Es natural que deseemos demostrar nuestro afecto, hoy quiero hacer el mío, mi agradecimiento por todo lo que fue para mi familia. El doctor dispuesto siempre a dar una mano, un buen consejo y sobre todo su enorme compromiso profesional, pero más que nada, el saber tener un amigo de verdad.

Recuerdo cuando llegaron al barrio, él y su sra. Susana, sus pequeños hijos: Guillermina y Sergio. A éste niño me parece verlo en su pequeño triciclo por la vereda de la cuadra. Pasaron muchos años, pero vuelvo a decir, el doctor siempre dispuesto, sin olvidar jamás, su infatigable y noble trabajo; nunca dejó para mañana el llamado de sus pacientes.

Los momentos felices pasados en la quinta de Coco, junto a su familia disfrutando un rico asadito, pero por sobre todo, la amistad y el cariño que existió entre el doctor y toda mi familia.

Se jubiló, es el descanso del guerrero, lo tiene bien merecido, deseándole que los días por venir sean de paz y tranquilidad para que pueda recordar su tarea como médico. Gracias, lo vamos a extrañar, y usted doctor?

Noemí Quiroga de Arradre y toda la familia junto a Ud.