Vacunación y solidaridad

La viruela pudo ser erradicada gracias a una campaña mundial iniciada en la URSS. Durante milenios, la viruela provocó millones y millones de muertes. La observación médica y la investigación lograron una vacuna que terminó con el virus. En el siglo 20, una campaña iniciada en la URSS y luego extendida al mundo logró finalmente la extinción de esta enfermedad.

        Liberarse de un virus altamente mortal es para festejar y así lo hizo la OMS, en agosto de 2020, al recordar la declaración de la 33° Asamblea Mundial de Salud del 8 de mayo de 1980: “El mundo y todos sus habitantes se han liberado de la viruela”.

        Desde luego, su erradicación no fue un milagro. La comunidad internacional se unió, en 1958, en un programa especial diseñado a partir de la experiencia de la URSS, cuyo Viceministro de Salud, Víktor Zhdanov, ya había aplicado en el territorio soviético, con gran efectividad, por lo cual lo propuso ante la OMS para que se extendiera a todo el mundo. Por esto la OMS recordó: “Solidaridad más ciencia igual a solución”.

        Esta enfermedad persiguió a la humanidad durante milenios y sólo en el siglo 20 mató a 300 millones de personas. De ahí la importancia de su eliminación y toda la experiencia recogida. Los recursos destinados a tratar pacientes, que morían en un 30% de los casos, así como sus consecuencias (cegueras posteriores) ahora pueden ser destinados a la eliminación de otras enfermedades. Además “lo aprendido en la lucha contra la viruela se utiliza hoy para responder a brotes de otras enfermedades”, por ejemplo, búsqueda de casos casa por casa, rastreo de contactos, vacunación en anillo de contactos, cuarentenas y compañas de información se extendieron a otras epidemias como la poliomielitis (en la actualidad sólo es endémica en 2 países), el paludismo (su desaparición se ha certificado en 38 países), la tuberculosis (57 países están en vías de lograr su eliminación). Por supuesto, esas estrategias también se aplican en la lucha contra el covid-19.

La expedición transatlántica

        Durante el siglo 18, la viruela hizo estragos en América, sin distinción de clases sociales, pero fundamentalmente morían los indígenas. Por esto, en la novela de Javier Moro, A flor de piel, se lee: “Lo malo de todo esto es que los nobles y los terratenientes americanos se quedan sin mano de obra”.

        Para evitar el desastre económico, Carlos IV aceptó que el médico Francisco Balmis pusiera en marcha la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. Pero existía un problema: ¿cómo conservar la muestra de la vacuna en ese largo viaje?

        La solución fue llevar 22 niños, huérfanos, en el barco que partió de La Coruña el 30 de noviembre de 1803, para inocularlos de 2 en 2 a medida que se avanzaba hacia los territorios virreinales. En el María Pita se embarcaron médicos, enfermeros, los 22 niños e Isabel Zendal, la mujer que cuidaría a los huérfanos y cuyo nombre hoy lleva uno de los hospitales públicos de Madrid.

        La primera escala fue Tenerife, luego Puerto Rico y finalmente Venezuela, donde las autoridades recibieron a Balmis con salvas de artillería y le informaron que, en Caracas, la epidemia había causado 8.000 bajas, en una población de 30.000 personas. Allí la expedición se desdobló: unos siguieron por tierra hacia el sur y Balmis continuó la vía marítima para llegar a Filipinas y de ahí nuevamente a España.

De la URSS al mundo

        Ya en el siglo 20 fue el ucraniano Víktor Zhdanov quien dio batalla a la viruela y logró vencerla definitivamente. Como Viceministro de Salud de la URSS desarrolló un programa de vacunación que extendió a todo el territorio soviético. Su efectividad lo alentó a proponerlo, en 1958, ante la OMS, explicando que era factible erradicar la viruela dado que era una enfermedad exclusivamente humana.

        Víktor Zhdanov fue un médico soviético (por aquel entonces Ucrania formaba parte del la URSS, así como había integrado la Rusia zarista cuando Zhdanov nació) por lo cual algunos integrantes de la OMS dudaron de su palabra. Sin embargo, el logro comprobable que ya había obtenido en la propia URSS (un país inmenso y con dificultades de comunicación por aquel entonces) hizo que recapacitaran y así se puso en marcha la campaña de vacunación más grande de la historia hasta aquel momento, con el aporte de la URSS de 400 millones de dosis de vacunas a países sin recursos.

        De esta manera se logró erradicar la viruela, con el trabajo conjunto de la comunidad internacional política y civil, ya que todos entendieron que las vacunas logran una protección no sólo individual, sino también comunitaria.

Por Mónica Carinchi

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