Deprimir-se

Análisis

La depresión, el depresivo o lo deprimente, tienen una estrecha relación con los estados melancólicos, ya que tienden a rebajar, cuando no a aniquilar, la potencia de actuar, de transformar la realidad.

La depresión, desde este ángulo, está plenamente lograda cuando la portamos como un estado de rebajamiento cuya función es disminuir: es la vida – en todos sus planos y dimensiones – la que queda empequeñecida.

Podríamos decir que es un síntoma que termina mutilando socialmente al que lo padece, pues a pesar de realizar las tareas cotidianas las hace cada vez con mayor desgano, en silencio sin el menor entusiasmo. Puede dispararse por un pensamiento, una fantasía, una pérdida, un simple deseo, pero el motivo que origina la congoja pasa desapercibido para el mismo sujeto. De ahí que reconocemos en la clínica, la existencia de factores inconscientes en el devenir del síntoma.

La depresión produce una impresión enigmática, pues los propios familiares y amigos del depresivo, no pueden averiguar qué es lo que lo absorbe tan por completo.

En este desconocimiento sólo atinan a querer divertirle, sacarle a pasear y no faltan los viajes por el mundo como un intento de curación. En el mejor de los casos todo lo que logran es distraerle un rato del padecimiento. Pero, pronto vuelve a su estado de profundo dolor: pérdida de ideales, una cesación del interés por el mundo exterior. Se humilla ante los demás y compadece a los suyos por hallarse ligados a una persona tan indigna.

Ha perdido la propia estimación y cree tener razones para ello. El cuadro de empequeñecimiento se completa con insomnios, inapetencias y carencia de ideas propias e iniciativas.

El tormento que el depresivo se inflige a sí mismo nos habla de otras tendencias psíquicas, pues suele transmitir su tormento, atormentando a los que ama. De esta manera, por medio de la enfermedad, logra inconscientemente, manifestar su hostilidad a los seres queridos.

Esta tendencia nos aclara el enigma de los intentos de suicidio, que tan peligroso hacen a este síntoma.

Es importante destacar – desde esta mirada sobre la depresión – la eficacia terapéutica del psicoanálisis en el tratamiento del entramado inconsciente de este trastorno que obstaculiza y a veces impide lo más necesario para la vida de hombres y mujeres de cualquier edad: su sexualidad, su trabajo, su propio pensamiento, su manera de vivir.

Lic. Lucía Serrano, Psicoanalista

4749-6127 / 15-5040-2292

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