Historias de la Fauna Perdida

Un libro de divulgación sobre los animales desaparecidos por acción del hombre. El libro se presentó a fines del año pasado. Cristian Blanco, uno de sus autores, repasó algunas de las causas que provocan la disminución de la fauna. Animales nativos desaparecidos y estado actual de la situación. Ejemplos de conservación y necesidad de un cambio de mentalidad global.

 

Si en 50 años un animal no se encuentra en la Naturaleza, ni en colecciones privadas, ni zoológicos, acuarios o santuarios, entonces dicho animal se clasifica como extinto. En este caso estamos hablando de los animales desaparecidos por acción del hombre.

Desde el momento en que aquél empezó a surcar los mares de un continente a otro, muchas especies han dejado de existir. “Las islas son especialmente propensas a la desaparición de especies, por un lado porque los navegantes, entre el siglo 17 y el 19, cuando ya no tenían carne, se abastecían de aves y tortugas; por otro lado, en los barcos se llevaban cerdos, cabras y conejos. Los cerdos se comen los huevos que están sobre el piso; las cabras depredan toda la vegetación; y los conejos, si no tienen control biológico, se multiplican y van acabando con todo. Además, están las ratas que se comen los huevos y los pichones”, explicó Cristian Blanco, uno de los autores del libro Historias de la Fauna Perdida, editado por Vázquez Mazzini Editores, especializados en libros sobre la naturaleza de Sudamérica y la Antártida.

El libro viene a llenar un vacío sobre el tema desde el punto de vista de la divulgación.

La curiosidad de Cristian Blanco se despertó hace 12 años y, cuando comenzó a investigar, se encontró con material muy técnico, en inglés y francés. Continuó el camino y se encontró con otros curiosos como él y, entre todos, dieron origen a un libro que nos presenta las especies animales extintas por el hombre en el mundo entero.

 

La garra del hombre

Cristian aclaró que los animales no desaparecen de un día para el otro, sino que “existen regresiones poblacionales que se relacionan con la urbanización, la cacería y la transformación agraria. Los animales van retrocediendo hasta que un día hay una sola zona de distribución y no hay intercambio genético con otros grupos, entonces la especie desaparece”.

Tristemente, por este libro nos enteramos que, de todas las especies que se han extinguido desde la prehistoria, el mayor número ha desaparecido en las últimas décadas. Obviamente, sabemos que es por la insensibilidad en que ha caído gran parte de la población humana. Un ejemplo es el zorro-lobo de Malvinas, eliminado de la faz de la Tierra por los colonos británicos para los cuales los únicos animales importantes eran sus ovejas. El zorro malvinense, también conocido como guará (por su parentesco con el aguará-guazú) también tuvo como enemigos a los loberos estadounidenses que lo cazaban por su hermosa piel. Charles Darwin, cuando visitó las islas Malvinas, en 1833, predijo su extinción.

Acuarelas de navegantes y naturalistas sirven para conocer especies desaparecidas. Actualmente, la fotografía es un gran recurso. “En Colombia, un grupo de gente que estaba en una reserva vio bajar un ratón de la montaña, lo fotografiaron y gracias a ellos, los biólogos lo reconocieron como una especie que hacía 80 años que no se veía”.

 

Lo que ya no tenemos

Relacionados con los animales desaparecidos en nuestro país, hay 4 capítulos. Además del zorro-lobo de Malvinas, Cristian recordó a otros animalitos.

“En Corrientes desapareció el guacamayo azul. Tenía el plumaje iridiscente, según le daba el sol, cambiaba de tonalidad. Se dice que una de las posibles causas de su desaparición es la guerra de la triple alianza, por las modificaciones que hicieron sobre las costas, donde ellos anidaban, por el movimiento armamentista, por las detonaciones”. En el zoológico de Buenos Aires vivió un guacamayo azul hasta 1938, luego nunca más se vio el vuelo turquesa de esta bella ave.

“El chorlo esquimal fue un ave migratoria que vivía en Canadá y pasaba el verano en la zona pampeana y patagónica”.

“La comadreja de Salta desapareció por los desmontes”.

“Han desaparecido escarabajos, uno recolectado por Darwin en Bahía Blanca y otro en Corrientes, que fue clasificado hace poco tiempo”.

Pequeños o grandes, cada animal forma parte de un frágil entramado que enlaza fauna y flora en un equilibrio perfecto. Cuando alguno de ellos desaparece, la magia de la vida destella un poquito menos.

 

Decisión política

“En nuestro país, si a la fauna nativa le damos el espacio suficiente, se puede equilibrar. Nosotros estamos complicados en cantidad de individuos, por ejemplo quedan pocos yaguaretés; pero fuera de Argentina hay animales que están en la lona”, sentenció Cristian. Al mismo tiempo, el especialista sostuvo que la situación actual puede mejorar, pero, para eso, se debe trabajar con conocimientos precisos y puso el ejemplo de Yaciretá. “Ya se conoce lo que pasó con la represa de Yaciretá, entonces hay que preguntarse si vale la pena la generación de energía eléctrica a ese costo, por lo cual debería replantearse la represa sobre el río Santa Cruz”.

Los disturbios provocados por la represa Yaciretá sobre la avifauna han generado una disminución en la diversidad de la misma; esta consecuencia nefasta es extensiva, por supuesto, a las otras especies animales.

¿Hay ejemplos de países que han modificado decisiones para no seguir perdiendo fauna? – “Durante los juegos olímpicos de Australia se iba a hacer una cancha de tenis sobre unos humedales; la empresa que tenía que realizar la construcción finalmente la suspendió porque allí vive una rana que existe en muy pocos lugares. Esto es una decisión política”.

Sin lugar a dudas, las decisiones políticas deben ser impulsadas y acompañadas por los ciudadanos de a pie. “Está todo bastante complicado”, dijo Cristian, “creo que va a haber un quiebre porque si no, a fines de este siglo vamos a tener un mundo muy pobre”.

Como cada vez más personas sienten atracción por la naturaleza, Cristian recomendó pensar “en reconvertir eso en fuente de trabajo. Hay muchas carreras porque se necesita mucha gente”.

En este sentido informó que Argentina ha sumado mucha superficie a sus áreas protegidas (fundamentalmente a través de donaciones) y ha ampliado servicios en la operatividad, o sea que aumentó la cantidad de guardaparques y técnicos.

En áreas protegidas, Argentina ocupa el 5° lugar en el mundo; aun así, hay ecorregiones que todavía no tienen reservas. “En las serranías de la provincia de Buenos Aires sería interesante que alguien donara territorio. Tengo familia en Olavarría que me cuenta que, cada 5 años, desaparece una sierra de tanto dinamitarla, es decir que no sólo desaparecen animales, desaparece también su hábitat. Algo de eso se debe resguardar, pero todavía no hay argentinos altruistas como el gringo Douglas Tompkins – donó el Parque Nacional Monte León, en Santa Cruz – o Troels Pedersen, que donó el Parque M’burucuyá, en Corrientes”.

Como ésta es la casa de todos, deseamos que las generaciones futuras no estén privadas de ninguna de las criaturas que, junto con nosotros, se fueron desarrollando sobre la Tierra.

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