Arte, educación, pensamiento

Muestra de talleres de oficios artísticos en la Escuela Secundaria Nº 7 Cacique Pincén

Como resultado del Proyecto Martín García, en la Quinta El Ombú, de San Fernando, se realizó la muestra La Isla sin Fin. Talleres de oficios artísticos de dibujo en tinta china y carbonilla, astrofotografía, mapa sonoro, audiovisual, historieta, silbatos realizados en cerámica. Tanto el director de la escuela como el director de cultura del Municipio de San Fernando destacaron el compromiso de toda la comunidad educativa y los artistas plásticos, coordinados por Javier Barrio.

        La Quinta El Ombú, de San Fernando, fue sede de la muestra La Isla sin Fin, un conjunto de obras generadas a partir de los talleres de oficios artísticos que se desarrollaron, durante este año, en la escuela secundaria N° 7 Cacique Pincén, de la isla Martín García. Los talleres forman parte del Proyecto Martín García, una plataforma discursiva interdisciplinaria surgida a partir de la Beca Bicentenario del Fondo Nacional de las Artes, 2016.

        “El primer año, el Proyecto Martín García trabajó en el Museo Histórico de la isla, tratando de rescatar su valor patrimonial. En 2018 y 2019, nuestra actividad se centralizó en la escuela secundaria, con el equipo docente, estudiantes y la comunidad”, explicó Javier Barrio, quien tiene a su cargo la curaduría del proyecto.

        Con el objetivo de pensar problemáticas tanto del presente como del pasado, desde el territorio mismo y junto con la comunidad, Proyecto Martín García acuñó tres palabras claves: arte, educación, pensamiento. “Pensamos la isla (Martín García) desde las artes plásticas y desde el pensamiento crítico”, precisó Javier.

        Bajo este sello, en 2019, los estudiantes transitaron talleres de Ensayo Audiovisual (Sebastián Russo y Antonella Casanova), Mapas Sonoros (Pablo Bas), Astrofotografía (Rodrigo Quintanilha), Silbatos en Cerámica (Lucila Guerrero), Dibujo en el Paisaje (Alfonso Piantini), Historieta (Diego Pogonza). Los talleres se abrieron a la comunidad, entonces niños muy pequeños dejaron su impronta en hojas que se transformaron en futuro.

Hacia una escuela mejor

        Contento porque está concretando un proyecto que viene ideando desde hace más de 20 años, el director de la escuela secundaria N° 7, Claudio Galeano, agradeció al Municipio de San Fernando por brindar la Quinta El Ombú para la muestra, así como el transporte durante la semana de salida educativa.

        “Con gente que tiene ganas y se compromete, pudimos hacer algo distinto”, dijo mirando a Javier Barrio y a todos los artistas que estuvieron trabajando en la isla.

        Desde hace 6 años, este director busca darle un valor agregado a la escuela: invita a profesionales, que hacen investigaciones en la isla, a dar charlas para motivar a los jóvenes a seguir estudiando y, también, acogió el Proyecto Martín García.

        Claudio recalcó que los talleres de oficios artísticos se hacen a contraturno y que incluso, algunos fueron de noche, como el de Astrofotografía. Que sus alumnos ocupen tiempo libre en actividades relacionadas con el colegio, es común y esto también lo enorgullece: “Los chicos vienen a la tarde noche, tocan instrumentos, hacemos unas pizzas, vemos algún video. Y esto no está pasando en todas las escuelas porque faltan propuestas innovadoras, falta compromiso. Pero nuestra idea es que la escuela sea un espacio de interés”. Y parece que lo están logrando.

        Los vecinos presentes coincidieron con Galeano y uno expresó: “Estos chicos tienen algo especial. Lo que hicieron es muy hermoso. Seguramente entre ellos hay alguno que se va a destacar en el futuro”.

        El Director de Cultura, Rony Rodríguez, expresó que “si hay vocación y entrega, los sueños se hacen realidad” y agregó: “Nosotros somos un equipo que creemos firmemente en la construcción colectiva”.

Los talleres

        Como en 2018 Pablo Bas organizó una instalación sonora, este año propuso un Mapa Sonoro. El trabajo consistió en que cada uno eligiera un lugar significativo y grabara – con el celular – sus sonidos.

        “El mapa tiene la potencialidad de ir creciendo, es un trabajo en progreso”, explicó Pablo, invitando a escucharlo en www.pablobas.com.ar

        Rodrigo Quintanilha aprovechó la falta de contaminación lumínica para hacer astrofotografía. Usando una cámara estenopeica, que les enseñó a armar, los estudiantes estuvieron dos noches y tres días registrando el movimiento de los astros.

        “La convocatoria superó mis expectativas”, contó Rodrigo, “ya que, cuando arrancamos el primer día, yo pensaba ‘ojalá que mañana por lo menos venga la mitad’ y vinieron más”.

        Además de quedar registrada una trayectoria solar-lunar, los pequeños fotógrafos quisieron incorporar sus autorretratos.

        Con el resultado a la vista, Rodrigo alentó a sus alumnos: “Esta actividad que nosotros hicimos en una isla de un poco más de 100 habitantes, ahora llega a un público mayor gracias a esta muestra. Ustedes hicieron obra y esto recién empieza”.

        El taller de Ensayo Audiovisual, coordinado por Antonella Casanova y Sebastián Russo, consistió en contar una historia a través de imágenes. Por supuesto, hay que verlo y también escucharlo, porque fue enriquecido con la sugerente voz de una de las participantes.

        También de este taller surgió una serie de retratos de las mujeres de la isla, realizado por Heliana, quien expresó que, tomando esas fotos, conoció un poco más a sus vecinas. Heli fue a vivir a la isla cuando tenía 5 años y ya próxima a recibirse, partirá para estudiar psicología. Le gusta vivir en la isla, por eso dijo: “No me quiero ir, pero…”.

        El taller de Historieta, coordinado por Diego Pogonza, dio como resultado una revista armada con un relato colectivo.

        Por su parte, Alfonso Piantini invitó a toda la comunidad a plasmar en dibujos la identidad del paisaje. Gracias a esta iniciativa, las manchas de un niño de 2 años también formaron parte de la muestra.

        Trabajó con técnicas sencillas: tinta china y carbonilla. Los resultados son espectaculares.

        “Hay niveles de observación, para niños pequeños, que son llamativos. Por ejemplo Cielo, que tiene 7 años, dibujó un techo inclinado, un poste, cables”, contó Alfonso, que se sorprendió con la actitud de concentración de la niña: “Se subió solita a una escalera para ver bien lo que estaba más allá”. Notó cierta timidez en las expresiones pictóricas del primer día, pero el último le pedían más hojas para seguir dibujando y, terminando el taller, les tuvo que decir “bueno, chicos, vamos guardando”. El viento empezaba a soplar, metiéndose en los dibujos.

        El primer día de muestra concluyó con un concierto de silbatos con sonancias varias: juguetonas, alegres, sorpresivas.

        La despedida fue hasta el 14 y 15 de noviembre, cuando se reiterará la muestra en la isla Martín García, en el marco del Día de la Soberanía y acompañada por otras actividades artísticas como la realización de un mural y la lectura de poesías. De esta isla sin fin habrá nuevas crónicas.

Por Mónica Carinchi

Deja una respuesta