En el inicio fue un fortín

La visión de una maestra fue preparando al pueblo de Saldungaray para el turismo. La reconstrucción de la historia del pueblo y en especial del Fortín Pavón ha dado identidad a este poblado cercano a Sierra de la Ventana y a Bahía Blanca. Por allí vivieron los pampas serranos, llegó Juan Manuel de Rosas y posteriormente colonos europeos.

        Desde hace varias décadas, el turismo se transformó en una actividad redituable porque dejó de ser un privilegio de las élites para expandirse a todos los sectores sociales. En la medida en que los trabajadores dispongan de dinero para el ocio, los pueblos de la provincia de Buenos Aires reciben visitantes, interesados no sólo en descansar, sino en conocer la historia de cada lugar que, en definitiva, es una manera de apropiarse del gran rompecabezas que conforma la historia bonaerense.

        Ahora bien, los pueblos deben estar preparados para recibir a los turistas y esto depende no sólo de los funcionarios públicos, sino también de los propios vecinos. Así lo entendió, en la localidad de Saldungaray, hace ya muchas décadas, María Clotilde Torrelli, una maestra que todos conocían como Chichita. “Ella tuvo una visión sobre el futuro turístico del pueblo. Formó a un grupo de chicos que andaban en bicicleta con remeras y gorras blancas que llamó ‘patrulla blanca’. Ellos salían con unos pinches y bolsas para juntar papelitos para que el pueblo estuviera limpio y, además, si encontraban un turista, lo orientaban para que viera la iglesia, las obras de Salamone o visitara el arroyo”, contó Andrea Benítez, discípula de Chichita y actual guía de turismo.

        La tarea iniciada por aquella maestra dio sus frutos: Saldungaray es un pueblo limpio y ordenado y los niños siguen cumpliendo el rol de cuidadores de la ciudad: si un automovilista va de contramano, lo detienen y amablemente le indican el error.

        Chichita falleció el año pasado, pero sigue siendo recordada y respetada por los objetivos que se puso al hombro: promover la limpieza del pueblo, atender correctamente a los turistas y reconstruir la historia del Fortín Pavón.

Pampas serranos y colonos

        A partir de los 70 se armó un grupo, liderado por Chichita, para reconstruir la historia del pueblo. “Ya se sabía del Fortín Pavón porque, cuando Pedro Saldungaray compra aquí una estancia, llevaba el nombre de Fortín Pavón. Se piensa que todavía estaban los restos del fortín”, comentó Benítez.

        Saldungaray fue un vasco francés que llegó a esas tierras de la región de Ventania en 1879. “Para ese entonces no había nada en toda la región, porque Ernesto Tornquist crea una colonia agrícola recién en 1883”.

        Este Tornquist fue un poderoso empresario que, además de construir “un hermosísimo castillo en el medio de las sierras (de Ventania), con un parque hecho por Carlos Thays”, tuvo también un castillo en Tigre, en la calle Colón. En 1883 organizó una colonia agrícola con alemanes y suizos en la zona de Ventania, por eso actualmente el partido se llama Tornquist y Saldungaray es una de sus 7 localidades.

        Obviamente, la historia de esa región comienza muy atrás: “Por cientos y quizás miles de años, esta región fue habitada por los pampas serranos. Lamentablemente desconocemos mucho de su estilo de vida. Hay algunos datos escritos por algún soldado, porque los pueblos originarios no tenían escritura”.

        Fue Juan Manuel de Rosas quien inició contactos con los pampas porque “en la época colonial, los españoles no llegaron a esta zona”, especificó Andrea, quien agregó que Rosas fue armando una línea de fortines (dieron origen a las localidades de Tapalqué, Azul, Olavarría, Tandil) con la intención de ir incorporando tierras para el usufructo del hombre blanco y, de paso, a los indios los incorporaba como mano de obra para las estancias.

        En lo que hoy es Saldungaray, el fortín fue construido cerca del río Sauce Grande, aunque “no se sabe con exactitud dónde estaba, se piensa que el accionar del río lo fue desmoronando”.

        La historia del Fortín Pavón es contada con detalles cuando se hace la visita al lugar. Andrea pone tanto entusiasmo que algunos turistas se lo agradecen especialmente: “Hace poco vino un militar que me mandó 7 libros”.

        A fines del siglo 19 llegó el tren. Saldungaray, asociado a la familia Gil, puso un almacén de ramos generales frente a la estación y, además, armó un loteo que fue autorizado el 29 de agosto de 1904. “Ese día, pero de 1900, se toma como origen de nuestro pueblo”. Para quien quiera conocer el detalle de este enroque de fecha y año, tendrá que hacer la visita al pueblo.

        Justamente para alentar la llegada de más turistas, las fuerzas vivas de la comunidad están gestionando el regreso del tren de pasajeros. “El tren de carga sigue pasando, por lo tanto, podría retomarse el tren de pasajeros. Es un deseo de toda la Comarca”.

        Por la ruta 72, Saldungaray está conectada con Monte Hermoso, así que la región ofrece muchas posibilidades: valles, arroyos, sierras y mar. (continuará)

Por Mónica Carinchi

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