
La fabricación de vidrio tiene larga data. Comenzó en el tercer milenio antes de Cristo en Babilonia, se expandió por Egipto, Grecia y todo el Mediterráneo. Roma se destacó en la fabricación de vidrio soplado; por aquel entonces, los objetos de vidrio eran tan apreciados como las piedras preciosas.
Los estudios arqueológicos demuestran que el reciclado de vidrio fue una práctica habitual, que comenzó con su misma fabricación. Actualmente, el reciclado es absolutamente necesario para la economía del proceso, tanto en el ahorro de materia prima como de energía.
Vidrio: no biodegradable
El vidrio es producido a partir de la fusión, a altas temperaturas, de arenas, cal, carbonato de sodio y vidrio roto proveniente del reciclado.
Es un material prácticamente inerte al agua o cualquier sustancia química, siendo ésta su característica más sobresaliente. Es decir que, por su naturaleza inorgánica, no es biodegradable. Por este motivo, numerosas piezas de vidrio, provenientes de la antigüedad, han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación.
La durabilidad del vidrio, entonces, obliga a su reutilización o reciclado, que implica un ahorro de 25 a 32% de la energía utilizada para producir vidrio nuevo.
El vidrio se puede reciclar una y mil veces sin perder ninguna de sus propiedades ni ocasionar subproductos inutilizables ni tóxicos. Junto con el aluminio, son los únicos materiales que pueden ser reciclados sin restricciones en la fabricación de nuevos envases para bebidas y comidas.
Reciclar no sólo disminuye la cantidad de “basura”, también economiza energía, preserva los recursos naturales, minimiza la contaminación de aguas y aire y genera empleos.
Las botellas no se tiran
Muchas son las ciudades preocupadas por la generación de residuos sólidos urbanos. Una de ellas es La Cumbre, en Córdoba, donde Marietta Pamp y Vanina Vigano se unieron para crear la cooperativa Maux Nuevo Vidrio.
“La comunidad de La Cumbre está siempre viendo qué puede hacer para mejorar el tema de la basura, por eso apoyó nuestro proyecto y nos traen las botellas a nuestra casa para evitar tirarlas al basural”, contó Marietta.
Maux es una cooperativa que utiliza envases de vidrio para crear nuevos productos. “De una botella se puede hacer un vaso o un cenicero; la parte que se corta, se derrite y hacemos más productos, azulejos o ladrillos para construcción”, explicó Vanina.
El proyecto contempla enseñar el oficio a jóvenes para que puedan pagarse sus estudios, pero esa etapa llegará cuando “podamos comprar las máquinas”. Además, como en La Cumbre se eliminó la entrega de bolsas de plástico en los comercios, estas emprendedoras también hacen bolsas para las compras con “bolsitas de zanahorias, cebollas, de alimento para mascotas”.
Tanto Marietta – brasilera- como Vanina – porteña – llegaron a La Cumbre en busca de una mejora en la calidad de vida. “Queremos para nuestros hijos una vida más tranquila, que tengan conciencia ambiental y puedan disfrutar de la naturaleza”, expresó Vanina y Marietta: “Mis hijas hoy aprecian un atardecer”.
Vida saludable y trabajo creativo y un único objetivo: cuidar el medio ambiente.
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