Dilemas

        Los dilemas acuden a nuestro encuentro ni bien llegamos a la vida, el acto fundante de respirar comienza a producir sustancias tóxicas. Y es que el oxígeno, el nitrógeno y los demás gases que componen nuestro aire, son elementos con gran poder de oxidación y capacidad de generar radicales libres, los que van envejeciendo a las células. Entre otras posibilidades está la de no respirar, obviamente la muerte llegaría más rápido. Afortunadamente para nosotros, a esa altura de la temprana vida, aún no hemos desarrollado la capacidad de dudar (valiosísima en etapas posteriores) y toma el control nuestra parte más instintiva, nuestro sistema nervioso autónomo, con una grata consecuencia para los que tenemos el privilegio de la vida: ¡Respiramos! y comienza nuestro viaje.

        La Covid-19 y el ASPO (Aislamiento Social Preventivo Obligatorio) nos conectan con la incertidumbre y el dilema. Los dilemas nos obligan a tomar decisiones sobre situaciones para las cuales no hay una solución ideal. La Covid-19 nos cuenta que la vida no pide permiso, transcurre, nos guste o no, llena de azar. Nadie imaginaría ante el brindis el 25 de diciembre de 2019 la realidad al 25 de marzo del 2020. ¿Nadie?, bueno tampoco nos hagamos lxs distraídxs, si numerosxs científicxs en todo el mundo vienen avisando que el ritmo de depredación del planeta por cuenta de lxs seres humanxs es incompatible con la sustentabilidad de la vida. El planeta se defiende de modos muy complejos, nos lleva millones de años de sabiduría de ventaja.

        Ante esta realidad ¿qué nos queda? Aprender, siempre. Adaptarnos, claro, sabiendo que no hay una única respuesta. Reconocer los afectos y valorarlos. Replantearnos nuestros modos de vida que buscan llenar vacíos existenciales consumiendo objetos innecesarios. La tecnología ¿nos ayuda? ¡Claro!. En tanto no nos sobre-adaptemos. El calor humano, los olores, las temperaturas de los encuentros reales son irremplazables y los cuerpos nos avisan si intentamos convencer a nuestro animalito interno de lo contrario, nos advierte sobre emociones acalladas.

        Tal vez sea una interesante consecuencia tomar consciencia de los dilemas que pueblan nuestra existencia, de nuestra fundante impotencia y de nuestras fortalezas. Qué las tenemos ¡todxs!. Relajarnos un poco, aunque no sea fácil, intentarlo. Por nuestro bien.

Lic. Gabriela Brazzola Wehr

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