Sombras, luces y títeres

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Representación dramática a través de objetos. Natalia y Guadalupe conforman La Zopenca, una compañía de teatro de títeres y objetos. En su búsqueda expresiva integran también el teatro negro, de sombras y el clown. Para conocer algo de su trayectoria www.lazopenca.com.ar

 

La facilidad que los niños atesoran para crear un mundo ficcional poblado de muñecos y objetos que pierden su cotidiana utilidad, les permite disfrutar de una obra de títeres de manera casi natural. Si, además, la obra está cuidada en su estética, combina armoniosamente música e imágenes y conlleva un mensaje, entonces no sólo el niño será atrapado en la butaca, también los adultos quedarán cautivados por la magia de los títeres.

Todo esto provoca la compañía de teatro de títeres y objetos La Zopenca, que desde el río Carapachay sale con sus títeres de mesa, de manipulación directa, de guante y también “con todo tipo de objetos puestos en función dramática. Además hacemos teatro negro, de sombras, clown. Usamos distintos tipos de títeres y actuación a la vez”, explicó Natalia Bindenmaister, que junto a Guadalupe Lombardozzi, conforma esta compañía que pudo disfrutar el público tigrense en el 1er. Encuentro de Teatro de Tigre. “También estuvimos en la fluvial y en el puerto de frutos, pero en general no hacemos teatro de calle porque esa es una técnica que no profundizamos”, aclaró Natalia, quien definió el teatro de títeres como “una conjunción bella de la plástica, el teatro, la danza y la música”.

Las dos amigas estudiaron en la escuela de titiriteros del Teatro San Martín y cuando egresaron decidieron armar la compañía que tiene un nombre que es “la contradicción total del titiritero que tiene que tener una destreza muy grande en sus manos” y con manitas que parecían alas explicó que ‘zopenca’ quiere decir ‘atrofiados de pies y manos’.

 

Oficio de titiriteras

En Argentina, los titiriteros tienen una historia que se remonta a la figura de Javier Villafañe que en 1935 echó a andar su carreta La Andariega, convertida en retablo para obras cargadas de belleza y contenido.

 

En este último aspecto, La Zopenca tiene punto de contacto con el gran maestro: “Hacemos fundamentalmente teatro para niños porque nos interesa generar espectadores infantiles de un teatro que presente un conflicto, que les permita reflexionar. El teatro es un acto transformador para los adultos y también puede serlo para los niños. Nuestras obras son divertidas, pero no es una excitación por la excitación misma, porque eso es vacío. Los niños, cuando ven algo que les gusta mucho, no andan dando vueltas por todos lados. Tenemos que acompañar el crecimiento de los niños, enseñarles a ser espectadores que es una manera de seguir creciendo”.

Las obras de esta compañía surgen, en general, de la pluma de Natalia, mientras que Guadalupe se reserva el diseño de la estética. No tienen por metodología presentar un mismo títere en distintas obras ya que “cada espectáculo tiene una propuesta artística diferente, eso es lo que nos caracteriza. Permanentemente intentamos indagar en técnicas y formas distintas”.

En este verano, gracias a un subsidio del Instituto Nacional del Teatro, La Zopenca anduvo de gira “por lugares donde habitualmente no llega el teatro”. Públicos de la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza pudieron disfrutar de El sueño de un Caballo, Una historia con barriletes y Colores Primarios, obra de teatro negro que “es una técnica muy difícil porque necesita oscuridad plena pero nosotras, con ingenio, logramos hacerla en cualquier lugar. Pedimos que pongan papeles en las ventanas, nosotras llevamos telas y así logramos que muchos chicos conozcan esta técnica que es tan mágica”.

Ahora están preparando un nuevo espectáculo, que estará listo para agosto. Si bien todavía no saben dónde estrenarán, Natalia confesó que tienen “muchas ganas de trabajar en Tigre. Nuestro sueño es poner un teatro acá. Nos encantaría que ésta sea nuestra sede de trabajo”. Seguramente, los niños tigrenses pensarán lo mismo.

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