Hago esta pequeña reflexión para invitarlos a pensar en las cuestiones de fondo y no en las formas, a combatir y evitar las campañas publicitarias apoyadas en el marketing que resultaron tan peligrosas para nuestro país y a imaginarnos la Argentina de los próximos 20 años.
De las tres propuestas presentadas en la campaña, dos tienen preocupación social, distribuyen el ingreso pensando en las personas vulnerables ante el sistema, garantizan derechos de jubilación y el empleo tan valorado por todos. El otro modelo, se basa en los beneficios para la punta de la pirámide y la famosa teoría del derrame. Considera el ajuste, la reducción del gasto público y el libre mercado y la reducción del estado al mínimo. Ya todos conocemos el mal que puede generar.
Tengo la oportunidad de recorrer miles de plantas industriales en la provincia y es impresionante la cantidad de empleo generado, las innovaciones, maquinaria comprada, etc. Hablo con dueños de fábricas y pese a no estar de acuerdo con el gobierno, consideran que las políticas favorecen a la producción, al mercado interno, que en definitiva es el que te da trabajo.
El 90% de las plantas que recorrí tenía su capacidad instalada al límite. ¿Qué sucede si se abren las importaciones?
Lo he vivido en carne propia siendo muy chico en el año 1994, cuando mi familia compró maquinaria a una empresa argentina en quiebra. A la fecha, muy orgullosamente, puedo decir que los ex empleados de esa firma, fabrican maquinaria por cuenta propia, montaron sus propias fábricas, contrataron personal y no paran de generar empleo. Eso no fue magia, representa el esfuerzo de todos.
Creo que esa es la utopía Argentina que todos tendríamos que perseguir, el crecimiento industrial, un estado justo, el pleno empleo, la igualdad de derechos y sobretodo la identidad nacional, por encima del capital y las empresas.
Los invito a reflexionar y a exigir a los candidatos que expliquen los modelos económicos y sociales que plantean, que muestren sus ideas y los equipos de gente.
Todos conocemos la “cajita feliz” de las hamburgueserías. Generalmente las llamo cajita “infeliz”, porque detrás de las mismas se esconde trabajo esclavo, mano de obra barata, sueldos básicos y un daño para la salud. Lo mismo pasa con los globos. De una vez por todas, debemos mostrar a la clase política que la sociedad no padece anorexia intelectual.
Atte, Lucas Desalvo
DNI: 32.013.690
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