Habrá cine al aire libre en todas las localidades
En un antiguo astillero se ha instalado una productora cinematográfica que tiene como alma mater a Luis Barone. Además de filmar películas, dictan cursos para los vecinos, hacen proyecciones de cine, están armando una videoteca y una radio.En un lugar apartadito de Rincón, por allí donde las calles se detienen para darle paso al Reconquista, hace ya 3 años se instaló una productora de cine que tiene como alma mater a Luis Barone.
Desde hace 20 años, Luis y su esposa (Mausi Martínez) eligieron vivir cerca del Luján; a él le gusta pescar, se banca los mosquitos, no le teme a la humedad y acepta que, cada tanto, el río “ocupe su lugar, porque sabemos que estamos sobre un humedal, vivimos de prestado porque el río nos deja un lugarcito, pero cada tanto vuelve, sube y eso no es para quejarse ni hacer grandes obras porque seguirá sucediendo de todas maneras”. Y mucho sabe de este tema quien, en 2004, produjo el documental “Sed, invasión gota a gota”, sobre el acuífero guaraní.
Hablando sobre las transformaciones que ha sufrido Tigre, “al lado de mi casa me construyeron un tremendo edificio”, Luis – con capacidad de director cinematográfico – sintetizó: “antes, en el barrio donde yo vivo, empezaba el Delta, ahora termina la ciudad. Esta es la sensación que yo tengo”.
Quizás por eso, la productora se acomodó en un antiguo astillero, entre casa bajas y vecinos que salen a la vereda a charlar.
Una productora de ideas
La productora cinematográfica es una cooperativa que nació en 1992. “Hacemos cine comercial, convencional. Las dos últimas películas que filmamos y ya están en los cines son “Zenitram” (dirigida por Luis) y “Francia” (dirigida por Adrián Caetano). Hace 30 días terminamos de filmar “Un mundo seguro”, de Eduardo Spagnuolo”, contó Luis, mostrando el decorado construido para esa película.
Actualmente están con el proyecto de filmar “un relato sobre una mujer pirata, famosa, la llamaban la Cojonuda. Entre los siglos XVII y XVIII, acá en el Delta, hubo mujeres piratas. Estamos detrás de esa historia para armar alguna ficción. Una de piratas en las islas del Delta”.
Si bien el cine que hacen es convencional, tienen una forma de trabajar particular: “tenemos una escuela de artes y oficios cinematográficos. Cada vez que hacemos una película, damos cursos para capacitar a la gente del barrio que, de esta manera, se puede integrar a la industria cinematográfica”. Los cursos son totalmente gratuitos y absolutamente prácticos, ya que se dictan mientras se está rodando una película, “también damos clases de apoyo teórico, pero lo fundamental es la práctica. Hay muchachos del barrio que ya están trabajando con nosotros habitualmente. Los cursos se van rotando según las necesidades, pueden ser de escenografía o camarógrafos, vestuaristas”.
La relación fluida que mantienen con el barrio hizo que surgieran inquietudes compartidas y de ahí la creación del Centro Cultural El Astillero. Desde este espacio vienen realizando proyecciones de cine nacional, “lo llamamos chori-cine. Nos juntamos para ver una película, después comemos un choripán, charlamos. La pasamos muy bien. Ahora, a través del Concejo Deliberante, vamos a llevar esta actividad a todas las delegaciones”, anticipó Luis.
La experiencia de proyectar cine al aire libre tiene larga data: “Tenemos un camión donde montamos un proyector 35 y salimos por todo el país con el festival que se llama ‘Siempre Cine’. Ponemos una pantalla en las plazas y pasamos cine argentino. En Clorinda reunimos 1500 personas, incluyendo al intendente que nos dio las llaves de la ciudad. Ahora nos estamos yendo al festival de cortos de Oberá (Misiones)”. Las proyecciones son gratuitas ya que la cooperativa hace un convenio con la Federación de Cooperativas Eléctricas, organización que agrupa a más de 5 millones de familias.
“Hay mucha gente que nunca fue a un cine o que hace 20 años que no va, gente de aquí, del barrio, porque el cine salió del ámbito barrial y se ubicó en el mercado, en el shoping. Hoy una entrada al cine cuesta $25 y para una salida familiar es mucha plata”, comentó Luis.
Para que vuelva el chori-cine habrá que esperar el calorcito, pero, mientras tanto, el Centro Cultural tiene otras propuestas: “estamos armando una videoteca con muchos títulos clásicos para que circule entre la gente del barrio. También estamos pensando en poner una radio”.
Las actividades que el cine genera “son puro valor agregado. Por eso yo hubiera preferido que Tigre se orientara a las industrias culturales, en lugar de dispararse para el lado del boom inmobiliario, que lo único que genera es una burbuja. Las industrias culturales generan más riqueza, más participación y más inclusión que la construcción o los planes de trabajo. Además, realmente se distribuye la ganancia cuando la gente participa del proceso productivo”, afirmó Luis Barone.
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