Alas de colibrí

Un emprendimiento donde sólo se venden productos elaborados por mujeres. En la plaza central del Puerto de Frutos se encuentra el puesto Alas de colibrí. Productos artesanales con identidad tigrense. Durante la pandemia hacen ferias virtuales, para contactarse Facebook Alas de colibrí.

        Empezaron como un hobby: la mamá cosiendo manteles y Erika pintándolos. Y con la pandemia se les presentó la oportunidad de tener un puesto en el Puerto de Frutos. “Por primera vez en muchos años hay puesteros que dejaron sus puestos porque no podían pagar, entonces nosotras presentamos un proyecto y lo aprobaron”, contó Erika.

        Así abrió su puesto Alas de Colibrí en la plaza central del Puerto de Frutos. Empezaron solas y ahora es un aleteo de mujeres: “Como yo consumo los productos de Las Dulceras (del Río) le propuse a Ceci que trajera sus mermeladas. Ella le dijo a otra emprendedora y otro día pasó otra por el puesto y nos pusimos a conversar”.

        A los manteles se sumaron tazas de cerámica, mates, bombillas, muñequitos tejidos y los gustitos: mermeladas, cascaritas de naranja, miel saborizada, tés, café de cereales. Todos productos con identidad tigrense.

        “Acá nada es industrial, entonces quizás vengas un día y encuentres algo que te gusta y la próxima ya no está”. A esto hay que agregarle buenos precios, ya que prefieren que “todo circule”.

        Erika asegura que vende “productos con espíritu”, y parte de ello son las historias que los rodean: quién es la productora, cómo los hace, cómo corta y pega cada una de las etiquetas.

        Todas son trabajadoras de la economía social reunidas con una certeza: nadie se salva sola. “Trabajamos para vivir, pero entendemos que, si no nos ayudamos, solas no vamos a poder”, sostuvo la joven emprendedora. Casi todas son mamás y hablan “por teléfono con la nena a upa”, realizan múltiples tareas y caminan la vida con felicidad. “Nos entregamos los productos sin pedirnos nada a cambio, ninguna desconfía, hay buena energía. Después el tiempo dirá si nos va bien”.

        Obviamente la pandemia detuvo algunos de los proyectos que tenían, pero hizo que surgieran otros: “Hacemos ferias virtuales y pronto vamos a tener una tienda on line donde los compradores tendrán la oportunidad de contactarse directamente con el emprendedor”. Por supuesto, tienen Facebook e instagram, pero Erika confía fundamentalmente en el boca a boca. Y cómo no confiar si se trabaja con alegría teniendo a una hija en un brazo mientras que con la otra mano se abanican las telas recién pintadas que se transformarán en hermosos manteles para disfrutar las próximas tardes de primavera.

Por Mónica Carinchi

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