Movilidad social descendente, enfermedades en aumento. Derecho a la salud

Los padecimientos psíquicos se acentúan en momentos de crisis. Se potencian el alcoholismo, la depresión, la violencia doméstica. La medicina de mercado deja desamparada a la mayor parte de la población.

El derecho a la salud es una construcción conflictiva que genera una agenda política en tensión donde se encuentran, por un lado, quienes pretenden poner en práctica este derecho para toda la población y, por otro, un sector que busca acotarlo y sólo pugna por la medicina de mercado.

Existen acontecimientos sociales que generan padecimiento en los sectores más vulnerables de la población e, incluso, en capas medias muy fragilizadas que van quedando cada vez más cerca de aquellos que ya no tienen nada para perder; en esos sectores, el acceso a la salud es paulatinamente más problemático, siendo el padecimiento psíquico un aspecto que va empantanando sus vidas. Ejemplo de esto es el aumento del alcoholismo, la depresión, la violencia doméstica.

El alcoholismo está promovido desde la publicidad que apunta a una franja etaria cada vez más joven. Es decir que se están asegurando consumidores por mucho tiempo, que, además, van a ser propagadores de ese consumo entre sus pares -porque nadie quiere quedarse afuera del grupo por hacer algo distinto- y también entre los más pequeños que buscan emular las conductas de los mayores.

En un contexto político que produce una carencia económica generalizada, que revierte en angustia, malestar, tristeza, irascibilidad, y con industriales que pugnan por tener libertad de acción y políticos de turno que no regulan la venta de ningún producto, nos enfrentamos con un panorama social explosivo, tierra fértil para el consumo de sustancias legales de las cuales la mayoría de la población echa mano para disminuir y/o encubrir el padecimiento psíquico.

Está demostrado estadísticamente que el alcohol favorece embarazos no deseados, abortos, muertes maternas, desarrollo de enfermedades de transmisión sexual e ingreso al consumo de sustancias ilegales.

En la actualidad, muchísimas personas se quedan sin trabajo, los jóvenes directamente no lo consiguen y el eslogan del neoliberalismo/anarcocapitalismo es: vos sos responsable de tu propio fracaso. El discurso estigmatizante de los sectores empobrecidos es multiplicado hasta el hartazgo por los pseudo periodistas de los medios de desinformación masiva que, ahora, también se encargan de destruir la sensibilidad social.

Esos mismos comunicadores niegan que los grupos empresariales/financieros, los organismos internacionales y el gobierno actual están creando las condiciones para que la mayoría del pueblo argentino quede en la pobreza, se hunda en un pozo y de allí no pueda salir nunca más. Algunos resisten. Pero muchos son acosados por los que, justamente, hacen su negocio con los empobrecidos que, absorbidos por la angustia, serán atrapados por las drogas lícitas e ilícitas y, con el sistema de salud destruido, padecerán ellos, sus familias y sus vecinos, todas las enfermedades sociales que la medicina de mercado no contempla en su agenda.

Construir lazos intergeneracionales, a través de la contención comunitaria, el trabajo territorial y la inclusión en el mundo laboral y en espacios educativos no formales es una estrategia para enfrentar el desmantelamiento de las políticas sociales, entre ellas el derecho a la salud. Y, paralelamente, seguir trabajando por la transformación social.

Por Mónica Carinchi

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