Poniendo foco en la ruralidad

Recursos para los y las productoras agroecológicas de la provincia de Buenos Aires. La gestión de Axel Kicillof está recuperando el tiempo perdido y los recursos subejecutados. Nuevas Direcciones para acompañar el crecimiento de la agricultura familiar y la regularización de tierras de uso productivo.

        Dada la necesidad de trabajo formalizado y la exigencia social por productos saludables y de bajo impacto ambiental, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, jerarquizó el gran mundo agroecológico con la creación de la Dirección Provincial de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural, que forma parte del Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia.

        En dicha Dirección existen 3 líneas de acción: Innovación Tecnológica para la Agricultura Familiar; Comercialización y Producción; Fortalecimiento Organizacional y Ordenamiento Territorial.

        Nadia Dubrovsky es la directora de ésta última y con ella conversó este medio.

Garantizar zonas de producción

        Es un clásico que los medios de desinformación masiva califiquen las tomas de tierra como delitos que merecen el infierno. Sin embargo, no se escandalizan de la construcción de barrios privados sobre las tierras más fértiles de la pampa húmeda con el consecuente alejamiento de los productores hortícolas de los centros de consumo; no se escandalizan de las irregularidades en los arrendamientos de tierras productivas; no se escandalizan de las condiciones indignas en que son obligadas a vivir las familias productoras porque los arrendadores no les permiten hacer mejoras habitacionales; no se escandalizan sobre los desalojos y aumentos de alquileres que forzaron durante la pandemia, en contra de las regulaciones establecidas para esta etapa especial.

        “El acceso a la tierra es muy complejo”, dijo la Lic. Dubrovsky, “intervienen muchos actores: el Municipio, organismos del Estado, cámaras inmobiliarias”.

        Para que los consumidores accedan a comida saludable y con precios razonables y los trabajadores de la tierra puedan ejercer su derecho a trabajar y vivir dignamente, la idea del actual gobierno “es una regulación del uso de la tierra que garantice las zonas de producción de alimentos, otorgando tierras en formatos accesibles”.

        Como el ordenamiento territorial es competencia municipal, la actual gestión trabaja en tierras de dominio provincial o inicia gestiones con cada Municipio.

        “Éste es un tema que tiene deudas históricas, con muchos intereses contrapuestos. Por esto es importante que, como ciudadanos, exijamos a cada concejo deliberante sobre la gestión del territorio”, enfatizó la entrevistada.

        Reiteramos, para que nadie se haga el distraído y se caiga definitivamente esa frasecita “yo no puedo hacer nada”, el ordenamiento territorial es competencia del intendente y el concejo deliberante.

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Fortalecer a quienes producen

        Una vez más escuchamos que durante el gobierno cambiemita, los recursos internacionales dirigidos a fomentar proyectos de la economía familiar, campesina, indígena fueron subejecutados. Para que la financiación internacional del Procanor no se perdiera, además de implementarlo en las provincias del norte, se extendió a la provincia de Buenos Aires para fortalecer la cadena hortícola agroecológica.

        Dentro del Procanor se encuentra el Programa En Nuestras Manos, “una línea dirigida a grupos de mujeres, formales o informales, pero con perspectiva a formalizarse”, indicó Dubrovsky quien destacó que, en general, el financiamiento es siempre para los hombres y “eso limita a las mujeres, incluso en la posibilidad de salir de entornos violentos porque no tienen autonomía económica”.

        En la provincia de Buenos Aires se formularon y aprobaron muchos proyectos, entre ellos el presentado por Las Dulceras del Río, las isleñas tigrenses que “en el marco de la pandemia cumplieron un rol fundamental para el acceso a alimentos, en un contexto de difícil circulación y sobre todo en la isla”.

        Con estos recursos, Las Dulceras podrán equipar la cocina comunitaria para seguir abasteciendo con productos sanos, seguros y de cercanía no sólo a la población isleña, sino a todo el país, pues la Dirección de Industrias y Productos Alimenticios del Ministerio de Desarrollo Agrario aprobó la Resolución de P.U.P.As, entonces con el registro del abastecimiento y del producto “tienen tránsito federal”.

        Con mucho sentido común, la funcionaria señaló que “aunque los productos no estén formalizados, se comercializan igual, entonces es mejor formalizarlos y controlarlos. Nosotros no somos partidarios de la prohibición, sino de la inclusión. Trabajamos en conjunto para la regulación, acercando la normativa a la realidad que pueda cumplimentar el sector y acompañándolo para que avance hacia la normativa”.

        Todas estas herramientas van acompañadas de canales de comercialización: Mercados Bonaerenses, ferias, mercados minoristas y mayoristas, ya que es necesario desarmar las cadenas de intermediarios que “no diferencian un producto tradicional de otro agroecológico y le pagan muy mal al productor. Y además en muchas ocasiones llega al consumidor con precios de élite. Hay mucho trabajo por hacer en esta cadena de intermediación”.

        La agroecología se enmarca en la soberanía alimentaria, por lo tanto, no es sólo el no uso de agroquímicos, es también el acceso a alimentos producidos localmente que tendrán baja huella de carbono, es la posibilidad de elegir qué se consume, es un producto pensado con dimensión social por eso no puede tener precio de élite.

        Hay muchísimos consumidores ávidos por comer productos sanos y locales y “esto es fundamental para traccionar ordenanzas de producción agroecológica, de regularización de uso de agroquímicos, de mercados locales. La organización social en cada territorio es lo que puede motorizar cambios”, concluyó Nadia Dubrovsky.

        La ciudadanía y las condiciones de post pandemia reclaman el fortalecimiento de la economía local y la producción agroecológica, por lo tanto, el concejo deliberante tiene trabajo por realizar.

Por Mónica Carinchi

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