La figura principal es la inclusión de los niños con discapacidad en las aulas comunes

Congreso Argentino y Regional de Educación Inclusiva. Con el apoyo de organismos locales, nacionales e internacionales, La Fundación Tigre para la Inclusión, presidida por Claudio Espósito, dará comienzo al Congreso de Educación Inclusiva el 30 de agosto. Para participar se debe realizar la inscripción previa a través de la página web www.educacioninclusiva.org.ar

 

        “Si bien hemos tenido un cambio de nombre como institución, éste es nuestro quinto año haciendo experiencias de este tipo aquí, en Tigre. Todos los años hicimos capacitación docente (como Fundación Down Tigre) y este año hacemos un gran congreso internacional de educación inclusiva porque logramos el apoyo del Banco Mundial, de la OEA y del Municipio”, explicó el Dr. Claudio Espósito, presidente de la Fundación Tigre para la Inclusión.

        El origen de la nueva institución tiene su explicación: “Nosotros nacimos a partir de un diagnóstico, el síndrome de Down. Pero muchas personas, con otras discapacidades, nos dijeron que ellos quedaban afuera y, después de hacer, el año 2011, la jornada sobre los derechos de las personas con discapacidad, aprendimos que teníamos que corrernos del diagnóstico. Entonces decidimos hacer el cambio y abrirnos a todo tipo de personas con discapacidad”.

        Ahora, todos juntos, han organizado el Congreso Argentino y Regional de Educación Inclusiva, a realizarse entre el 30 de agosto y el 1° de septiembre en Pipa Tigre (Perú y Luis Pereyra, Tigre).

 

Aprender juntos

        Este Congreso viene a dar un primer paso necesario en virtud de los compromisos internacionales asumidos por nuestro país, ya que “el artículo 24 de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificado y aprobado por la Argentina, en 2008, constituido en ley 26.378, obliga a la República Argentina a modificar todo el sistema educativo”.

        Por otra parte, la ONU sostiene que “la educación inclusiva es una educación donde todos los niños aprenden juntos, tengan o no tengan discapacidad”.

        En buen criollo, esto significa que el sistema educativo actual, constituido por una escuela para niños con discapacidad – escuela especial – y otra escuela para niños que no tienen discapacidad, tiende a su desaparición.

        Como esta reestructuración profunda produce temor, Claudio señaló: “Esto genera mucho miedo en los maestros que trabajan en la escuela especial porque piensan que se van a quedar sin trabajo. Pero no es así. La idea es que sus conocimientos puedan volcarlos a la escuela común”.

        “Estamos buscando una educación centrada en el niño, pero no sólo en el niño con discapacidad, sino en todos los niños. Los inspectores, las maestras se manejan por lo médico y no ven que en las aulas hay niños que ríen, que juegan, que necesitan atención. También hay que reconocer que hay muchos niños y adolescentes que realmente necesitan apoyos mucho más intensivos y ni siquiera pueden ir a las aulas. A estos niños también hay que darles una respuesta”, dijo Claudio y remató: “La educación homogeneizadora del siglo 19 se terminó. No somos todos iguales, somos todos diferentes”.

        En el Congreso, que ya cuenta con 1300 inscriptos, se podrán escuchar experiencias innovadoras, tanto de nuestro país como del exterior.

        “En la Argentina hay experiencias aisladas de inclusión, porque falta capacitación”; quizás por esto, casi el 80% de los inscriptos son docentes, “lo que es muy importante porque ellos son los agentes de cambio, son los que deben animarse al cambio”. Y para darles un empujón, el Dr. Espósito reconoció que “los docentes de especial tienen muchos recursos y también los maestros de las escuelas comunes, porque ellos también tienen alumnos con dificultades de aprendizaje”. Indudablemente, lo que hay que hacer “es atreverse a cambiar las prácticas, porque, si seguimos con las mismas prácticas, obtendremos los mismos resultados”.

        Otro aspecto a tener en cuenta son las “ventajas” que tienen las escuelas privadas: “La escuela privada tiene más posibilidades de inclusión, ya que el sistema de obras sociales financia a los maestros integradores a los que se permite entrar a las escuelas. En cambio, la escuela pública común no permite que entren personas que no sean docentes del Estado, entonces surge la falta del recurso, porque el maestro integrador va cada 15 días porque es mucha la demanda que existe, por lo cual el niño termina en la escuela especial”.

        En cuanto a otros países, Colombia trae 6 experiencias de inclusión, pues allí hubo un Ministro de Educación que se atrevió; y de Europa llega Portugal: “Ellos tienen la escuela común donde también están los niños con discapacidad y la escuela especial es un centro de apoyo para los maestros de la escuela común”.

 

Cambio y compromiso

        Si bien el Congreso promueve la educación inclusiva, Claudio anticipó que “no todas las personas con discapacidad piensan igual”. Éste es el caso de las personas de la comunidad sorda, que “entienden que la educación bilingüe no es posible en una determinada etapa de la vida del niño y que se necesitan escuelas sólo para personas sordas”. La postura está declarada y a los organizadores del Congreso les interesa el debate, aunque Claudio puntualizó: “Creo que las propias personas con discapacidad tienen que cambiar, desde luego que tampoco se puede dar las mismas soluciones a todos”.

        Además de la pasión puesta al servicio de la inclusión, surgió la valentía para hablar de un tema que puede molestar: “El movimiento de padres está empujando el cambio en la escuela, pero también hay padres que entregan al niño a la escuela especial por la mañana y lo van a retirar por la tarde y eso es muy cómodo. Por esto decimos que el cambio es cultural, no depende exclusivamente de la legislación. Es el cambio de la Argentina que viene, más abierta y con más compromiso, no sólo de los funcionarios, docentes y padres, sino también de las organizaciones de la sociedad civil que no están de acuerdo con la inclusión porque la dependencia genera dinero y hay mucha gente que gana plata con las personas con discapacidad con dependencia”. Y resaltó: “No hay manera de no tocar intereses creados, pero es preferible hacerlo y que la gente se enoje y que el cambio sea productivo para todos”.

        En el Congreso se escucharán experiencias y propuestas y, tras su cierre, los organizadores tendrán “la gran obligación de hacer la propuesta legislativa para modificar la legislación actual”.

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