¿Desarrollo económico vs. conservación de la vida?

, Medio Ambiente

La sequía del Paraná afecta a miles de ciudadanos y los cerealeros siguen exportando. La Multisectorial Humedales realizará una travesía uniendo Rosario y la Capital Federal. Su objetivo: exigir la sanción de la ley de humedales. Quemas intencionales, sequía extrema, degradación del ambiente: efectos de la sinrazón del modelo económico actual.

        El Delta del Paraná es una esponja que se fue formando con los sedimentos que arrastra el río. Es un ecosistema fundamental para los millones de personas que viven entre Rosario y Capital Federal; cuando su uso indebido quedó expuesto con las quemas de 2008, cuyo humo llegó hasta el Gran Buenos Aires, la sociedad civil comenzó a reclamar acciones concretas para preservar este invalorable territorio. En 2013 nació el PIECAS (Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná) y el primer proyecto de ley de humedales. El primero no se respeta y el segundo muere una y otra vez por la presión de las corporaciones empresarias.

        Nuevamente, organizaciones socioambientales, reunidas en la Multisectorial Humedales, exigirán a los representantes del pueblo que cumplan con su deber: votar la ley de humedales y hacerla cumplir de manera inmediata y rigurosa.

        La Multisectorial Humedales unirá Rosario con Buenos Aires a través del agua, en una travesía que saldrá el 11 de agosto de la rambla Cataluña de Rosario para llegar, si las condiciones acompañan, el 17 a Capital Federal, desembarcando en Costa Salguero. El 18 de agosto movilizarán al Congreso de la Nación donde realizarán un acto.

El río es más valioso que la soja

        La bajante extraordinaria del río Paraná está afectando la provisión de agua de muchas ciudades, así como el funcionamiento de centrales nucleares (necesitan agua para refrigerar sus circuitos), termoeléctricas (requieren agua para la generación de vapor) e hidroeléctricas. Afecta a todo el sistema de humedales, poniendo en peligro su biodiversidad y, obviamente, a todas las personas que allí habitan, desarrollando actividades de subsistencia.

        ¿A quiénes no afecta? A las agroexportadoras, que siguen cargando sus buques porque utilizan el canal central del río. “Los buques están cargando un 70% de su capacidad. Transitan por el canal principal porque la sequía afecta a los brazos del río que alimentan el humedal”, explicó Sebastián Martínez Ledesma, integrante de la Multisectorial Humedales, de Rosario.

        Que nadie piense que los buques cruzarán el Atlántico con un faltante, el 30% lo completan en Bahía Blanca o Brasil.

        Las multinacionales pretenden que los buques marinos transiten el rio Paraná, por lo cual “hay un sobredragado que no está autorizado y con la bajante histórica, se genera un daño aún mayor al río”, señaló el entrevistado.

        Entonces, mientras miles de argentinos y argentinas se ven perjudicados por la bajante del río, los agroexportadores se siguen beneficiando.

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        Por otro lado, no hay que olvidar el daño causado con los incendios de los últimos años y los que todavía continúan: Lechiguanas, Baradero, San Pedro. “Se han quemado casi 500.000 hectáreas del delta del Paraná. Ya no hay mucho más para quemar”, dijo con pesadumbre Sebastián.

        Las deforestaciones en Brasil, Paraguay y Argentina están generando un desastre ambiental que quedó visibilizado, en los últimos años, por el deterioro del gran sistema de humedales que tiene como columna vertebral el río Paraná. Las obras como el puente Rosario-Victoria potenciaron este desastre: “Altera el curso del Paraná con un terraplén de 60 kilómetros entre estas ciudades y así se corta el sistema de alimentación del humedal. Al construirlo no se tuvieron en cuenta los costos medioambientales”. La construcción se inició en 1997, o sea durante el menemato, con el objetivo de reducir los costos de fletes de la mercadería del Mercosur. Desde luego, tuvo un beneficio secundario: los ganaderos pueden llevar con mayor facilidad más vaquitas a las islas, alterando el equilibrio del ecosistema.

        Otro efecto de la bajante del río son los desmoronamientos de las barrancas del Paraná: sin el agua suficiente haciendo presión, la tierra cede y cae y con ella, lo que esté arriba.

        Los desastres ambientales avanzan impetuosamente, en cambio la justicia es tan lenta que no hay un solo responsable por las quemas intencionales en el humedal. “Hoy vemos las consecuencias del modelo que avanza sobre los ecosistemas y que no entiende que el valor del río, de la tierra, es mucho más grande que el valor de una cosecha de soja”.

        Porque los integrantes de la Multisectorial Humedales comprenden el valor infinito de la naturaleza, el 18 de agosto esperan a todos los ciudadanos y ciudadanas frente al Congreso Nacional.

Por Mónica Carinchi

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