Reformar el Poder Judicial requiere control y representación popular.El diputado nacional Rodolfo Tailhade, abogado, ex Consejero de la Magistratura, dio una charla en San Fernando, exponiendo la situación actual del Poder Judicial y haciendo propuestas para su necesaria reforma. Hizo un paralelo entre el gobierno de Menem y el actual en sus intentos de modificación de la justicia para beneficio propio. Señaló los privilegios que tienen todos los jueces y uno muy particular: prácticamente no trabajan.

        El Viejo Vizcacha le decía al hijo menor de Martín Fierro: “Hacete amigo del juez/ no le des de qué quejarse/ y cuando quiera enojarse/ vos te debés encoger… / Nunca le llevés la contra/ porque él manda la gavilla/ allí sentado en su silla/ ningún güey le sale bravo”; los más pobres, los empobrecidos, también los canallas advierten las maniobras del poder judicial y la dificultad para enfrentarlas. O sea que todos los ciudadanos de a pie entienden que el Poder Judicial está armado kafkianamente para que los ciudadanos queden desprotegidos ante él, se les dificulte la posibilidad de enfrentarlo y se perpetúe, entonces, como un espacio sólo manejado por las élites más conservadoras para su propio y único beneficio.

        Para pensar sobre estos temas y debatir propuestas tendientes a una reforma sustancial del Poder Judicial, que tenga como base la participación popular, el diputado nacional Rodolfo Tailhade estuvo en San Fernando, en una charla que convocó a gran cantidad de vecinos.

        “Cuando Macri arrancó con su gobierno, inmediatamente se dedicó a meter mano en la justicia. Le sacó a la Procuradora Gils Carbó la oficina de escuchas, dándosela a la Corte Suprema. Frenó la aplicación del nuevo Código Procesal que, entre otras cosas, determina que un juez no puede hacer la investigación de un caso. Intentó poner dos jueces en la Corte Suprema por decreto. Hicieron trampa para ocupar un lugar en el Consejo de la Magistratura. Todas estas irregularidades le resultaron fáciles porque, en última instancia, donde se decide si son válidas o no, es justamente en el Poder Judicial. Y como históricamente, el Poder Judicial es socio de la derecha argentina, de la oligarquía, de las élites, no iban a decir que todo lo actuado por el gobierno macrista es ilegal. El Poder Judicial es la pieza más importante del actual gobierno”.

Control popular

        Si bien Alfonsín intentó, en 1985, una reforma del Poder Judicial, no lo logró. Su sucesor, Carlos Menem, entendió – igual que el actual gobierno – la importancia de la justicia, por eso creó más juzgados federales, entre otras cosas. “Pero su reforma no estuvo alineada con los intereses populares. Sólo quiso asegurarse que ningún juez lo molestara, sobre todo a partir del saqueo que implementó desde el 1 a 1”, dijo Tailhade.

        El gobierno cambiemita, que vino a profundizar el modelo neoliberal iniciado con la última dictadura militar y continuado por Carlos Menem, también entendió que “la clase judicial argentina juega para la derecha y es justamente una de las cosas que debemos cambiar”.

        Con todos los resortes del Estado bajo su poder, incluyendo los medios de comunicación, “el macrismo desarrolló una estrategia de persecución dañina, el lawfare, que implica armado de causas, invención de hechos, preparación de testigos, extorsiones, fabricación de arrepentidos, todo armado minuciosamente contra el gobierno anterior”.

        Este diseño diabólico sirvió para entretener mientras “un directivo de la gestión privada pasaba de manera directa a la gestión pública para definir asuntos vinculados a su trabajo anterior. El caso más conocido es el de Aranguren, primero presidente de Shell y después Ministro de Energía. Y hay muchos más”.

        Otra gran estafa: “De enero a agosto de 2018, Sturzenegger patinó 15 mil millones de dólares de reservas del Banco Central, tratando de contener al mercado. Se fue Sturzenegger, entró Caputo, ingresaron 10 mil millones de dólares enviados por el FMI y se los patinaron en 15 días. En 8 meses se patinaron 25 mil millones de dólares”.

        Para todas estas estafas hace falta tener un poder judicial amigable.

        El diputado refirió que “el peronismo nunca se metió con el Poder Judicial, porque cada vez que asumió, lo hizo con el país destruido, con la gente muerta de hambre, con crisis de empleo, con deuda. Pero no hay que caer más en ese error”.

        Dado que nuestra Constitución establece que el gobierno es representativo, republicano y federal y que se estructura en 3 poderes, si el ejecutivo y el legislativo son elegidos por el pueblo, ¿por qué el judicial no lo es? ¿Por qué los jueces no rinden cuentas de la misma manera que lo hacen los funcionarios políticos elegidos democráticamente? ¿Por qué no se piden explicaciones a los jueces cuando fallan siempre de la misma manera sobre determinados temas? ¿Por qué no pagan impuestos como todos los trabajadores? ¿Por qué tienen un mes y medio de vacaciones?  Etc., etc..

        “Debe haber juicios por jurados. Todo debe ser oral, así se logra que los jueces laburen porque hoy son los empleados del juzgado los que les cuentan los expedientes. Los jueces no están presentes en ninguna audiencia. Los tenemos que forzar a que estén presentes en cada una de las diligencias. Tenemos derecho a conocer los criterios que usan los fiscales para actuar. No pueden hacer lo que se les canta. Si el presidente no puede hacer lo que quiera porque hay un montón de controles, los jueces tampoco tienen la libertad de hacer lo que se les canta”.

        El diputado propone que la sociedad se organice y pida explicaciones a los jueces; también que se revea el tiempo del mandato que la Constitución establece que se extiende “mientras dura su buen desempeño”, además de establecer claramente cuáles son las causales de mal desempeño.

        “Una dosis de control y representación popular es el primer paso para iniciar la reforma estructural del Poder Judicial para que defienda al pueblo y los intereses nacionales”. Que sea ley.

Por Mónica Carinchi