Siempre atenta a la imagen testimonial

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Detrás de la cámara, Silvia Sergi. Antes de mudarse definitivamente al Delta, se hacía escapaditas para remar y así recargar pilas. Registra las imágenes de la vida típica de las islas y también de los recién llegados. La primera muestra de sus trabajos la realiza siempre en el Museo Sarmiento.

 

El invento de Daguerre puede ser utilizado para una diversidad de funciones, pero, en cualquiera de ellas, sirve como testimonio de las peculiaridades históricas que quedan plasmadas en la placa fotográfica. Desde esta dimensión trabaja Silvia Sergi: “Mi trabajo se centra en lo testimonial que es como empezó la fotografía. Ese es el valor que tiene mi obra”.

Silvia fue reportera gráfica, luego se dedicó a la publicidad y hace 9 años trasladó su estudio y su familia a la isla, lugar que, desde chica, le pareció “el más lindo del mundo”.

 

Teñidos de río

Desde hace algún tiempo es posible observar fotos del Delta que tienen el objetivo de vender turísticamente los paisajes isleños. Sin embargo, quienes han visto el año pasado en el MAT la muestra fotográfica Teñidos de río, encontraron un registro en blanco y negro con una fuerte impronta testimonial. “El acento está puesto en lo humano, en las costumbres típicas, como una misa en un barco u otras cosas tan singulares que no suceden en otro lugar, sino sólo en éste que tiene las calles de agua”.

El enfoque social que registra su obra tiene para Silvia una explicación: “Yo fui reportera gráfica y eso marcó mi estética, por eso el laburo que hago es una simbiosis entre reportaje gráfico y algo cuidadoso propio de la publicidad”.

Este trabajo lo fue presentando por etapas, “siempre en el museo Sarmiento, de cabulera que soy. Vienen todos los retratados, hacemos una gran fiesta, con música incluida. Después la muestra empieza a circular por las galerías”. En el 2011 presentará el libro del mismo nombre que reúne toda la colección y prometió hacerlo, por supuesto, en el Sarmiento.

 

Los venidos

Si bien Silvia frecuentó el Delta desde pequeña con su padre, fue una citadina que vivió en pleno centro porteño: “Mientras trabajé como reportera gráfica, cada vez que tenía un huequito, venía a Tigre a remar. Tenía que hacer un lío bárbaro para venir a dar sólo una vueltita, pero eso era suficiente para recargarme”. Finalmente se vino a vivir al río Capitán.

Su curiosidad de fotógrafa la llevó hasta el Felicaria porque “allí hacen una obra de teatro comunitario. Fui a hacer fotos para colaborar. En el viaje de regreso, volví con el director de la obra y cuando regresé al otro sábado, me había escrito un guión, yo era la venida. Eso me sacó la visera porque yo iba esquivando a esa gente recién venida y de pronto me di cuenta de que es maravillosa porque hay que tener coraje y espíritu de aventura para largar todo y venirse a vivir entre el agua y los mosquitos. Además hay algo que tenemos en común que es el respeto por la naturaleza”.

A partir de ese momento, Silvia comenzó a desarrollar un registro de retratos construidos de los venidos. “En base a la historia de cada uno, la profesión, su bagaje cultural se arman las fotos. Todo se hace con tomas directas, en esto soy una fotógrafa tradicional”, aclaró. Es decir que, antes de fotografiar a sus personajes, Silvia los va observando, conociendo, tiene con ellos varias charlas para “poder llegar bien hondo en las tomas”.

Todos los retratados tienen “algún contenido fuerte; tienen que emocionarme, de cualquier manera, incluso generarme miedo”. Algunos de los retratos son: Piloto de ultralivianos; Cazador de nutrias; Nuevo retrato de Adán y Eva.

Esta serie fue presentada en la Casa de las Artes Tacuarí, en diciembre de 2010; y en lo que queda del año estará abocada a él, pues “lleva mucho tiempo porque hay que recorrer distancias considerables”.

Silvia anda siempre “con una cámara, porque, cuando uno no la lleva, sucede algo interesante. Es clavado”. O sea que va capturando imágenes, en su cámara o en su mente y antes de irse a dormir, se pone “a visualizarlas, a recordar lo que me impactó de alguien. Mi momento de creación es presueño”. De ese momento incierto entre la realidad y la fantasía, Silvia Sergi captura los rayos de luz que la llevarán directamente a la imagen perfecta.

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