Adiós al gran maestro del cine

Por muerte asistida, Jean-Luc Godard se despidió de este mundo. Después de haber revolucionado el arte cinematográfico, de haber dirigido más de 100 películas, de escribir libros y generar entrevistas inolvidables, el gran cineasta francés decidió terminar con su vida. Lo informó el diario Liberátion.

        Después de haberse dedicado al cine desde 1954, Jean-Luc Godard decidió morir el 13 de septiembre pasado, en su casa de Suiza, por muerte asistida, rodeado de sus seres queridos. “No estaba enfermo, simplemente estaba agotado”, precisó un familiar.

        Godard nació en París en 1930. Su familia, durante la 2° guerra mundial, se trasladó a Suiza. Terminada la guerra, Godard volvió a París, inició estudios de antropología en la Sorbona que rápidamente abandonó para dedicarse al cine, primero como crítico en la famosa revista Cahiers du Cinéma y luego como director, revolucionando la cinematografía para siempre.

        En sus escritos en Cahiers du Cinéma, dio la batalla del reconocimiento del cine como arte audiovisual para lo cual destacó la puesta en escena más que el guion, es decir destacó el cómo (se hace la película) sobre el qué (dice la película).

        Su primer largometraje es Sin Aliento (1960), con Jean Paul Belmondo y Jean Seberg. Es la historia de un ladrón de autos que, azarosamente, mata a un policía. El guion es sencillo, casi intrascendente, lo importante es cómo se cuenta. Es ahí donde Godard cambió el cine y, junto con Truffaut, Chabrol, Rohmer, dio origen a la nouvelle vague, una forma de hacer cine que rompe con la propuesta industrial.

        Con la cámara al hombro, Godard sale a las calles de París, no para mostrar las zonas turísticas, sino los barrios periféricos. Y por allí sigue a Belmondo, que se pasa el dedo pulgar por los labios, en un gesto que quedó inmortalizado. La música promete un policial, pero es mucho más.

        La década del 60 fue muy prolífica: Una mujer es una mujer (1961), Vivir su vida (1962), 

El soldadito (1963), Los carabineros (1963), El desprecio (1963), Banda aparte (1964) y siguen los títulos.

        Su compromiso político estuvo siempre presente en su obra. En 1968, después de la rebelión conocida como el Mayo Francés, junto con estudiantes boicoteó el Festival de Cannes. Entre los invitados estaba el checo Milos Forman que decidió retirar su película (Au feu les pompiers) dados los problemas existentes en esa Francia convulsionada. Los jóvenes lograron su objetivo: el festival se suspendió.

        Atravesó varios géneros: triller político, comedias musicales, melodramas, ciencia ficción. Además de largometrajes, hizo cortos, documentales, películas para TV y video ensayos. Siempre buscó alejarse de la industria cinematográfica, lo que se refleja especialmente en El libro de la imagen (2018), un montaje de imágenes pre-existentes unidas a otras que fueron filmadas con cámaras digitales económicas.

        En la década del 80, cuando habló de la muerte del cine, lo hizo pensando en que, si sólo queda la industria, el cine muere como arte. Esa fue siempre su gran preocupación, unida al compromiso político, por eso dijo: “Es hora de que el pensamiento vuelva a ser lo que es, peligroso para el pensador y transformador de lo real”.

        En 2005, en el documental de Ghassan Salhab, Breve reencuentro con Jean-Luc Godard, confesó: “Ya no me hablan de mis películas, ni de mí, ni de nada. Sólo Sócrates amó verdaderamente el diálogo y le pidieron que se envenenara por ese motivo”. Quizás, entonces, porque ya no tenía con quién hablar, este año se despidió del mundo.

Por Mónica Carinchi

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