Política agropecuaria
El pasado 5 de septiembre la Presidenta Cristina Fernández presentó el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA) que se elaboró con la participación de universidades, cámaras empresariales y organizaciones sociales y agropecuarias.El plan propone de aquí al 2020 un fuerte incremento de la producción agropecuaria con valor agregado en origen y garantizar la soberanía alimentaria así como aumentar las exportaciones. Se estima aumentar de 100 a 157 millones de toneladas de granos en diez años y la superficie sembrada pasaría de 33 a 42 millones de ha. Desde los sectores ecologistas se plantean cuestionamientos por las consecuencias negativas que tendría el afianzamiento del modelo agro exportador.
El PEA 2020 se elaboró en base a un panorama productivo alentador. Según fuentes del Ministerio de Economía, del 2002 al 2010, el PBI del país se incrementó un 362%, y el PBI Agropecuario en particular, aumentó un 321% en el mismo período. Respecto a las cuentas fiscales, el Sector Agroindustrial está aportando el 44% de la recaudación del país y concentra el 36% total del empleo registrado. Por otro lado, las exportaciones de productos primarios crecieron un 188% entre 2002 y 2010 alcanzando los 15.171 millones de dólares, mientras que las manufacturas de origen agropecuario aumentaron un 182% llegando a los 22.910 millones de dólares.
Para proyectar un crecimiento de la producción para el 2020, en el PEA se diseñó un escenario futuro tomando en cuenta distintos factores. Por un lado, se consideran las actuales condiciones macroeconómicas del país. Por otro lado, se prevé una creciente demanda de energía (biocombustibles) y de alimentos a nivel mundial. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) estima que para cubrir las necesidades alimentarias del mundo debería incrementarse la producción en un 60 por ciento, dentro de los próximos 40 años. Asimismo se prevé en los próximos años un fuerte incremento de la demanda de China.
Granos y carnes
En el PEA, uno de los cultivos que proyecta un gran aumento en su producción es el maíz. Esto se explicaría por la demanda de biocombustibles. Según el Plan Fénix, la exportación de maíz para biocombustibles podría crecer un 300%, pasando de 1300 a 5300 millones de dólares. Por otro lado, se estima un mayor consumo interno de maíz y un aumento de la producción de carne porcina (maíz es el principal alimento). Se calcula que se podría pasar de 22,6 millones a casi 46 millones toneladas de granos, un incremento del 106%. Esto significa un aumento del 56% de la superficie sembrada.
En cuanto a la soja, se observa una tendencia hacia la reducción de la dependencia de este commodity. Es decir, se prevé que seguirá creciendo pero será en menor medida que el maíz. Para 2020 se estima una producción de 70,9 millones de toneladas, un 34% más que las actuales 50 millones de toneladas. Pasaría de 18,3 millones de ha. a 22 millones de ha. en 2020. Por otro lado, la producción de trigo se incrementaría un 57% mientras que la superficie sembrada aumentaría un 74% pasando de 4,3 millones de hectáreas a 7,5.
En resumen, para el 2020 se proyecta una producción de granos de 157,5 millones de toneladas, de las cuales el 45% estaría destinada a la soja, un 29% al maíz, un 15% al trigo y un 3% al girasol y sorgo, entre otros. Este dato implicaría un incremento del 58% de la producción. Esta producción representaría ingresos por exportaciones cercanos a los 34.000 millones de dólares. La superficie sembrada de granos pasaría de 33 millones a 42 millones de ha., aumentando un 27%.
En cuanto a la producción de carne, existen fuertes controversias por las pérdidas del stock ganadero en los últimos años. El crecimiento de la soja ha generado una tensión con la ganadería por el avance de la frontera agrícola. Según el PEA, en diez años la cantidad de cabezas de ganado bovino alcanzaría a 54 millones, con una suba del 10%, lo cual significa pasar de 2,6 millones de tn. a 3,8 millones de tn., un incremento del 46%. La producción de lácteos crecería un 77 por ciento, hasta llegar a una producción de 18,3 millones de litros.
Además de la carne vacuna, en el PEA el sector porcino se presenta como estratégico. Actualmente se importan casi 80 millones de dólares, la mayoría provenientes de Brasil. La cantidad de cabezas actualmente es de 3 millones y según las previsiones del PEA, en el 2020, podrían alcanzarse 4,7 millones, es decir un incremento del 57%. En cuanto a cantidad de toneladas, implicaría pasar de 281 mil a 822 mil toneladas, es decir, un 193% de aumento. A su vez, se procura que una mayor producción de carne porcina y aviar contribuya a equilibrar el consumo de carne vacuna en la dieta de los argentinos, habilitando además una mayor cantidad de toneladas para la exportación de carne vacuna.
Las exportaciones totales del sector agroalimentario y agroindustrial pasarían de 39.358 millones de dólares a casi 100 mil millones de dólares, una suba del 153%. El mismo incremento registraría la venta de manufacturas de origen agropecuario, que llegarían a 64.200 millones. En tanto, las colocaciones de productos primarios crecerían un 80 por ciento, hasta 27.360 millones de dólares.
Por otro lado, se prevé un aumento del 35% de los trabajadores vinculados al sector agroalimentario y agroindustrial. “Esto generará empleo en territorios que posibiliten una nueva ruralidad: un interior rural con más ciudades intermedias integradas a la economía nacional, que revalorice el lugar de la juventud, la convoque y la integre a la producción y al crecimiento, con mejora en las condiciones de vida, trabajo en el lugar, educación, salud, alimentación, vivienda, e infraestructura”[1].
Cuestionamientos al PEA
Para algunos sectores ecologistas[2], el PEA implicaría consolidar en el país el modelo agro exportador que actualmente está basado en la agricultura industrial, los pooles de siembra, el uso de agrotóxicos, el aumento de los monocultivos y el desplazamiento de la población rural y de las comunidades aborígenes.
Los ecologistas plantean sus inquietudes sobre un plan que propone un fuerte aumento de la producción de granos en el que se utilizaría el mismo paquete tecnológico que incluye una fuerte impronta monocultivista, tanto con la soja como ahora con el maíz, el uso de semillas transgénicas, la degradación del recurso suelo y la pérdida de fertilidad, la dependencia tecnológica y la concentración en el uso y la tenencia de la tierra.
Otra de las dudas que quedan abiertas es de dónde saldrían las 10 millones de hectáreas que se estima incorporar para la producción de granos. Hasta el momento el avance de la frontera agropecuaria ha sido a costa de la deforestación descontralada, de la alteración de los ecosistemas y del desplazamiento de los pobladores. Esta situación podría agudizar aún más la tensión existente por el uso y la tenencia de la tierra.
[1] Isidoro Felcman, Director del PEA en “El sujeto agrario, según el PEA”, diario La Nación, 24/09/2011.
2 Red Nacional de Acción Ecologista en Argentina en www.ecoportal.net
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