“Somos recuperadores socio-ambientales”

La cooperativa El Ceibo surgió por iniciativa de 7 mujeres. De revolver la basura por las noches, pasaron a ser trabajadores registrados que recuperan material en el barrio de Palermo. Además, reciben pedidos de empresas, donde retiran el material gratuitamente. Se los ubica en el Centro Verde, Retiro, o en el 4775-5152.

 

La basura que produce la ciudad de Buenos Aires diariamente es una cantidad escalofriante: casi 5 mil toneladas. ¿Qué se hace con eso? Un porcentaje importante va a parar al relleno en el Complejo Ambiental Norte III, cuyos olores complican la vida de los vecinos de Don Torcuato. Otra parte es recuperada por trabajadores que, comúnmente, son llamados cartoneros. Si bien existen muchos que trabajan de manera individual, también están aquellos que han logrado organizarse formando cooperativas. “Tanto yo como Cristina (Lezcano) nos quedamos sin trabajo, como tenemos hijos, había que alimentarlos”, dijo María Julia Navarro, una de las 7 mujeres que, a finales de la década del 80, dieron origen a la Cooperativa El Ceibo, programa socio-ambiental de recuperadores puerta a puerta.

 

Hablando con propiedad

María Julia vivió en casas tomadas, también debajo del puente de Juan B. Justo y Niceto Vega; recibió la caja PAN, cocinó para todos sus compañeros y rompió bolsas, buscando material para vender. “Ahora no me gusta romper bolsas, me da bronca cuando encuentro la calle toda sucia, me paro y hablo con la gente para que no lo hagan”. Su vida cambió cuando comprendió que, juntándose con otros para vender todos juntos, podían ganar más.

“Al principio no teníamos dónde juntarnos, íbamos a la plaza con lluvia, frío, sol. Teníamos anotado en un cuaderno el lugar que nos correspondía a cada una, después nos fuimos organizando, nuestros hijos nos hicieron de promotores, iban puerta a puerta para que nos conocieran. A ellos, primero, les daba vergüenza, a nosotras también, pero de noche no nos daba vergüenza”.

Organizaron la actividad y también fueron tomando conciencia del trabajo ambiental que estaban haciendo: “Nosotros cuidamos el medio ambiente, si una botella de plástico se va al desagote, cuando llueve, se inunda. Cuando yo veo que el barrendero empuja las botellas de plástico, se las saco y las pongo en mi bolsón, ‘eso no es basura’, les digo… y se quedan mirando”. Y para que no queden dudas, aclaró que “basura no se dice, nosotros trabajamos con material recuperado. La basura es yerba, cáscara de papas, los materiales que nosotros buscamos son papel, cartón, vidrio. Antes éramos cirujas, ahora somos una organización social puerta a puerta”.

La cooperativa tuvo un fuerte respaldo de los vecinos de Palermo: “Fuimos creciendo gracias a los vecinos, ellos hacen la primera separación, la segunda se hace en el Centro Verde. Hay encargados que piden cajas para poner en cada piso así la gente separa. Gracias a ellos, nosotros generamos nuestro sueldo”.

Mientras que un grupo de recuperadores recorre las 7 zonas en que tienen dividido el barrio, otros se van más lejos, con sus propios camiones: “La gente o empresas nos llaman por teléfono y el camión hace el retiro. Además, siempre tenemos bolsones en la puerta y la gente pasa con el auto y deja ahí”. Los que pasen por Paraguay 4247 ya saben que los bolsones están esperando botellas de plástico o vidrio, papeles, latitas y “la basura, que se la lleve el basurero, el húmedo que lo entierren, pero el seco es para nosotros”.

María Julia, a pesar de sus 62 años, sigue recorriendo las calles porque le gusta “hablar con la gente”. Una de las zonas la comparte con Maribel Serrano (27), que, además de haber sido una cartonera individual, fue explotada en un taller de ropa clandestino.

Todos los integrantes de El Ceibo son mayores de edad, tienen controles sanitarios, uniformes, están registrados; en el Centro Verde (cercano a la estación Saldías, en Buenos Aires) tienen balanzas, prensas, un comedor. Allí, coordinados por Cristina Lezcano, comienzan el trabajo muy temprano, orgullosos de ser una empresa social al servicio del cuidado del medioambiente. A esto se podría agregar que cuidan, también, el bolsillo del ciudadano, porque los recuperadores urbanos retiran el material reciclable gratuitamente, rompiendo la cadena por la cual pagan los estados municipales: pagar por levantar “la basura”, pagar por el traslado y pagar por enterrarla. ¿Por qué no se promueve, entonces, la creación de más cooperativas como El Ceibo?…

Con 12 años y 2do. grado aprobado, María Julia partió de Santiago del Estero hacia Buenos Aires. Crió a 5 hijos, el mayor de 41 años y el más chico de 17, adoptado mientras vivía debajo del puente. A los 59 años, en la escuela municipal de Thames y Niceto Vega, terminó el primario. “Terminaba de trabajar, me iba a descansar un poquito y a las 6 y media estaba presente, había días que no iba porque estaba muy cansada, pero al otro día hacía todos los deberes”. El diploma se lo entregó su amiga Cristina Lezcano, que “lloraba, parecía que yo era su hija”, recordó María Julia, que, ahora, tiene ganas de estudiar un poco de computación.

 

Foto: María Julia Navarro con sus listas de logística

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