre tránsito ya que él llegaba a su vivienda con su vehículo y no lo pudo hacer más”.
Los reclamos se sucedieron, de los vecinos, de los convocados en defensa del espacio comunitario; los expedientes atravesaron organismos y oficinas públicas. Pero la llave para iniciar una nueva página en esta historia está en la cláusula 9na. del boleto de compra-venta de esas tierras (vendidas por la ONABE, con algunas irregularidades, en abril de 2007 a una sociedad anónima) que dice que “el Municipio – en este caso Tigre – puede pedir una parte de las tierras vendidas para uso público”, especificó Pablo.
Hacia fines del 2010, el Concejo Deliberante de Tigre organizó una comisión especial con integrantes de todos los bloques para mediar en el conflicto. Finalmente, la comisión se expidió por unanimidad el 10 de mayo de este año, “resolvió tomar posesión municipal de las tierras y pedir informes sobre la valoración arqueológica y cultural del terreno al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y al Consejo Provincial de Asuntos Indígenas. Esto es muy importante, porque los fundamentos de la resolución se encuadran en los derechos indígenas y además dice que no hay conclusiones científicas definitivas, dejando de lado a los arqueólogos que trabajaron hasta ahora”, enfatizó Pablo.
El derecho de los pueblos indígenas
Valentín Palma Callamullo – representante de los pueblos originarios – está en Punta Querandí para “proteger el espacio público, para que no se sigan llevando los restos arqueológicos y también para dinamizar la presencia de las comunidades indígenas, porque Buenos Aires es el lugar con mayor número de descendientes indígenas de la actualidad”. Y allí, en ese pequeño lugar descampado, dio una clase de historia, dignidad y esclarecimiento cultural: “Algunos arqueólogos nos dicen que, por no ser descendientes de querandíes, no tenemos derecho a reclamar por este lugar, pero todos los habitantes de Buenos Aires tienen derecho a conocer la historia del lugar, aún los que no son descendientes de indígenas. También niegan el valor cultural de este sitio porque ya no hay nada para seguir estudiando, entonces a la academia no le interesa. Pero nosotros lo reivindicamos, porque, cuando llegaron los españoles, acá había gente que resistió valerosamente, por eso queremos que vengan los estudiantes, para que sepan que estas tierras no eran un desierto cuando llegó Mendoza. Debemos recordar que Buenos Aires tuvo dos fundaciones y que la primera fracasó debido a la lucha de los querandíes y guaraníes. Esto está totalmente borrado de los libros. En la segunda fundación vinieron con más hombres, por eso hicieron una matanza de querandíes y el río que se llama Matanza se tiñó de rojo con la sangre de este pueblo”.
Como hay muchos profesores y estudiosos que están interesados por conocer la historia ocultada, en marzo un numeroso grupo de docentes y directivos de escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires se reunieron en Punta Querandí para armar un proyecto educativo en torno de ese sitio arqueológico. El Museo Etnográfico y la carrera de antropología de la UBA respaldan los reclamos de los pueblos originarios sobre ese lugar. Por su parte, el Municipio de Tigre, en los fundamentos de la resolución de toma de posesión municipal preventiva de las tierras en conflicto, concluye que no se está ante un reclamo territorial, sino ante uno de “carácter cultural” y resalta que en las últimas décadas hubo grandes avances sobre los derechos de los pueblos indígenas a nivel internacional y local.
Respetar el derecho de los pueblos originarios a expresar su espiritualidad, a reivindicar sus luchas, sus formas de organización y de comunión con la naturaleza es tema de un examen que muchos aún no han aprobado.
Foto: De izquierda a derecha, Pablo Badano, Eduardo Duarte y Valentín Palma Callamullo.
Festejo Año Nuevo Indígena
El 24 de junio a partir de las 21 hs., el Movimiento en Defensa de la Pacha, junto a organizaciones indigenistas y vecinos, se reunirán en Punta Querandí. Invitan a pasar la noche al lado del fuego, esperando la llegada del sol, anuncio de un nuevo año.
Comentarios
Sin comentarios