Correr a los hombres de su centralidad

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Pre-Encuentro de Mujeres y Disidencias en Tigre. En una extensa jornada, el feminismo popular de Tigre no sólo debatió, también coincidió en propuestas con la intención de que sean puestas en agenda por el próximo gobierno. Las mujeres que trabajan en los barrios más vulnerados advirtieron sobre situaciones de extrema gravedad. Un tema básico: se necesitan tierras para vivir y cultivar.

        Después de una semana de marea, el sábado 5 de octubre se fue templando y, finalmente, el sol acompañó al Feminismo Popular de Tigre que organizó un Pre-Encuentro de Mujeres y Disidencias rumbo al 34 Encuentro Nacional de Mujeres, a realizarse en La Plata el fin de semana largo de este mes.

        Al predio del Club de Vareadores llegó una multitud de jóvenes y adultas, muchas con sus niños y niñas, y todas con marcas de trabajo excesivo, de pobreza y, también, de fortaleza para cambiar el mundo. Así lo expresó Milagros, una joven profesora de Historia, que se presentó como militante y feminista: “Nosotras podemos transformar los golpes que recibimos en lucha y organización para construir la patria que tanto soñamos”.

        Por su parte, Milca Sosa intervino en la apertura con filosas declaraciones: “Todas venimos de espacios de construcción territorial, a nosotras no nos pueden decir que el hambre es un eslogan”.

        Como demostración de que las mujeres tienen formas de construcción distinta a los hombres, formó parte de la apertura la banda Les Copleres del Humedal, mujeres que festejan la diversidad.

Desde el dolor, militancia

        Convencidas de que tienen suficiente experiencia, surgida en la resistencia al gobierno neoliberal, las mujeres de la CTEP Evita impulsaron este encuentro, convocando a todos los sectores para que, desde sus prácticas cotidianas, pudieran construir propuestas que el próximo gobierno incluya en su agenda. Para esto, rápidamente se constituyeron comisiones.

        Una de las que más convocó fue Sin tierra, sin techo, sin trabajo. Si bien la reflexión apuntaba a lo colectivo, resultaba difícil correrse de lo individual: una mujer contó, con angustia, que, en su casa, lo primero que hacen, es pagar los servicios para que no se los corten y agregó: “Mi marido empezó a sentirse mal y yo le dije que no se puede enfermar porque vamos a gastar mucho”.

        Otras voces aportaron información preocupante: “Hay muchas familias donde cenan los mayores y los chicos se quedan con lo que comieron en el colegio”, “Nos enteramos que en algunos colegios les dan de comer a los más chicos solamente y en otros es al revés”, “En el colegio de mis hijos, los turnan”, “Hay nenes de 6 años que no comen”.

        Una joven expresó: “Que un papá y una mamá no tengan trabajo, es violento. Que un niño tenga que comer en un comedor, es violento. Necesitamos tierras, herramientas y capacitación para producir nuestra propia comida”.

        En la comisión de Aborto y anticoncepción sostuvieron que el juramento de un médico no puede ser más importante que la vida de una niña. “Si sufrió un abuso y encima se la obliga a gestar, es violentada nuevamente”.

        En la carpa de Diversidad participó el equipo de atención integral de la salud con perspectiva de género que funciona en el Centro de Salud de Ricardo Rojas.

        Hubo una carpa de Comunicación que incentivó a las participantes a reflexionar sobre los mensajes machistas de los medios hegemónicos, así como a militar en las redes sociales para contrarrestar discursos estereotipados y misóginos.

        La carpa nombrada Luna Ortiz tuvo la presencia de Mónica Ferreyra, la mamá de Araceli Fulles, víctima de femicidio en 2017. Fue escuchada con atención y contestó muchas preguntas; en las conclusiones, su emoción impidió, en un primer momento, que se dirigiera a las presentes. Se acercó a ella, entonces, la tía de Luna Ortiz, otra víctima de femicidio dentro del partido de Tigre y, contenida, puso externalizar todo su dolor. Con respecto a esta carpa, Milca Sosa informó a este medio: “Hay una organización, conducida por una concejal electa de Unidad Ciudadana, que decidió no participar por estar en desacuerdo con el nombre de esta carpa”. La organización que no participó fue La Cámpora.

        Naty Reynoso, coordinadora de Espacios de definición política y gremial, destacó que a las militantes se les hace difícil llegar a ocupar lugares de decisión, sin embargo planteó: “Queremos discutir política, economía, no sólo estar en la secretaría de acción social o género”.

        Finalizando la jornada, los aplausos acompañaron a una expresión con la cual todas se identificaron: “Venimos a proponer un futuro donde nadie decida por nosotras”.

        Cuando ya todas las mujeres se iban retirando, Milca Sosa dijo a este medio: “La convocatoria fue muy amplia, no tuvo carácter electoral para que todos los sectores pudieran estar incluidos. Se invitó a mujeres representativas del ejecutivo y del legislativo municipal que felicitaron la iniciativa, pero no tuvieron participación activa”. Como evaluación, expresó: “Fue emocionante. Nos da la perspectiva de que podemos generar un espacio de construcción concreta de políticas públicas y, también, que el movimiento feminista local puede correr a las conducciones masculinas del lugar de centralidad, que tienen actualmente, para igualarnos en espacios de definición política. Esto nos va a permitir avanzar y crecer como sociedad”.

        La jornada permitió algo muy importante: empezó a tejerse una red de relaciones. La que se lo perdió…

Por Mónica Carinchi

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