Mario Cade

Lamentable pesar viven estos días los familiares, amigos y vecinos por esta pérdida irreparable. Cuarenta y siete años, con muchas ganas de seguir en lo que hacía, que era todo para él: el club donde juega su hijo; pero esa no era solo la razón que lo unía. Él sentía el club, el fútbol de los niños. No solo participaba como delegado de baby en el Juventud, sino que aportaba lo suyo donde se lo requiriese, siempre desinteresadamente.

Vecino de Rincón de Milberg, de la calle Rivadavia, cursó sus estudios en el colegio Santa Teresa de Tigre y en el Comercial de Pacheco. Formalizó pareja de la que tuvo su primer hijo Nicolás; luego vendría Enzo.

No se aquejaba de ninguna enfermedad, pero producto de una descompensación fue hospitalizado y falleció la tarde del pasado 18 de septiembre.

Con su desaparición física, un gran vacío se abrió, causando un general sentimiento de pesar que se vio reflejado en la manifestación de duelo en su velatorio y sepelio.

Estará ahora con su mamá, a quien había partido hace solo siete meses atrás. Por seguro que si en el Cielo existe algún lugar donde entrenar chicos para que practiquen fútbol, seguro que Mario está ocupando ya un lugar privilegiado allí.

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