Frutos que proveen más proteína que la carne. En Junín, provincia de Buenos Aries, Marcos Guglielmetti investiga y planta especies típicas de la ecorregión del Plata y comestibles en general. Marcos da charlas sobre el cultivo desde semilla, formas de reconocimiento, usos alimenticios y medicinales. Para comunicarse con él www.huertasurbanas.com
Cuando se toma la decisión de modificar la dieta, cada persona inicia un camino de transformación. Pensar qué se come, qué daño les hacemos a otros seres, cuán dirigidos son nuestros gustos, etc., nos enfrenta con la industria de la alimentación y el deseo de desentendernos de ella. Así le pasó a Marcos Guglielmetti que, dejando de comer carne, empezó a investigar qué podía cultivar para autosustentarse.
“Comencé con la inquietud de cultivar mis propios alimentos y también de transmitir ese conocimiento. Entonces me contacté con foros de cultivo de todo el mundo. Primero usé Infojardín, pero no tuve buenas experiencias. Después conocí el Tropical Free Forum, una comunidad muy diversa de australianos, asiáticos, brasileños, estadounidenses. Ahí fui conociendo – con sorpresa – que a los extranjeros les interesan mucho las frutas del sur de Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay. Me llamó la atención que, lo que nosotros no conocemos, para ellos es un tesoro”.
Marcos empezó a plantar pitanga, ubajay, guayabas, guabiyú, jobiticaba, arazá. Todas tienen gran valor nutricional y también medicinal, además de dar frutos exquisitos.
“Nunca frené mi ímpetu de conseguir nuevas especies y transmitir lo que voy aprendiendo”. Y, efectivamente, sube toda la información a huertasurbanas.com
Garantizar la comida
Actualmente la comida es carísima y algunos productos de la canasta básica familiar son casi prohibitivos. Los precios son manejados por los monopolios de la alimentación, entonces una manera de torcerles el brazo es cultivar los propios alimentos. “Pienso que deberíamos tener garantizada la comida”, remarcó Marcos, “y trabajar por otros motivos. No hay escasez de comida, sino que hay gente que no tiene recursos para comprarla y esa gente tendría que tener la oportunidad de cultivar sus propios alimentos. Por esto comencé a investigar qué produce nuestra tierra, nuestra ecorregión de la cuenca del Plata y ver cuáles son las reales posibilidades de vivir comiendo esta producción. Por ejemplo, la ora pro nobis brinda unas hojas que tienen 25% de proteínas, lo mismo que la carne”.
También llamada carne de pobre, por su alto valor nutritivo, la ora pro nobis es una enredadera apoyante de crecimiento rápido, nativa del continente americano. Crece muy bien a la sombra de un árbol. Se propaga por esqueje, así que se puede plantar alrededor de los árboles de alineación, sobre todo en lugares donde pasan pocos autos, o sea donde hay poca contaminación ambiental. Se comen sus hojas, flor y fruto. Es buena fuente de vitamina C y A.
Marcos no se dedica sólo a las plantas nativas, sino “al cultivo de cualquier especie comestible o medicinal de donde sea. Hago foco en lo nativo porque tiene la mayor posibilidad de sobrevivir y porque le hace un favor al ecosistema”.
Por esto también recomienda el chachafruto (propio de Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia) que “es un poroto gigantesco que brinda 22% de proteína”. Con el poroto cocido se hacen panes, galletas, empanadas; sustituye a la papa.
“Lo que cultivo son vegetales perennes, árboles, arbustos o enredaderas, porque yo tengo la idea de producir alimentos invirtiendo poca energía. Un árbol durante décadas va a producir frutos sin hacerle prácticamente nada, en cambio, con las hortalizas, hay que estar siempre trabajando”.
Desde luego, no dejó de mencionar el problema que tienen todos los frutales, nativos o exóticos: la mosca de la fruta. “Pica el fruto, pone huevos, las larvas crecen adentro comiendo la pulpa, el fruto se pudre y cae. El gusano sigue creciendo y entra en la tierra y después de pasar por distintos estados, se convierte en mosca. Aquí está la mosca nativa y otra africana, que no tendría por qué estar”.
Hay varias formas para combatirla: aceite de nin y jabón potásico; trampas con vinagre de manzana; gallinas que se comen los gusanos. “Lo ideal es hacer todo a la vez”, recomendó el entrevistado.
En el jardín, un bosque
Hablar de árboles quizás lleva a pensar que hace falta mucho espacio, pero no es así. Marcos tiene un jardín mediano y allí plantó, entre árboles y arbustos, unas 30 especies. “En el monte nativo crecen todos juntos, así que no hay problema para que crezcan en un jardín de ciudad. Mi propuesta es un bosque de alimentos donde hay arbustos rastreros, enredaderas, palmeras, árboles y arbustos de mediano y alto porte. Es decir una cantidad de especies vegetales que van cubriendo los distintos estratos, incluso también raíces comestibles. Este tipo de monte es el que más puede producir y también el que más limpia el aire, o sea que tiene todos los beneficios posibles”.
Obviamente, si se piensa en una plantación comercial, ésta deberá tener determinadas características para poder cosechar los frutos eficientemente. Pero Marcos aclaró: “No es lo mismo un monocultivo en base a árboles injertados, donde se está plantando siempre la misma genética, por lo tanto son proclives a tener la misma enfermedad, que un monocultivo de árboles cultivados de semilla, porque cada vez que se siembra se produce una variación”.
Los funcionarios públicos podrían poner estas especies, de alto valor nutritivo, a disposición de los ciudadanos: se puede empezar por plantar enredaderas alrededor de árboles de vereda o en alambrados o cercos. Las huertas urbanas crecen en todo el mundo, ¿por qué nos vamos a quedar rezagados?
Por otro lado, todas las especies de la ecorregión del Plata se pueden sembrar en el delta, ya que, en general, crecen a la vera de los ríos.
Creemos que la propuesta de Marcos Guglielmetti es sencilla, empecemos a plantar árboles hoy, para tener futuro.
Por Mónica Carinchi
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