
Al caminar las calles de Tigre centro se aprecia que algo está cambiando, la percepción visual tiene un condimento distinto al que pudo haber tenido hace 5 años. Uno puede notar que, en ocasiones, retrasa la llegada a casa por detenerse a observar una vidriera. También nos podemos sorprender al ver la fachada de una vivienda modificada y convertida en una especie de “local residencial”.
Podemos llamarlo fenómeno comercial, boom ocasional o nuevo mercado, pero nadie puede negar la evolución comercial lograda en el distrito a través de la venta de muebles, fuera del Puerto de Frutos.
En un principio, eran unos pocos comerciantes aventureros que debido a la escasa oferta de locales libres en el Puerto y, ante la posibilidad de captar futuros clientes a lo largo de los accesos al mismo, se volcaron a la zona aledaña. Con el paso del tiempo, este crecimiento comercial se fue consolidando, ayudado por la iniciativa de los vecinos, quienes, ante la oportunidad que surgía, modificaron sus garages, patios y ambientes, para adaptarlos al uso comercial y, de esa manera, tener la posibilidad de contar con una renta fija.
Sin lugar a dudas, el Puerto de Frutos nunca dejará de ser el eje turístico de la zona, pero, ante esta nueva iniciativa, se ha logrado extender su frontera, formando dos brazos principales, emplazados en las calles Pedro Guareschi y Sarmiento, en la extensión que va desde las vías del Tren de la Costa hasta la avenida Italia. Luego se observan ramificaciones secundarias, con locales apostados sobre dicha avenida y también sobre el cuadrante formado por ésta, el Tren de la Costa, el Río Tigre y la calle Remedios de Escalada.
En base a un relevamiento realizado “in situ”, se contabilizó un total de 91 locales, dentro de los cuales se incluye una galería, de la cual se desglosan varios locales de escasa superficie. El rubro predominante es, por lógica, el de venta de bienes muebles, que a su vez se divide en distintos segmentos, como el infantil, el estilo campo o el de decoración. Luego se observan comercios complementarios como kioscos y restaurantes.
En cuanto a los valores, según lo observado en publicaciones y lo conversado con locatarios de la zona, oscilan entre $ 2.500 y $ 6.000, dependiendo siempre de la superficie comercial. Dichos valores se pueden comparar tranquilamente con locales ubicados en Constitución (San Fernando) o en Av. Cazón.
La situación mencionada genera una inclinación natural de los propietarios a la locación comercial ante la residencial, ya que la rentabilidad que se puede obtener implica el doble de beneficio económico con un bajo costo de inversión.
El mercado, según consultas con los dueños de las firmas, va en aumento, de la mano de un paulatino crecimiento de las ventas, la implementación posnet y las ventas por Internet, que sin lugar a dudas es un pilar fundamental para los comerciantes, ante la posibilidad de mostrar sus catálogos “on line” a todo el mundo.
A simple vista, esta evolución se puede observar diariamente con la implementación de sucursales dentro del mismo sector, la incesante cantidad de público que diariamente se detiene en la zona para realizar sus compras y la escasa vacante de locales.
Habrá que ver, con el correr del tiempo, la evolución natural del mercado, la permanencia de las firmas y el crecimiento comercial del sector y, sin lugar a dudas, se deberán plantear políticas de infraestructura a corto y mediano plazo, que tiendan a dar una identidad a la zona, mediante obras públicas, publicidad y ofertas y, a su vez, una normativa que regularice el uso indiscriminado de los espacios públicos, ya que en muchas ocasiones los productos exhibidos ocupan más del 50% de las veredas, dificultando así la libre circulación peatonal.
Por Lucas Desalvo
Cel: 15-3066-1692
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