Pájaro Tigre

Hierbas y productos de la colmena unidos para el cuidado del cuerpo. Una producción artesanal, a pequeña escala, con plantas especialmente seleccionadas. Con mucho cuidado y responsabilidad, Malena Tytelman elabora productos que recuperan los saberes de las abuelas.

 

        De la maraña del monte isleño a veces sale un peculiar graznido. Es el canto del hocó colorado, esa ave que llaman pájaro tigre, que en pocas ocasiones se puede ver. Su nombre aúna fuerza, poesía y misterio. Así lo entendió Malena Tytelman y por eso lo eligió como nombre de su emprendimiento.

        “Esto se inició en las islas de Tigre y, aunque ahora ya no vivo allí, el nombre da cuenta del lugar, de su magia y del origen del proyecto”.

        El dibujo, creado por Pato Morrison, para la marca Pájaro Tigre, nos remite a una fantasía ancestral donde aire y tierra están fusionados.

        Malena elabora productos naturales para el cuidado del cuerpo; trabaja con plantas medicinales y productos de la colmena. Prepara tintura madre, cremas, ungüentos, bálsamos, aceites, tés, infusiones. Junto a cada producto ofrece una amplia información: cómo se utiliza, beneficios, origen. Pausadamente explica, amplía, da a probar. En su diccionario básico está la palabra responsabilidad y, aún dando cuenta de un amplio saber, aseguró que “cuanto uno más estudia, se da cuenta de todo lo que no sabe”.

 

Reconociendo plantas

        “Empecé reconociendo las plantas de la isla, hay muchísimas medicinales que crecen de manera silvestre, algunas autóctonas; otras, no. Cuando uno empieza a trabajar con plantas, ahí donde veía todo verde y yuyo, empieza a distinguir: esa es achicoria, aquella junquillo, la otra anacahuita. Es como si se corriera un velo de los ojos”.

        A sus conocimientos de herboristería, agregó los saberes de los viejos isleños: “A la yerba carnicera muy poca gente la conoce, a mí me la enseñó don Pedro, un vecino isleño de toda la vida. Ellos la usan hasta para la úlcera de estómago. Yo la mezclo con otras hierbas y hago una infusión antiácida”.

        Otra planta que se da en la isla, “así de grande”, es el llantén: “Se da en Córdoba, en la Patagonia, pero el tamaño de las hojas, en la isla, es enorme. Tiene propiedades expectorantes, antiinflamatorias, baja el colesterol y la acidez estomacal. Se puede usar externamente porque es cicatrizante. También es antialérgica, yo hago una tintura madre que da muy buen resultado”, dijo, mirando los paraísos debajo de los cuales se dio la charla, y sacó la botellita en la que tenía la preparación. “Pongo unas gotitas en agua y queda como una especie de terma con efecto terapéutico”.

        Una planta a la que tiene gran afición es la caléndula, que nace por todos lados, si bien es exótica. “La gente la tiene en su jardín, pero la gran mayoría no sabe las propiedades que tiene. Es más, algunas personas me dicen ‘ah, sí, es para los pezones cuando se amamanta, para los culitos de los bebés cuando se paspan’, pero quizás no saben que es la planta que tienen en el fondo. Semilla mucho, así que, donde hubo caléndulas, vuelve a haber. Se recomienda para las huertas porque rechaza las plagas”.

        Malena prepara una crema de caléndulas con miel y lavanda: “Elaboro el extracto sólo con los pétalos, porque ahí están todas sus propiedades. La lavanda, que proviene de una producción orgánica, le otorga propiedades relajantes”.

        El uso más sencillo de las hierbas se da en las infusiones: “Voy variando las mezclas según las temporadas y las preparo con funciones específicas: digestivas, relajantes, antiácidas”. Todas se pueden tomar solas o mezclar con el mate.

        También tiene tés “con base de té verde misionero”, al que le agrega hierbas y cáscaras de frutas de la isla que son muy recomendables “porque nadie fumiga, entonces es una calidad hermosa porque son cáscaras recién secadas y picadas antes de mezclarlas, así quedan concentrados los aromas”.

 

Cremas para relajarse

        Una propuesta de Malena que hace aún más cuidadoso su emprendimiento, es la devolución de los potes de vidrio de cremas, bálsamos y ungüentos. Y así fue que una clienta llegó con los frascos y nos contó que usa la crema corporal con malva. “Me gusta la absorción que tiene, no queda ni aceitosa ni brillante la piel. Me baño por la noche, me pongo la crema de malva y me duermo muy relajada”. En efecto, la malva es un relajante natural, así que aquel que quiera dormir plácido, ya sabe: un baño y crema de malva Pájaro Tigre.

        Para los ungüentos utiliza la cera de sus propios colmenares: “La cera dura años, lo importante es que esté bien conservada, es decir haberla filtrado bien y tenerla en la heladera. Si no se cuida esto, un tiempo después ya es polvo, no se puede usar más”.

        Para los labios, tiene un ungüento casi milagroso: “Miel, cera y aceite de vainilla, que, al ser higroscópica, capta la humedad ambiente, entonces suma para mantener los labios húmedos. Se usa para evitar paspaduras, arruguitas, ésas justamente que están alrededor de los labios y se generan por su sequedad, por eso hay que mantener los labios hidratados”.

        Otra clienta interrumpió la charla para llevar una tintura madre y otra, aceite de rosa mosqueta. “La gente vuelve y eso da la clave de que funciona”, comentó Malena.

        Y como todavía hay muchos más productos por conocer y muchos más saberes por divulgar, nosotros le prometimos que también volveríamos.

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