El espíritu inquieto de Sandro Mastromónaco lo llevó a estudiar farmacia, homeopatía, fitoterapia, biomagnetismo. Actualmente ha puesto toda su dedicación a la terapia con imanes a la que agrega bioenergía y conceptos de constelaciones familiares. Atiende en Don Torcuato, Tigre, San Miguel y en el barrio de Caballito. Para comunicarse Facebook Dino Sandro Mastromónaco.
El biomagnetismo es una técnica terapéutica desarrollada por el Dr. Isaac Goiz Guzmán, un médico mexicano que ha dedicado gran parte de su vida a la investigación y práctica de esta terapéutica no invasiva. Muchos son sus seguidores y, por nuestros pagos, Sandro Mastromónaco es uno de ellos. Con 25 años de farmacéutico recibido en la UBA, su espíritu curioso lo llevó a estudiar metafísica, homeopatía, fitoterapia y biomagnetismo. Y asegura que continuará estudiando ya que siente que su misión es sanar. Un interés amoroso lo llevó a estudiar sobre hierbas medicinales y actualmente prepara, por ejemplo, Amuren A, una exitosa píldora para la artrosis, artritis y reumatismo.
En los últimos tiempos ha puesto especial dedicación en el biomagnetismo, pues los resultados que observa en sus pacientes son entusiasmantes. “Esta es una terapia que se aplica a todas las enfermedades, sólo que cada una tiene un determinado tiempo para sanar”, especificó Sandro Mastromónaco.
Para limpiar el cuerpo
La terapia biomagnética implica la limpieza del cuerpo y la recuperación de la armonía natural.
“Nosotros convivimos con hongos, virus, bacterias, parásitos, que se vuelven patógenos si el ph es muy ácido y así aparecen hongos en los pies, rosáceas, llagas en la boca, diarreas, grasitud en la piel. Con la aplicación de imanes se recupera el equilibrio del ph”.
El magnetismo corporal también se desequilibra cuando las emociones o sentimientos son extremos, por eso Sandro incorpora conceptos de bioenergía y constelaciones familiares para destrabar bloqueos emocionales.
Casi 150 imanes, de 8.000 a 20.000 gauss, son distribuidos por todo el cuerpo y “donde la persona tiene una dolencia mayor, se coloca el polo norte del imán y mayor carga”. Con esta modalidad, lo que se logra, es una limpieza total del cuerpo.
Una vez que comienza la limpieza corporal, “se puede orinar mucho, hacer materia fecal blanda, vómitos, transpirar mucho”.
Sandro recomienda no comer carnes ni ningún tipo de lácteos, ya que tienen antibióticos (se le aplican a las vacas) que se incorporan a nuestro cuerpo.
“Tenemos que tratar de no comer carne porque estamos incorporando un ser muerto a nuestro cuerpo. Comer harinas blancas poco refinadas, porque cuanto más refinadas, más tóxicas son. Nada de comida sintética. Mucha fruta, verduras, legumbres”. También aconseja hacer actividad física, “por lo menos caminar todos los días unas 40 cuadras”.
Algunos casos
Pensar que el bruxismo puede estar ocasionado por parásitos en los intestinos, es raro, pero así lo descubrió Sandro al aplicar imanes en una de sus pacientes.
“Me llegó un paciente de 77 años con problemas hepáticos, estomacales, acidez, rodillas hinchadas, un principio de Alzheimer que se manifestaba en desorientación en la calle o directamente se perdía cuando salía en bicicleta. Hizo 5 sesiones, ya no se pierde, se le fue la depresión, se le desinflamaron las rodillas, mejoró el hígado, el estómago”.
Tener prótesis no es problema para aplicar los imanes, sólo se toman precauciones con los marcapasos. “En este caso se trabaja fuera del sector del corazón”.
El biomagnetismo se aplica a todo tipo de adicciones; al exceso de peso, trabajando “sobre la ansiedad, la retención de líquidos, la intoxicación hepática”; también se trata cáncer y sida.
“Tengo un amigo que tuvo cáncer de colon”, contó Sandro, “le cortaron un pedazo de colon. No hizo ni quimio ni radio, lo traté yo y está perfecto. Mi mamá tenía un cáncer de piel en la frente, la operaron 7 veces, le apliqué biomagnetismo y se le fue”.
Esta terapia también se le puede hacer a un bebé, pero “en realidad se le hace a la mamá porque comparten energías, auras, entonces, al hacerle biomagnetismo a la mamá, se le pasa automáticamente al bebé”.
Un paciente de 83 años, con un problema serio de escoliosis, quedó nuevo: “Cuando lo acosté en la camilla, no podía apoyar toda la columna. En la primera sesión no aguantaba los 45 minutos, gritaba, pero yo insistí para que aguantara. A la semana estaba 10 puntos y se vino a hacer otra sesión ‘por si acaso’, me dijo”.
Un caso similar se dio con un señor de 87 años: “Vino con muchos problemas de salud. Al irse de la primera sesión, se olvidó el bastón; después de la tercera sesión, se empezó a olvidar el bastón por todos lados; a la cuarta, ya estaba 10 puntos”.
Gracias al aporte de las constelaciones familiares, Sandro trabaja sobre bloqueos emocionales: “Con ciertas dolencias, pregunto ‘¿vos tenés problemas con tu mamá?’ y me dicen ‘sí, cómo sabés?’. Estas cosas las introduje porque con mi mujer hacemos un gran equipo”.
Tener el deseo de estar sano, es básico para recuperar la salud; encontrar a un terapeuta consustanciado con la idea de que su misión en la vida es sanar, es indispensable para que juntos, paciente y terapeuta, encuentren el camino de la curación.
Para comunicarse Facebook Dino Sandro Mastromónaco y 15-5957-5256.
Por Mónica Carinchi
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