MAT – Museo de Arte Tigre

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Abrió sus puertas

El sábado 28 de octubre fue la fecha establecida para que el histórico edificio ubicado frente al Río Luján reabriera sus puertas para transformarse en el Museo de Arte Tigre. El domingo 29 fue visitado por más de 1500 personas. La entrada es libre y gratuita para todos los vecinos del Distrito de Tigre presentando su DNI. El intendente Cdor. Ricardo Ubieto tuvo dos apariciones en el MAT, en privado, con las autoridades municipales, provinciales y la prensa. La inversión realizada por la Municipalidad de Tigre supera los 15 millones de pesos a lo largo de varios años.

Aquel imponente Tigre Club que brilló a principios del siglo pasado cuando junto al ya desaparecido Tigre Hotel recibían a las personalidades más importantes de la época, reabrió sus puertas luego de muchos años para convertirse en el Museo de Arte Tigre (MAT). La fecha establecida fue el sábado 28 de octubre, dejando atrás los diez años de trabajos de remodelación de este bello edificio que durante mucho tiempo venía sufriendo un severo desgaste.

La apertura del MAT hoy es una realidad y de esta manera el municipio, pero fundamentalmente el Cdor. Ricardo Ubieto, dio por concretado una de las obras más deseadas durante su gestión de casi veinte años. La inversión realizada por la Municipalidad de Tigre supera los 15 millones de pesos a lo largo de varios años.

El sábado 28 fue la inauguración oficial del MAT y presenciaron el acto más de tres mil vecinos; momentos antes se tomó conocimiento de que el Cdor. Ubieto no podría concurrir por una descompensación en su estado de salud. Pero días previos, miércoles 25 y viernes 27, se llevaron adelante presentaciones privadas donde tuvieron acceso solo funcionarios municipales, concejales, artistas, autoridades provinciales y la prensa nacional y local. En esas dos fechas fue cuando reapareció el Cdor. Ricardo Ubieto, quien se encuentra de licencia debido al tratamiento que lleva adelante para superar su enfermedad.

El viernes 27, invitada la prensa al MAT, se reencontró nuevamente con Ricardo Ubieto en un acto donde reinó la emoción y la tristeza. Ubieto, muy cerca de ellos, ofreció un claro discurso donde detallaba cada obra realizada durante casi 20 años de gestión antes de explicar los motivos de la construcción del imponente museo. Entre las obras realizadas por la Municipalidad, el intendente destacó las plazas, las escuelas, los centros de salud, los polideportivos con piletas climatizadas, las urbanizaciones de calles, más de 30 mil columnas de alumbrado y la construcción de comisarías y fiscalías.

Seguidamente, Ubieto comentó que “trabajar en la cultura era una obligación con el pueblo de Tigre. Hubiera sido un crimen no conservar este edificio. Muchos me preguntaban para cuándo el museo, y siempre había cosas más urgentes… como centros de salud, los polideportivos o escuelas. Y hoy con profunda satisfacción, presentamos y habilitamos este centro”.

Informó que en el MAT, los vecinos de Tigre podrán ingresar gratis y aquellos que no viven en el municipio, deberán pagar la entrada, “no nos olvidemos que fuimos los vecinos de Tigre los que nos sacrificamos y ahorramos peso sobre peso para realizar esto”, recordó Ubieto. Dijo luego que “debemos nivelar para arriba. Yo como ciudadano argentino, quiero un Mueso de Arte y no quiero San Vicente. Todos podemos poner nuestro granito de arena para construir la Argentina que todos esperamos: un país pujante, con fuerza, que cambia sus formas, que cambia su modo económico, que necesita que todos colaboremos. Es muy importante que nuestras escuelas aprendan arte y conozcan a los artistas que hicieron la verdadera historia de nuestro país. Y aquí tenemos representada parte de esa historia”, aseguró Ubieto muy emocionado y con lágrimas en los ojos.

Un párrafo aparte a la hora de los agradecimientos: “a la gente de la Municipalidad, ya que ellos ejecutan y yo simplemente dirijo”. También destacó al personal de la Secretaría de Obras Públicas y Servicios Municipales, a las encargadas del Museo y a quienes lo asesoraron para comprar las obras. Por último, dedicó un párrafo especial al periodismo: “al de los grandes diarios y al periodismo local. Siempre nos preguntaron y nos alentaron para saber cuándo se inauguraba”.

Para concluir, Ubieto cerró su discurso con una frase repetida durante todos estos años, “quiero hacer de Tigre la ciudad más importante de la Provincia de Buenos Aires, y necesito que entre todos me ayuden porque lo vamos a hacer”. En ese instante, se quebró su voz, aparecieron lágrimas en sus ojos y una emoción generalizada e invasión de aplausos en toda la sala.

A partir del domingo 29 de octubre, el MAT quedó habilitado para ser visitado de miércoles a viernes de 9 a 19 hs. y sábados, domingos y feriados de 12 a 19 hs. Los vecinos del Partido de Tigre ingresan en forma gratuita con la presentación de su DNI, donde conste su domicilio dentro del partido, y es de $ 5 la entrada para aquellos visitantes que no pertenezcan a Tigre.

La propuesta es mostrar al visitante obras pertenecientes a la historia de nuestro país, en una estructura temática que abarcan la figura humana, paisajes y naturalezas muertas. A su vez se destacan obras que hacen referencia a la vida en el puerto, símbolo de trabajo y transformaciones y obras propias de Tigre.

Museo de Arte Tigre

El Museo de Arte Tigre posee una colección de arte argentino figurativo correspondiente al siglo XIX y parte del siglo XX. La propuesta es mostrar al visitante 155 obras pertenecientes a la historia de nuestro país, patrimonio de la Municipalidad del Partido de Tigre, en una estructura temática que abarca desde aquellos primeros artistas extranjeros que pasaron brevemente por el país o se instalaron en él inaugurando su tradición pictórica, hasta el paisaje, la figura humana o la naturaleza muerta como grandes tópicos de la historia visual. El puerto, símbolo de trabajo y transformaciones sociales, es también destacado y Tigre, por su parte, tiene un capítulo dedicado exclusivamente a su valor como referente estético. Así, las siete salas que integran el recorrido del edificio generan una estructura que revisa la historia visual de nuestro país en un marco que sintetiza una nueva propuesta museológica con la recuperación de un edificio clave del Partido de Tigre.

Sala histórica

Los pintores contrastan con sus obras lo nuevo y lo que comienza a ser viejo, parte del pasado. Aquellas primeras pinturas de los llamados precursores conviven con la iconografía de los artistas que pasarán a la historia como generación del ´80 y marcarán el inicio institucional de la historia plástica de nuestro país.

Sala puerto

Esta sala nace del barrio porteño de La Boca. Barrio-puerto de La Boca, La Boca del Riachuelo, lugar de llegadas y partidas, de trabajo a destajo y cansancio en los hombros, de miradas perdidas en el sueño de l’Italia, de las rías lejos del otro lado del mar.

Puerto dador de trabajo, esperanza y tantas obras de arte, tantas pinturas que sus mismos pintores-trabajadores han sabido concebir en el devenir de los días, con lluvia o sol, al abrigo del taller a la orilla del Riachuelo buscando con la mirada, siguiendo la huella del color en el pincel para dar forma a esos barcos anclados.

Sala Tigre

Sala dedicada exclusivamente al Partido de Tigre con el objeto de mostrar la naturaleza en las obras, precisamente en el mismo lugar geográfico donde se instaura el MAT.

Sala naturaleza muerta

La historia de la naturaleza muerta se remonta como género independiente a la Holanda renacentista. Las formas, los colores y las luces tan características del género trascendieron el tiempo y se instalaron como estudio obligado en la enseñanza artística.

Sala figura humana

Expresión de lo clásico en el aprendizaje artístico, el estudio pormenorizado de la figura humana y el detalle del retrato nos remiten a los estudios de medicina y recuerdan a maestros como Leonardo o  Miguel Ángel. Nuestros artistas le otorgan su lugar en una sala dedicada al tema.

Sala paisaje

El paisaje desde la mirada de los artistas. Caminos, sierras, ríos, árboles, animales. Cada obra es un fragmento de naturaleza del país, y en algunos casos, de lo traído en la paleta desde otras geografías donde los pintores hacían parte de su escuela.

Sala arquitectura

El paisaje arquitectónico es un tema con peso propio. De la mano de una mujer como Léonie Matthis con sus terrazas de San Telmo o Pío Collivadino y las inconfundibles calles de La Boca, los paisajes revelan un costado más humano y muestran la diversidad de la cultura nacional.

Aspectos históricos del edificio

La sociedad anónima Tigre Club se formó probablemente en 1909, dado que su estatuto se aprobó el 26 de enero de 1910. Los fines de dicha sociedad eran la instalación de un Centro Social, el fomento de juegos y deportes como el golf, Lawn Tennis y regatas. El sería habilitado en 1927.

Sus principales financistas fueron Ernesto Tornquist, financiero argentino que en 1874 fundó la institución bancaria que lleva su nombre, así como también creó y dirigió importantes empresas comerciales, Luis García y Emilio Mitre, hijo de Bartolomé, ingeniero y periodista argentino que llegó a ser legislador.

Tras la designación de Félix Armesto como presidente de la Comisión, se decidió construir la sede. El lugar elegido fue el predio ubicado en Paseo Victorica junto al entonces edificio del Tigre Hotel, cuya demolición, ordenada por su nuevo propietario el Banco Hipotecario, culminó en el año 1941 luego de un intento fallido de remate judicial. El proyecto fue encargado a la firma francesa Dubois y Pater, integrada por Pablo Eugene Pater y Luis Dubois. Los cimientos del club se colocaron en los primeros meses de 1910.

El edificio de dos plantas abunda en columnas dóricas simples, semi columnas, pilastras, arquerías, y motivos ornamentales de palmetas, guirnaldas de flores, hojas de laurel (emblema de la gloria) y de encina (emblema de la fuerza). En la planta baja, el portón de hierro y vidrio da acceso al interior. A sus lados presenta ventanales ojivales con marcos de carpintería y vidrios sobre montantes de madera en cruz.

En el piso superior, grandes ventanales con vidrios repartidos comunican el interior con una terraza de baldosines hexagonales, contenida por un muro de balaustres de mampostería. Las esquinas del edificio se completan por dos torres salientes desde el primer piso, semiredondas, que rematan en una cúpula semibulbosa con un coronamiento de hierro y una aguja final, que se repite en el mirador hexagonal. Lapasserelle se construyó posteriormente, entre los años 1912 y 1913 siguiendo las mismas líneas centrales.

El interior

El palier o hall de entrada cuenta con dos grandes atracciones: la escalera de mármol de Carrara con pasamanos de bronce a través de la cual puede accederse al piso superior, y la escultura de bronce burilado de la fundición francesa Fonderies Du Val, de gran prestigio en el siglo XIX. Dicha fundición tenía en Buenos Aires la representación en la Herrería Artística Motteau, utilizada tanto por arquitectos como decoradores.

En el gran salón abovedado, actual Sala Puerto, se ubica una araña de bronce con caireles de cristal de roca, importada especialmente de Francia. Según la tradición oral, una semejante a ésta se encontraba en aquellos años en el Museo del Louvre. Tal vez un admirador deslumbrado la comparó con una que contempló en el antiguo museo.

Circundando la alta bóveda, resalta una pintura sobre seda natural ejecutada por Julio Vila-Prades, pintor español discípulo de Joaquín Sorolla que se trasladó a América. En ella puede observarse un conjunto de musas interpretando melodías en diferentes instrumentos en un fondo cubierto de nubes y flores. Muchos interpretan esta obra como una alegoría a la música, aseverando que es en realidad una sola musa en distintas posiciones. También se ha asociado a la mujer retratada con Santa Cecilia, patrona de la música según la religión cristiana. El domo fue restaurado durante la recuperación actual del edificio por el arquitecto especialista Marcelo Magadan, con la técnica del marouflage.

Es importante destacar que las columnas del Tigre Club estaban pintadas con marmolina, que ya no se consigue, así que se ha tratado de encontrar los tonos más parecidos para reponer artesanalmente los faltantes de las veinte columnas de los salones. Los pisos, originalmente de roble de Eslavonia, fueron repuestos con la madera de barriles de una bodega mendocina, acondicionándolos para dicha reposición.

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