La aparición de algas verdeazuladas en grandes concentraciones, con la llegada del calor, se está convirtiendo en un fenómeno que se repite en los últimos años. Entre sus causas, se destaca la contaminación del agua por materia orgánica y agrotóxicos. Mayores controles y conciencia ambiental, los desafíos por delante.
En las últimas semanas, el agua de algunas costas y lagunas bonaerenses se tiñó de verde. Pequeñas rayas y manchas hicieron notar su presencia en un hecho que ya no sorprende: se trata de la floración de cianobacterias, algas que realizan la fotosíntesis a través de pigmentos que le confieren esa coloración verdeazulada.
El problema no es su presencia -estos organismos se encuentran desde hace millones de años en el planeta- sino sus altas concentraciones. ¿La causa? Condiciones ambientales que comienzan a desnivelar el sistema, generando un incremento desmedido en su reproducción y el riesgo de que liberen toxinas peligrosas para los animales y personas que tomen contacto con el agua.
En los últimos años, su aparición en balnearios de la provincia de Buenos Aires dio lugar a la creación de la Mesa Interinstitucional de Cianobacterias, coordinada por la Subsecretaría de Recursos Hídricos (PBA). El equipo está integrado por la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC-BA), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina La Plata (Conicet- La Plata), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y representantes de la empresa ABSA.
Ricardo Echenique, investigador de la CIC, participa en el monitoreo que se lleva adelante en los cuerpos de agua afectados. “Estos organismos son productores de cianotoxinas, tanto hepatotoxinas como neurotoxinas, que no solo afectan al agua de los balnearios, sino también al agua potable, lo que se convierte en una situación crítica, como hemos tenido en 2020 y 2021”, contó en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
A partir de experiencias en otras regiones del país y del mundo, el equipo de especialistas desarrolla diversas estrategias para su control. Una de ellas es el Ciano Semáforo, un sistema de alerta temprana que cuenta con un mapa que se actualiza diariamente, donde se puede observar el estado del agua en diversos puntos de la Provincia.
“Allí se informa cuál es el nivel de riesgo, que puede ser verde, amarillo, naranja o rojo, y cuenta con sus respectivas instrucciones de cuidado. Va de un nivel mínimo que es totalmente inocuo para la gente hasta uno máximo en el que se sugiere el no ingreso al agua ni a las playas”, detalló.
Además, Echenique resaltó que, en las zonas donde hay una alerta significativa, se coloca una bandera roja con una cruz verde. Según el mapa, en esa situación se encuentran, actualmente, la Laguna de Lobos, en el partido homónimo, y la Laguna Chis Chis, que limita con las comunas de Lezama y Chascomús, entre otras. En estos casos, la ingesta del agua podría provocar alteraciones gastrointestinales o hepáticas, diarreas e, incluso, daños en la piel como distintos tipos de dermatitis, entre otras afecciones.
La contaminación, en el centro de la escena
Las cianobacterias son los primeros organismos fotosintetizadores del planeta. Hay registros fósiles de ellas de hace 3.500 millones de años. Se podría decir que se les debe mucho del mundo que hoy se conoce, ya que a través del proceso de fotosíntesis produjeron oxígeno generando la atmósfera primigenia, favoreciendo, nada más ni nada menos, el desarrollo de la vida.
Sin embargo, ante un escenario desfavorable, estas heroínas pueden convertirse rápidamente en villanas. “Su alta concentración lo cambia todo y es resultado de varios factores: las temperaturas elevadas, el mayor tiempo de exposición solar y los aportes de materia orgánica y nutrientes de nitrógeno y fósforo”, enumeró. Estos últimos son su alimento y la pauta de que el agua está contaminada.
Además, aseguró el investigador, el fenómeno de la Niña por tercer año consecutivo provocó escasez de lluvias y los bajos niveles hídricos dan lugar a un aumento en la disponibilidad de estos nutrientes que les permite reproducirse fácilmente. Al mismo tiempo, la presencia de precipitaciones en algunas regiones también puede ser un problema, ya que “el lavado de suelos que tienen productos agroquímicos llega a los cuerpos de agua y favorecen, también, su desarrollo”.
Para contrarrestar esa contaminación, sostuvo Echenique, sería óptimo una reducción de la materia orgánica y de los efluentes cloacales en las grandes urbes, como el AMBA, CABA, Rosario y las ciudades que están en la Cuenca del Uruguay, La Plata, Berisso, Ensenada. “La realidad es que no tienen un tratamiento eficiente y eso hace que sea favorecida la reproducción explosiva de las cianobacterias y otros organismos nocivos como las bacterias coliformes”, advirtió.
Por último, con respecto al riesgo del consumo de agua de red en las zonas que se encuentran en alerta roja, aseguró que, por el momento, “no son altos”. “Las toxinas que pueden estar presentes son, en mayor medida, hepatotoxinas, cuya peligrosidad disminuye considerablemente con los manejos operativos que se realizan en las plantas potabilizadoras, así que es importante llevar tranquilidad en ese sentido”, concluyó.
Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM)
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