Intento de robo frustrado por un perro

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El matrimonio – Darío y Patricia – propietarios de un comercio de productos de almacén y panadería ubicado en Av. Italia entre Marabotto y Buteler, ciudad de Tigre, no ganan ni para susto tras los sucesivos robos. El último intento, frustrado afortunadamente, sucedió el sábado 28 de mayo por la tarde.

El hecho se produjo al ingresar un joven al comercio, que al visualizar solo a la mujer, la encaró con arma de fuego diciendo “esto es un robo, dame todo”. La víctima, intentando no fastidiar al delincuente, le habría dicho “voy a buscar el dinero al fondo”, pero el malhechor, muy apresurado, ingresó detrás del mostrador y ahí fue cuando descubrió otra presencia: un perro enojado que decidió hacer justicia por mano propia.

Con el perro casi encima del joven malviviente, Patricia fue en apoyo del can arrojándole una silla. Resultado del hecho: positivo. El delincuente se marchó con las manos vacías sin agredir a su víctima.

Si bien este hecho se podría narrar como un suceso más, no fue así lo ocurrido en este mismo comercio el domingo 18 de octubre de 2009 a las 9 de la mañana, cuando ingresaron dos sujetos exigiendo la entrega de dinero.

Patricia, acompañada de su esposo Darío, le habría dicho que a esa hora no poseían efectivo puesto que hacía pocos minutos que habían abierto el comercio. De todos modos, uno de los malhechores atravesó el mostrador en busca de dinero y le habría dicho a su acompañante que matara al propietario del local. Éste se protegió con el delincuente utilizándolo de escudo que segundos antes había atravesado el mostrador. Ahí se desencadenó un forcejeo entre el comerciante y el delincuente mientras que el segundo tiraba a matar. De esta forma, Darío sufrió dos impactos de balas, uno en la nalga y el otro en una pierna, mientras que el delincuente que entró en lucha recibió un corte de cuchilla.

Hasta ese día, habían sufrido cuatro robos en seis meses, y con lo ocurrido el sábado 28 de mayo suman otros tres intentos frustrados.

El dato importante es que a 30 metros del local se encuentra una cámara de la secretaría de Protección Ciudadana municipal, pero parece que no habría interceptado el último hecho.

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