Desaparición de bosques nativos y falta de lluvias

, Medio Ambiente

La capacidad de regeneración de la Tierra está en su límite máximo. En un corto período de tiempo (170 años) comparado con los tiempos geológicos, la tecnología humana está provocando gran desestabilización en la naturaleza. El exceso de calor y la falta de lluvias están íntimamente relacionados con la tala de los bosques nativos y su reemplazo por cultivos de organismos genéticamente modificados.

        Hay registros que demuestran que la existencia del ser humano sobre la Tierra data de 2 millones de años. También existen evidencias científicas sobre las transformaciones significativas que el accionar humano generó en la naturaleza a partir de mediados del siglo 19. Este pequeñísimo lapso de tiempo (unos 170 años) en que la tecnología humana originó un riesgoso desequilibrio sobre la naturaleza, es ínfimo comparado con los registros geológicos milenarios (800 mil años) que muestran los cambios climáticos en los cuales no intervino el hombre y que dieron como resultado un planeta en el cual se pudo desarrollar la vida con un equilibrio de relojería.

        Pero ese equilibrio está desequilibrado, así lo advierte el último informe del Equipo Intergubernamental de Cambio Climático que reconoce la irreversibilidad de ciertos estados.

        “El uso que actualmente se hace de los recursos naturales supera en casi dos veces la capacidad de regeneración natural de la Tierra”, informó Guillermo Villate, licenciado en geología.

        La naturaleza tiene ecosistemas especiales que asimilan sustancias tóxicas. Uno de estos sumideros son los bosques que capturan el CO2 (emitido por la combustión del petróleo y sus derivados) fijándolo como madera.

        Pero ese proceso natural se está deteriorando: la deforestación de los bosques nativos implica que la capacidad de captura de la naturaleza del CO2 sea menor que la emitida por el hombre. Por ejemplo, en nuestro país se ha deforestado en provincias norteñas gran cantidad de bosque nativo para plantar soja. Esto no sólo elimina la función de sumidero natural del bosque, también destruye el hábitat de flora y fauna nativas y además afecta el ciclo del agua. La deforestación también se produjo en la zona conocida como Gran Chaco (centro-sur de Brasil y gran parte de Paraguay). Así quedó un extenso territorio al servicio de la república sojera.

        “La naturaleza tarda unos 50 años en recapturar el CO2 de la atmósfera y fijarlo. Reponer la masa forestal (del Gran Chaco) se calcula que tardará unos 500 años. Como consecuencia, no sólo hay menos agua en la atmósfera, sino también en el perfil del suelo como agua de reserva”, especificó Villate.

        Por la tala indiscriminada (sólo realizada por intereses económicos) hay una disminución significativa de agua aérea. A este sistema de circulación de agua aérea se lo llama ríos aéreos que, distribuidos por los vientos, son los que producen precipitaciones en las cuencas alta y media del río Paraná.

        ¿Cuánto hace que en la provincia de Buenos Aires no se dan las típicas lluvias invernales?

        En julio/2021 se declaró la Emergencia Hídrica (decreta 482/2021) por 180 días para 7 provincias argentinas; hay pueblos costeros del norte de la provincia de Buenos Aires que tienen problemas con el agua domiciliaria. Asimismo, 5 estados del sur de Brasil están afectados por la sequía. El abuso de la Madre Tierra se paga.

        En relación al uso de ambientes naturales para cultivos tecnológicos, el Lic. Villate señaló que “se busca simplificar un sistema (natural) para maximizar el rendimiento a costa de la inestabilidad de ese sistema. Así se produce un desplazamiento de la fauna y de la flora y modificaciones en el clima. Hay un deterioro general del territorio”.

        Haber sacado del fondo de la tierra carbón, petróleo y gas no está siendo beneficioso para la población actual y lo será mucho menos para las futuras si el nivel de explotación y utilización de energías fósiles sigue al mismo ritmo. Ya se están haciendo experiencias de generación de condiciones de habitabilidad de determinados territorios para trasladar esa experiencia a Marte, es decir que quienes tienen capacidad decisoria no desconocen el cambio climático.

        ¿Y si cuidamos la casa común para todas las especies que la habitan, incluida la humana?

Por Mónica Carinchi

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