70 años de un derecho esencial: voto femenino, ahora sí es universal

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En 1947, el gobierno de Juan Domingo Perón promulgó la ley del sufragio femenino. Eva señaló a las mujeres que no sólo era el derecho de elegir, sino una herramienta de participación política. El 11 de noviembre de 1951, estrenando la libreta cívica, las mujeres concurrieron masivamente a las urnas.

        Cuando el 10 de febrero de 1912 el Congreso Nacional aprobó la ley 8871 de sufragio universal y obligatorio, a esa universalidad le faltaba algo: las mujeres.

        Si bien muchas profesionales (Cecilia Grierson, Julieta Lantieri) y políticas (Alicia Moreau) impulsaron la idea del voto femenino, la oligarquía argentina fue un hueso duro de roer.

        Durante las presidencias radicales – de 1916 a 1930 – se presentaron 6 proyectos sobre sufragio femenino, que se destacaron por los requisitos para poder votar: mientras los hombres votaban a partir de los 18 años, para las mujeres se proponía, en algunos proyectos, 20 años y, en otros, 22. Además se exigía que la mujer supiera leer y escribir e, incluso, un proyecto pedía que tuviera título universitario. Ninguno de estos proyectos tuvo éxito.

        En 1932 se volvió a tratar el tema. Los socialistas defendieron la estricta igualdad entre hombres y mujeres y si bien se aprobó un proyecto en Diputados, la Cámara de Senadores nunca lo trató.

        Hubo luego proyectos en 1939; en 1940, que incluía obligaciones militares; en 1942. Pero fue necesario que llegara Perón a la presidencia para que el 23 de septiembre de 1947 se promulgara la ley 13.010 que no sólo garantiza a las mujeres la posibilidad de elegir a todas las autoridades, sino también de ser elegida.

Y por fin votaron

        Mientras que se debatió la ley de voto femenino, los legisladores recibieron miles de cartas reclamando el derecho a voto. También famosas actrices se organizaron para expresar su voluntad a través de cortos que se pasaban por radio o cine. La misma Evita decía por radio: “Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar”.

        El día de la promulgación de la ley, Evita habló para las mujeres desde Plaza de Mayo, advirtiendo que la ley no sólo era una herramienta electoral, sino que abría el camino a la participación política ante un enemigo que no daba respiro: “Tenemos, hermanas mías, una alta misión que cumplir en los años que se avecinan. Luchar por la paz. Pero la lucha por la paz es también una guerra. Una guerra sin cuartel contra los privilegios de los parásitos que pretenden volver a negociar nuestro patrimonio de argentinos”.

        El 11 de noviembre de 1951, las mujeres argentinas votaron por primera vez en los comicios presidenciales. La participación femenina fue superior al 90%. No sólo millones de mujeres pusieron su decisión en las urnas, también fueron elegidas 23 diputadas y 6 senadoras.

        La ley de sufragio femenino inició la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Por Mónica Carinchi

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