Una enorme tarea de amor por los niños y las familias

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Centro Comunitario “Los Bajitos” de Troncos del Talar

Cristina Gérez, mamá de cuatro chicos, puso a disposición su casa, su trabajo y su esfuerzo en el peor momento de la crisis del 2001, y abrió un comedor que llegó a tener casi 500 personas diariamente, y con el paso del tiempo se amplió en sus servicios y se conformó en Asociación Civil con el fin de “sustentar un espacio donde puedan participar y reunirse las familias del barrio para lograr atender a los niños en sus necesidades de alimentación, salud y educación”. Actualmente se brindan actividades culturales, apoyo escolar, alfabetización y funciona un consultorio médico, entre otras cosas. Una labor de inmenso compromiso social y de la mano de un liderazgo ejemplar que ha sabido transformar una necesidad en un proyecto.

 

El comedor

En sus comienzos, el comedor se instaló en la casa de una vecina pero duró poco tiempo, y pasó a la casa de Cristina Gérez, quien asumió el liderazgo de la tarea. “Costó mucho, luchamos mucho para salir adelante. En ese momento salimos a pedir recursos a los mercados, pero no tuvimos demasiadas respuestas en el barrio”, contó Cristina.

Para comprar los insumos del comedor los vecinos hicieron campeonatos de fútbol, de truco e hicieron rosquitas que vendían en la curva de Liniers y al frente del Carrefour, y a partir de allí recibieron ayudas esporádicas de parte del Municipio y del hipermercado.

Al inicio asistían 75 personas al comedor y al mes, eran 300. “Al principio dábamos viandas, y después empezamos a armar mesas y sillas, y empezaron a venir a comer acá porque había chiquitos que se llevaban la comida y se la comían en la casa, y ellos no comían”. El espacio donde hoy se ubica el comedor, la cocina, el depósito y el consultorio/oficina eran la casa de Cristina y su familia, pero con su marido tenían la idea de dejar toda la parte de abajo para el comedor y hacer la casa en la planta alta. “Yo quería que no fuera sólo comedor sino hacer otras cosas. Gracias a Dios de a poco se fue dando, y empezamos a construir arriba”, narró Cristina.

En el peor momento de la crisis se llegó a tener 485 personas en el comedor, y luego de unos años, la cantidad de gente fue disminuyendo. En un momento se estancó en 300, y luego descendió a 75, pero después volvió a subir. Hoy, hay un dato alarmante: entre el año pasado y el presente subió considerablemente la cantidad de gente que concurre a comer. Actualmente asisten más de 400 personas. ¿A qué se puede atribuir este crecimiento? “Creo que las familias son numerosas, los padres de los chicos que vienen acá trabajan por día, en la construcción, son cartoneros, y las cosas están muy caras. Por más que trabajen, se siente mucho. Un jornalero gana 150, 180 pesos por día y tienen muchos chicos. Cómo hacen con la comida, el gas…La asignación familiar tampoco alcanza”, explicó Cristina.

 

Colaboradores, padrinos y ayudas varias para solventar el comedor

El comedor brinda almuerzo y merienda todos los días de lunes a viernes, a excepción del martes que sólo se brinda merienda. “Hasta el año pasado teníamos tres días de almuerzo por semana y el año pasado vino un señor de Italia y nos donó el día jueves, un día más. La verdad es que el barba siempre nos ayuda, porque no tenemos un fondo fijo”.

A través del Padre Rolfi lograron acceder a los fondos de un programa del PNUD que gestiona Cáritas y que consiste en la provisión de carne, pollo y quesos cada 15 días. “Alcanza para un día, pero depende de lo que se prepare se puede estirar y se puede usar dos veces. De carne picada son 35 kilos, milanesas, son 30 kilos, pero ya no hacemos milanesas porque no llegamos, y lo usamos para guisos o hacemos bifecitos con arroz buscándole la vuelta. Un día que no llegamos, hacemos pizzas, tartas de jamón y queso…”.

Por otro lado, el Municipio de Tigre le dona a Los Bajitos mercadería una vez por mes. “Nos dan 24 kilos de fideos y nosotros usamos eso en un día. O sea que no llegamos. Y con la leche y el azúcar, lo mismo… no llegamos, nos dura 15 días, pero siempre aparece alguien y se va cubriendo. Todos estos años nos pasó lo mismo”.

También reciben donaciones de la empresa Molinos que entrega arroz, fideos, bizcochuelos y aceites, cuatro veces al año. El Banco de Alimentos, que vende mercadería a precios más económicos, también es una opción cuando las demás se agotan. Y con el día que dona el señor de Italia se solventa la compra de frutas y verduras, o se paga la luz, el teléfono o el gas. Se gastan 1700 pesos por mes de luz por el mantenimiento de las cámaras, los frezers y las estufas cuando hace frío; el teléfono asciende a 400 pesos por mes y el gas, 500 pesos por semana. Por otro lado, se organizan ferias una vez por mes para cubrir estos gastos.

Además de la ayuda institucional, en estos años se han acercado personas solidarias que donan su dinero o su tiempo para colaborar con la tarea de Los Bajitos. Fue así que a través de la participación en la red barrial, Cristina conoció gente como una chica de España que generó redes de contacto, y por medio de una nota que salió publicada en la revista del diario La Nación se contactaron con un publicista que vive en Nordelta y que se transformó en un padrino que apoya intensamente a la Asociación. No sólo aportó para la construcción del comedor sino que le paga el sueldo a dos profesionales: una psicopedagoga y una trabajadora social que trabajan en Bajitos. Este benefactor también se involucra en el proyecto y participa de las reuniones de equipo.

 

Mucho más que un comedor

Además del comedor, se desarrollan otras actividades como apoyo escolar, programas de alfabetización, talleres de juegos, de clown, cursos de cocina y otros. A su vez por medio del Centro de Salud municipal, con el cual hay una muy buena relación, funciona un consultorio médico los días martes y jueves.

Hay docentes del Colegio Pilgrims que organizan talleres, y uno de ellos logró que alumnos del secundario realicen talleres de juegos con los chicos el primer año; el segundo, festejaron los cumpleaños de los niños, y este año, los estudiantes brindan apoyo escolar cada quince días.

La tarea de Los Bajitos siempre ha sido bien recepcionada en el barrio, y los vecinos se han apropiado de este espacio ya que funciona como un ámbito de socialización, es un lugar de encuentro y contención, como una especie de club. El lugar está abierto todo el día y entra libremente el que quiere. Las puertas siempre están abiertas. Tal como se sostiene en la página web: “Trabajamos todos los días para construir un ambiente en el que ellos puedan ser chicos, se alimenten, crezcan y se desarrollen dentro de un clima de respeto, amor y solidaridad”.

 

La situación del barrio y los proyectos futuros

Los temas que más preocupan en el barrio, sostiene Cristina, son la droga, la educación porque “si bien los chicos van a la escuela, salen de la escuela sin saber leer ni escribir” y la procreación responsable. Por otro lado, se puede observar que en los últimos años el barrio ha progresado no sólo en población sino también en las construcciones. Se han asfaltado casi todas las calles, se proyecta cerrar el zanjón, construir una escuela secundaria y un jardín de infantes, y se va a hacer un plan de viviendas en el fondo del barrio, donde está el basural.

¿Proyectos para el año próximo? Los Bajitos tienen la idea de emprender una nueva construcción que les permita ampliar sus actividades. El objetivo es construir un salón y dos aulas arriba. Cristina comenta que han logrado el aporte de 9 mil pesos para la compra de materiales pero hasta que no se logre toda la financiación no se puede comenzar. “La idea es trabajar con los niños pequeños antes de que empiecen el jardín, hacer actividades lúdicas y de motivación”.

Para todos aquellos que deseen colaborar, lo que más se está necesitando en estos momentos es leche, azúcar y carne. Para más información comunicarse al 4715-5749, email info@losbajitos.org.ar –Dirección: Guillermo Marconi 542, Troncos del Talar.

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