Entrevista con el Padre Edel Torrielli
En esta última parte de la entrevista, el Padre Edel nos relata su experiencia como sacerdote en Tigre, realiza observaciones sobre el crecimiento de Tigre en los últimos años y nos habla de su dedicación a la pintura. Su obra, inspirada en el Delta y sus vivencias, busca generar motivación. Su última serie sobre el otoño en el Delta resume una historia de 40 años en la pintura. La Subsecretaría de Cultura municipal está a cargo de una muestra itinerante de algunas de sus obras que recorre distintos organismos públicos.
¿Cómo fue su llegada a Tigre al ponerse al frente de una parroquia? – “Yo llegué el 27 de marzo de 1976 a las 11 horas cuando se cumplían 25 años de la muerte de mi abuela. Uno dice casualidad, ¿no? Vine a Tigre, yo estaba de vacaciones en el Delta y el Obispo hacía los nombramientos, y yo me enteré por el diario La Nación que era cura de Tigre. Vine a la Parroquia vieja, que estaba en la calle Liniers, con el que ahora es el párroco que fue mi monaguillo de la primera misa, y empezamos a caminar la Parroquia. La Parroquia era inmensa, iba de Canal San Fernando a Benavídez. Desde la época colonial, no había otra parroquia más que la de la calle Liniers. Así que empezamos a hacer misas, a hacernos amigos de la gente, y había una situación política muy difícil. Habían matado a una maestra, al hermano de Frondizi y había toda una complicación política y gremial. Todo un caldo difícil de manejar. Lo primero que se me ocurrió fue trabajar en lo mío, yo no hago políticas sociales, hago política religiosa. Trabajar religiosamente, bautizar, casar, decir misa, atender a la gente, ir a ver a los muertos… Encontré gente muy comprometida que nos ayudó mucho, era una parroquia muy aceptada, había gente de sentido común. La gente que no era afín a esa línea, la otra gente, prácticamente se fue yendo”.
¿Cómo eran las recorridas que hacían en los barrios? – “Íbamos con un corito de chicos, les compraba unas camisetas coloradas a cada uno y cantábamos villancicos. Una vez fuimos a cantarle villancicos al Intendente en las escalinatas de la Municipalidad. Lo agarramos de sorpresa y mandó al Secretario de Gobierno a que comprara golosinas para los chicos. Poníamos mucho amor, escuchando a la gente, y prestándole servicios, no hay otra”.
¿Cómo es su vida hoy como sacerdote? – “Es una vida tranquila. La religión es la dimensión total del hombre, y el hombre religioso debe tener ciertas normas y actitudes. Hay que ser muy reservado, porque la gente me cuenta sus dolores del alma. Ser sacerdote es un punto de partida, enseña las cosas que conducen a Dios y hay que dar el ejemplo y ser responsable con la gente porque la gente confía en mí. Hoy estoy bautizando a los hijos de quienes bauticé hace 30 años…”.
Una mirada sobre Tigre
¿Cómo ve el crecimiento de Tigre en estos últimos 30 años? – “Todo es bueno en la medida que ayude a la gente a crecer, porque poner pesadas cargas, dice el evangelio, sobre la gente no conduce a nada. Te lo voy a decir como lo decía el General (Juan D. Perón): “la felicidad de la gente hace la grandeza de la nación”, y todavía no lo veo reflejado en Tigre. Se ponen las florcitas, pero todavía estamos lejos de ese ideal de vida: felicidad de la gente y grandeza de la nación”.
¿Qué cree que falta para llegar a esa felicidad? – “De todo, porque hay que pensar en una macro ciudad. No puede ser que nosotros no tengamos un proyecto de ciudad, porque esto es para que todos vivan. Hay que tener diseños, pensadores y unos que con la paleta pongan el cemento y construyan. Hay que pensar y proyectar una tierra de pasado, presente y futuro. Si bien es una tierra de provisión, hay que pensarlo con grandeza, no pensarlo a través del bolsillo. Si vos vas a un cargo por el bolsillo, sos muy pobre, y tampoco tenés que pensar que te van a hacer un monumento. Pero tenés que pensar, copiar y desarrollar la idea que otros países ya tienen en marcha. Por ejemplo, yo ví en Alemania, en el Museo de los Inventos del Hombre, nenitas chiquitas y unos hombres de saco y bigotes esperando para entrar a la cátedra, donde todo funciona”.
¿Qué opina de la cultura en nuestro distrito? – “La base es la educación y Tigre no tiene escuela de música. Tigre no tiene escuela de bellas artes. Tigre es pobre en cultura. Tigre es pobrísimo cuando hay muchos elementos que habría que promocionarlos, aglutinarlos. Me dan noticias que después no se cumplen. Por ejemplo, la Municipalidad va a tener una imprenta propia donde todos los que escriben van a poder publicar. Se anunció el año pasado y todavía no lo vi. A mí no me podes dar anuncios que no se cumplen, o haces, o haces y me lo tenes que demostrar. Vamos a ver… el tiempo va decantando las cosas. Se puede mentir algunas cosas, pero no todo. Podes mentir un 10 %, pero el 90 es transpiración, laburo y compromiso. La política tiene que aliarse con equipos de gente que trabajen, que planifiquen, que diseñen…”.
¿Qué opina del desarrollo urbanístico de Tigre? – “Me parece bárbaro, pero lamentablemente no hay una planificación. Esto es un contubernio, no es un desarrollo armónico. Vos estás pagando en Carupá el mismo impuesto que pago yo en la calle Cazón, y eso no es posible. Hay una intención aviesa de querer echarte”.
Su amor por la pintura
¿Cómo nació su inclinación por la pintura? – “Desde que me acuerdo yo pintaba. El primer concurso de pintura lo gané cuando estaba en la escuela primaria, en 1949, en la Escuela N° 18 del Arroyo Felicaria”.
¿Qué significa pintar para Ud? – “Una emoción por atrapar los instantes. El arte es otra faceta, se estudia, se proyecta, se vive y se trasmite. Hay que tener el fundamento y el fundamento está en los grandes maestros que enseñan el camino, y como todo arte, tiene un camino y tiene unos principios”.
¿El Delta ha sido una fuente de inspiración? – “El Delta es la cuna de mis padres y abuelos y trasmito ese amor por el Delta buscando siempre una razón nueva porque no es cuestión de repetirse. Trabajo por series, series de flores, de paisajes, por colores, también se aprende mucho visitando galerías y vinculándose a ese medio. A través de la pintura, el calor de la gente me ayuda a renovarme permanentemente, a conocer nuevo público. Que alguien se enamore de un sauce tuyo es emocionante”.
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