Violencia contra mujeres, amedrentamiento contra vecinos e incendios de casas
Con una cuchilla en la mano, el hombre avanzó hasta el cañaveral, le prendió fuego y se quedó mirando. Luego agarró unas cañas encendidas y las tiró debajo de la casa. Adentro de la vivienda, la mujer no sabía si bajar y correr el riesgo de morir apuñalada o quedarse encerrada y perecer quemada.
Esto, que podría ser el inicio de una novela de terror, es la situación a la que estuvo expuesta, efectivamente, A.L., una vecina del arroyo Esperita que optó por tomar su celular y empezar a llamar a sus vecinos. No fue un hecho aislado, sino un momento de una extensa cadena de hostigamiento que terminó a fines de octubre con la quema total de su casa. “No quedó nada”, sintetizó, no pudiendo ser más explícita en relación a la destrucción material y emocional. ¿Por qué quemaron su casa? Aparentemente porque habría una especie de cruzada contra ocupas, fogoneada por unos pocos vecinos y algunos “medios de difusión” isleños. Pero, según A.L. y otros vecinos que se comunicaron con este medio, quienes procedieron a este acto irracional también son ocupas con espíritu inmobiliario.
Esto no habría sido obra de un loquito suelto, sino una tarea sistemática que vendría realizando un sujeto llamado F. U. que usa, pareciera ser, como mano de obra a una persona alterada psiquiátricamente. “F.U. ya quemó 3 casas y, después, se quedó con el lugar. Y L.Ch. es un personaje violento que ya agredió a muchas personas en el arroyo”, manifestó la víctima quien, cuando fue a la comisaría de río Capitán a denunciar a éste último, recibió como respuesta “ah, ése ya tiene como 40 denuncias”.
Según parece, estos sujetos utilizan el amedrentamiento para apoderarse de tierras que dicen cuidar y donde, luego de hacer disparar a sus moradores, construyen cabañas para alquilar. “Acá todos se sienten desprotegidos. Yo tengo una medida cautelar contra L.Ch. y tengo un botón antipánico, pero sé que la policía, en menos de una hora, no llega. Imagínate todas las cosas que pueden pasar en ese tiempo…”, comentó la vecina perseguida.
Muchos isleños están inquietos. Por ahora, A.L. no tomó contacto con ningún servicio municipal, por lo cual es de suponer que ningún funcionario/a sabe sobre esta situación anómala que parece extraída de una película del lejano oeste. (seguiremos informando)
Por Mónica Carinchi
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