Segunda novela de Hugo Primavera, describe el paisaje isleño y muchas de las costumbres de sus habitantes; además rescata mitos que circulan por la zona. Una trama detectivesca y datos surgidos de minuciosas investigaciones sobre genética se encuentran en esta segunda novela del escritor tigrense.
Algunas geografías son propicias para alimentar la fantasía literaria. Los bajos del temor entran en esta categoría y hacia allí dirigió su mirada Hugo Primavera, un tigrense que tiene la sana costumbre de enfrascarse en la escritura, en la que entremezcla datos surgidos de minuciosas investigaciones.
En su segunda novela, Misterio en los Bajos del Temor, aúna acción, suspenso, misterio, datos científicos y descripciones costumbristas ya que su intención es “entretener al lector y que aprenda algo sobre el Delta”.
Una historia entre brumas
La leyenda de Marica Rivero, la pirata del Delta, atrajo especialmente a Hugo. Su cadáver, después de ser estacada por Agapito Zapata, en un banco de arena de la zona de los bajos, nunca fue encontrado y tampoco se halló el cadáver de Agapito, que pasó 5 años después por la misma zona, en un barco que fue asaltado por bandidos que nunca fueron descubiertos. ¿Lo mató la Marica que logró sobrevivir a la creciente?
“Los vecinos dicen que, en las noches de bruma, aparece el fantasma de la Marica. Por esto la gente dejó de pasar por ahí. Por esta razón le pusieron los bajos del temor. Esto me dio tema para fantasear”.
Al igual que en su primera novela, el protagonista de Misterio en los Bajos del Temor, es un joven citadino que, por conflictos amorosos, decide cambiar su vida. Confiado en que, en la isla, encontrará tranquilidad y armonía, se interna en la 2° sección del Delta. Allí descubrirá vecinos bastante raros.
Entre ellos hay un nutriero que, dada su actividad, está al margen de la ley, sin embargo “es una persona noble que decide ayudar a Javier porque se dio cuenta de que es un muchacho un poco tonto”.
Javier Solís, el protagonista, es un anti-héroe: un poco tonto, más cobarde que valiente, pero curioso. Justamente esta curiosidad lo lleva a indagar sobre la existencia de una extraña bruma.
Las malas lenguas dicen que por la gran extensión de las islas circulan traficantes de drogas y que, en otros tiempos, también anduvieron nazis empeñados en investigaciones genéticas para lograr la vida eterna. “Todo esto me interesó, así que en mi novela aparece un viejo genetista”.
Un personaje llamativo es doña Clotilde, construida sobre el recuerdo de “una tía que fue una médium muy famosa de San Fernando. Uno entraba a su casa y había velas, cosas raras, el ajuar de Santa Teresa porque quería que se lo pusieran al morirse”.
Además de estas líneas narrativas, una descripción detallada del paisaje isleño y muchas de sus costumbres, hacen que ésta sea una novela atractiva tanto para jóvenes como para adultos.
Por Mónica Carinchi
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