Los caballos son animales nobles y fieles que acompañan al hombre desde hace siglos. Se los ha utilizado para el trabajo, el deporte, también para la guerra; en la actualidad, ayudan a la rehabilitación de personas con trastornos motores o con discapacidades sensoriales o mentales.
Sus movimientos tridimensionales son aprovechados para estimular músculos y articulaciones del paciente, ya que el caminar del equino es similar al movimiento humano al marchar; por eso, una persona que está en silla de ruedas, al hacer equinoterapia, estará utilizando los mismos músculos que emplearía si caminara. Asimismo, la comunicación caballo-jinete está basada en el afecto, como la comunicación madre-hijo, por lo cual estimula la autoestima y la confianza. Como esta terapia se efectúa en espacios abiertos rodeados de vegetación y en contacto con pares, se transforma en un entretenimiento y así el paciente pone toda su predisposición para el aprendizaje.
Nuevos Pasos
La asociación civil sin fines de lucro Nuevos Pasos está dedicada a la equinoterapia desde hace 7 años. Sus actividades las desarrollan en Boulogne Sur Mer y Puente Negro, Pacheco, predio que “pasó a ser propio hace dos años, cedido por la Municipalidad después de declarar nuestra actividad de interés municipal”, explicó Alina Fernández Baldo, presidente de la institución.
Como no es habitual estar en contacto con caballos, los pacientes pasan por un período de adaptación que “es muy variable. Hay chicos que tienen miedo y tardan un mes y a otros les encanta apenas lo ven. Pero generalmente tenemos una respuesta muy buena y, en poco tiempo, los chicos se encariñan y tienen una buena transferencia con el equino”.
Para ingresar a la institución es necesario tener certificado de discapacidad o el pedido expreso de un médico que solicite un tratamiento de equinoterapia. Además, exigen “un acto del cardiólogo, del pediatra o neurólogo, una historia clínica y otra documentación que deberán completar. Siempre que se presente esto, no importa la edad ni la patología”. Y Alina mencionó que tienen entre los pacientes un niño de 6 meses hasta una persona de 42 años.
Un equipo interdisciplinario es el que orienta las actividades. “El profesor de equitación nos dice qué ejercicio se puede hacer con cada caballo. Si el animal está en condiciones para trabajar porque puede ser que esté nervioso porque durmió mal por cólicos, por ejemplo. Y nosotros, los profesionales de la salud, evaluamos a los chicos”, manifestó Alina, que es psicomotricista.
Las actividades se realizan sábados y domingos. “Los chicos que tienen patologías severas o que son muy chiquitos de edad o que recién empiezan, vienen los sábados. Con ellos trabajamos el equilibrio, la postura, los distintos movimientos del caballo. Tenemos para estos casos, un caballo especial, de temperamento muy, muy tranquilo, de paso lento, que da tiempo a que el niño pueda trabajar su postura y no tenga que estar atento al movimiento del animal. Los domingos asisten quienes ya adquirieron las posturas, el manejo de las riendas y lo hacen como deporte. Están aprendiendo a saltar, a trotar. El caballo ya es distinto, nunca deja de ser manso, pero su ritmo es otro”.
Lo primero que trabajan es el vínculo paciente-equino, “el primer cambio que notamos es el social, los chicos buscan a su compañero de terapia para darle una zanahoria, ver si les relincha, si lo peinaron. Todos los beneficios que aporta el animal se trabajan al mismo tiempo, porque en el momento de montar se trabaja la postura y también el vínculo, el paciente siente que el caballo va donde él quiere y así se trabaja la autoestima”.
En relación a los tiempos del tratamiento, Alina aseveró que “no hay que poner un techo a la recuperación, siempre podemos dar un paso más. Tenemos pacientes que están desde el inicio de la institución, ya lograron un trote y un salto, mañana lograremos competir en una prueba de equitación. Siempre vamos a ir más allá. No les ponemos tiempo, siempre hay algo más que se puede hacer”.
Si bien la principal actividad de Nuevos Pasos es la terapia asistida con animales, tienen un “segundo objetivo que es lograr que los padres armen un grupo autogestivo y trabajar lo que a veces cuesta tanto que es la relación padre-hijo. Lo trabajamos a través de salidas. Fuimos a la cancha con los varones y los papás; a partidos de rugby en silla de ruedas entre todos; hemos ido a montar a otro hípico con otros caballos y armamos un pic nic. Desfilamos siempre en la fiesta de Pacheco. Participamos de las olimpíadas especiales que organizó Tigre en 2010. Recibimos visitas”.
En cuanto a las necesidades de la institución, su presidenta señaló que “siempre se necesita algún caballo más, porque a veces tiene dolores o quiere jubilarse o no está en un buen día. Como es costoso su mantenimiento, pueden colaborar con nosotros apadrinando algún animal”. Esto quiere decir, al menos, comprarle la comida. Se debe recordar que todos los profesionales de Nuevos Pasos trabajan ad honorem haciendo posible que familias de escasos recursos accedan a esta terapia que es “muy costosa, por eso necesitamos que la comunidad se sume, porque nadie está libre de sufrir una discapacidad y seguramente no le gustaría que le den vuelta la cara”.
“La iniciadora de todo esto fue Roxana Baldo, mi mamá”, dijo Alina.
Roxana trabajó 25 años en discapacidad; fue vice de la 502, maestra integradora, estuvo en el Hospital Roca, fue catequista en escuelas especiales. “Siempre trabajó con la misma vocación. La vi enferma y con la misma pasión que el primer día. No le importaba que lloviera o hiciera frío, ella decía ‘vamos igual’. Yo sigo luchando por ella y por los chicos”.
Todos los profesionales de Nuevos Pasos dedican el fin de semana a la institución, “lo hacemos porque apostamos a un cambio en la sociedad, a que la gente deje de mirarse a sí misma y mire alrededor. Trabajamos desinteresadamente en algo que amamos, que nos encanta”. Si Ud. quiere ser parte del cambio, colabore con la revista de la asociación o llame para ofrecer lo que pueda. 15-5707-7067.
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