Se reactivó parcialmente el ramal Victoria-Capilla del Señor.Se arreglaron vías, se cambiaron durmientes. El servicio llega hasta Garín. Trabajo realizado por empleados ferroviarios. Hay otros ramales en reparación desde hace años.
El sábado 3 de agosto, después de estar 47 días detenido, el ramal Victoria-Capilla del Señor, de la Línea Mitre, se reactivó parcialmente, pues el servicio llega sólo hasta Garín.
En diálogo con este medio, Jorge Villavicencio, integrante de la comisión directiva de la Unión Ferroviaria, seccional Victoria, explicó las causas de la paralización y la demora en iniciar las obras así como las de otros ramales que afectan a miles de usuarios.
Evitar la tercerización
Desde hace años existe una agrupación llamada Que Vuelva el Tren. Y cada vez que un ramal se cierra, aún de manera temporaria, miles de usuarios adhieren a esa consigna, porque el tren es rápido, económico y seguro.
El 28 de julio, varias agrupaciones propulsoras de la reactivación de este medio de transporte, se reunieron en la estación Victoria porque el ramal Victoria-Capilla del Señor llevaba más de 40 días sin funcionar, dado que “se produjeron tres descarrilamientos”, lo que llevó a tomar la decisión de suspender el servicio.
El inicio de las obras se dilató, pues la empresa quería tercerizar las tareas, mientras el gremio ferroviario pujaba para que el propio personal las llevara a cabo. Mientras la respuesta se hacía esperar, usuarios e intendentes de los municipios que atraviesa ese ramal presionaron y finalmente fue el personal ferroviario el que puso manos a la obra. “Se trabajó con las cuadrillas de vías de Victoria. Se repararon los tramos afectados, se cambiaron más de 200 durmientes”, señaló Villavicencio, quien destacó la tarea realizada por sus compañeros.
Durante el tiempo que este ramal estuvo paralizado, la compañía no ofreció ninguna alternativa, por lo tanto “los pasajeros se tuvieron que arreglar como pudieron”. Obviamente, en ese mes y medio que estuvieron sin el servicio, los usuarios se vieron muy perjudicados, ya que tuvieron que reemplazarlo con colectivos, cuyo boleto es mucho más caro.
Hace ya varias décadas, este ramal llegaba hasta Río Cuarto, pasando por Pergamino. Con Carlos Menem en el gobierno, se puso en marcha su objetivo: achicar la Nación y una de las herramientas fue la concesión y desguace de Ferrocarriles Argentinos, una de las insignias del primer peronismo.
Sólo apeaderos
No sólo la línea Mitre tiene inconvenientes, también los usuarios del Belgrano Norte están padeciendo una supuesta modernización. “Entre Retiro y Villa Rosa, esta gestión retiró todas las estaciones y puso apeaderos. La finalidad, aparentemente, es remodelar el servicio, pero todo se está haciendo a medias”, dijo el gremialista.
Un apeadero es una instalación precaria, donde sólo se sube y baja del tren, no tiene personal. Sin dudas, los pasajeros esperan con impaciencia las nuevas estaciones. “Parece que la única que se va a habilitar es la estación Carapachay porque ahí hay una agrupación que todos los días se juntan y reclaman y reclaman”.
El mejor equipo de los últimos 50 años parece que está rodeado de profesionales altamente ineficientes: “Cuando se hicieron los apeaderos, se pusieron estructuras metálicas calzadas en tacos de madera. Este servicio anda con locomotora, que pesa 70 toneladas, y cada vez que llega a la plataforma, hace vibrar todo, entonces los andenes se fueron cerrando. Así fue que tuvieron que parar el tren para poner cimientos en las bases de las plataformas”. El entrevistado aclaró que no es lo mismo un servicio eléctrico que un servicio con locomotora, que llega al andén “haciendo taca-taca-taca-taca”.
Como hace mucho que se desactivaron las estaciones y se implementaron los apeaderos, ya están muy deteriorados. “Los trabajos vienen lentos, además no se sabe si va a seguir la actual concesión”.
Toda estación desarrolla a su alrededor un centro comercial y como los apeaderos se corren varias cuadras y, en consecuencia, también las paradas de colectivos, “los centros comerciales están muertos”.
El Belgrano Norte atraviesa una zona muy populosa, transporte diariamente 175.000 personas, que viajan “muy apretaditos” y todavía están esperando uno de los objetivos de la privatización: modernizar el servicio.
Por Mónica Carinchi
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