Historia del Partido de Tigre – Parte XXVII
En 1933, David Alfaro Siqueiros realiza el famoso mural “Ejercicio Plástico” en el sótano de la quinta “Los Granados” de Natalio Botana. Cuando en 1941, Botana fallece, la propiedad pasará por distintos dueños y el mural iniciará un largo camino de penurias. Esta es una de las historias más apasionantes sobre la travesía de una obra de gran valor artístico e histórico que estuvo atravesada por escándalos amorosos, intentos de destrucción, litigios judiciales y olvido, pero que finalmente luego de varias décadas fue rescatada y obtuvo el reconocimiento que merece dentro del arte latinoamericano.
Junto con Diego Rivera y José Orozco, David Siquieros fue uno de los padres de la escuela muralista mexicana, y en 1933 llega a Buenos Aires invitado por Victoria Ocampo para una serie de conferencias en la Asociación “Amigos del Arte”, las que luego fueron suspendidas por una cuestión ideológica ya que apoyaban al arte revolucionario de la época. Siqueiros tenía un enfoque nacionalista y marxista que intentó plasmar en un arte de dimensiones monumentales y de gran fuerza dramática. Asimismo, siendo miembro del Partido Comunista Mexicano, tuvo un importante compromiso político con los procesos revolucionarios de entonces, y padeció numerosos exilios y estadías en la cárcel. Su objetivo era llevar el arte a la calle, “vamos a producir arte en los muros más visibles”, decía, y sus temáticas giraban alrededor del arte precolombino, de la lucha del proletariado y de la liberación humana.
En esa visita a la Argentina, Siqueiros conoce a Natalio Botana y ante la falta de espacios públicos para pintar, Botana le ofrece hacer un mural en el sótano de 90 m3 de su quinta “Los Granados”, ubicada en Don Torcuato. Se desconocen cuáles fueron los motivos que llevaron a Siqueiros a aceptar la propuesta de pintar en un lugar oscuro y escondido. La cuestión es que con la colaboración de Antonio Berni, Carlos Castagnino, Lino Spilimbergo (que luego formarían parte del equipo que realizó los murales de la Galería Pacífico) y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro, Siquieros comenzó a realizar el mural que se llamó “Ejercicio Plástico”.
“El espectador queda atrapado en una burbuja”
El muralista mexicano decide pintar los 200 m. de superficie del sótano en su totalidad, tanto paredes, el techo abovedado y el piso. “Ejercitando la creatividad Siqueiros creó un orden diferente en el sótano, alterando y modificando la topografía del terreno. Imaginó transparente los muros, provocando por medio de un truco visual el efecto de una caja de vidrio sumergida en el agua. El espectador queda atrapado en una burbuja, el paisaje y los personajes que lo habitan ocupan un espacio exterior e infinito”[1].
A diferencia del movimiento muralista mexicano, en “Ejercicio Plástico”, Siqueiros no trata una temática comprometida con la problemática social del proletariado. Por el contrario, su esposa Blanca Luz Brum, una poetisa uruguaya de 24 años, fue la modelo sobre la que se basó el mural que consiste en puños apretados, pies que se aplastan con fuerza y cuerpos femeninos desnudos que aprietan sus senos, sus vientres y sus piernas contra el límite del muro. Se sumerge al espectador en una burbuja bajo el mar con una sensación de que las imágenes salen de su espacio real en posiciones trastocadas de la figura femenina de Blanca Luz Brum.
Siqueiros había llegado al país acompañado por Blanca Brum con quien se había casado hacía pocos meses en Los Ángeles, California. Cuenta Helvio Botana, hijo de Natalio, que: “Del paso de Siqueiros por Buenos Aires quedaron dos buenas cosas: el mural y Blanquita, que huyó con Natalio”. La relación entre Siqueiros y Botana aparentemente culminó en un escándalo por el romance de Botana con Blanca Brum. De hecho, cuando Siqueiros se va a Nueva York, Blanca Brum se queda en Buenos Aires. Más tarde, ésta tendrá otros maridos y fallece en 1985 a los 70 años.
La quinta “Los Granados” y el mural inician su largo derrotero cuando en 1941 Natalio Botana fallece trágicamente en un accidente automovilístico en la provincia de Jujuy. Su comprometida, María del Carmen, lo esperaba en Chile para viajar a México y casarse. La esposa legítima de Botana, Salvadora Medina Onrubia, en medio de un litigio familiar por las propiedades, decide cerrar el sótano con el mural adentro y permanece allí por años hasta que se vende la quinta y comienza a pasar de mano en mano. Continúa en la próxima edición.
Fuentes:
-Vallejos Carlota G., “Natalio Botana. Un hombre. Un diario”, en “El Pago de Las Conchas y el Partido de Tigre”, Instituto de Estudios Históricos del Partido de Tigre”, Municipalidad de Tigre, Noviembre de 2007.
[1] Vallejos Carlota G., “Natalio Botana. Un hombre. Un diario”, en “El Pago de Las Conchas y el Partido de Tigre”, Instituto de Estudios Históricos del Partido de Tigre”, Municipalidad de Tigre, noviembre de 2007. Pág. 117.
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