Alumnos de 6° Año del Colegio Don Orione, de Rocha, participan de certamen nacional. Ya ganaron dos instancias del Certamen Educativo de Administración Empresarial organizado por Omega Simulaciones. Es un concurso que promueve, a través de un juego virtual, la gestión empresarial entre jóvenes estudiantes, que no sólo implica conocimientos en la materia, sino también capacidad de decisión, criterio e información sobre la actualidad. En 2003, el software fue declarado de interés educativo por el Senado de la Nación y por el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe.
En los recreos del colegio Don Orione, de la avenida Rocha, Valentino Tejera Gruger, Fernando Moschen, Tomás Espinelli y Martín Fernández venden licuados, exprimidos, panqueques; al final del día cuentan la ganancia que tiene un único objetivo: pagar el viaje a San Luis donde competirán en la instancia nacional del Certamen Educativo de Administración Empresarial, organizado por Omega simulaciones.
“Venimos participando desde el año pasado”, dijo Fernando Moschen, “y este año ganamos la regional y la provincial y en noviembre vamos a participar en la nacional”.
Omega Simulaciones es una onege santafesina que desarrolló un software para incentivar a los jóvenes en una experiencia empresarial. La profesora de Economía Política y Proyectos Organizaciones, Sabrina Nettuno, explicó que “Omega hace un certamen en el cual hay que administrar una empresa virtual. Es un programa que simula el funcionamiento de una empresa y los estudiantes tienen que tomar decisiones a partir de variables. El objetivo es llegar con la mayor cantidad de utilidades”.
Con la experiencia del año pasado y el objetivo de “pasar a toda costa”, durante el verano, los cuatro jóvenes estuvieron estudiando para armar mejores estrategias a lo que se suma una cábala que “funciona siempre”, según Fernando.
Durante el certamen, todos los equipos parten de la misma situación y cada 15 minutos deben resolver una pregunta que implica tomar una decisión. Entre las decisiones más problemáticas, Fernando mencionó la ampliación de planta. Por su parte, para Valentino lo que se complica es regular la oferta y la demanda.
La prueba dura 8 horas y, por supuesto, hay momentos de nerviosismo, sobre todo por la tarde, cuando “la cabeza explota”.
La profe Sabrina destacó que “los chicos aprenden a trabajar en equipo, identificar roles y las habilidades de cada uno”. Y así lo demostró Valentino: “Nos dividimos las tareas. Yo me encargo de la parte numérica, los demás se ocupan de las decisiones. Nos poníamos de acuerdo bastante rápido, entonces quedaba tiempo para seguir preparándonos”.
Además de tener su propio emprendimiento de alimentación saludable y de ser ayudados por sus familias, “como la economía está complicada”, los jóvenes solicitaron una ayuda al Municipio que les fue otorgada, porque, aunque no vuelvan con el trofeo, ya son unos campeones.
Por Mónica Carinchi
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