La música como medio de integración social
La orquesta-escuela de Tigre funciona en el Centro de Jubilados Santa Ana (Ecuador 1410, Rincón). Está compuesta por 70 chicos y sus profesores son integrantes de la orquesta-escuela de Chascomús.Formar parte de una orquesta sinfónica o de un coro es un aprendizaje de trabajo colaborativo que enriquece a cada uno de sus integrantes y también a la comunidad. Así lo entendieron en Chascomús cuando, en 1998, la profesora María Valeria Atela fundó la orquesta-escuela infantil.
Esta interesante experiencia se ha trasladado a Tigre y tiene su sede en el Centro de Jubilados Santa Ana, “empezamos en septiembre del año pasado a dar clases”, dijo Jade Varela – profesora de violonchelo -, “pero en abril hicimos un concierto didáctico para presentar los instrumentos. Estuvimos en la escuela 2 de Tigre y en la 27 de Rincón. Ahí los chicos conocieron los instrumentos y decidieron en cuál anotarse”. Se eligieron escuelas con poblaciones diferentes, ya que se buscó integrar chicos de realidades sociales distintas.
Los futuros alumnos podían elegir entre: violín, viola, violonchelo, contrabajo. Son todos instrumentos de cuerda porque “son lo más fácil y lo más barato. Ningún instrumento es fácil, todos tienen su complicación, pero empezar por las cuerdas facilita luego el aprendizaje de otros instrumentos”, explicó Jade.
Aunque antes de los instrumentos de “verdad”, toda orquesta-escuela comienza con instrumentos de palito, que se denominan pre-instrumentos, “es para que los chicos desarrollen la motricidad fina y aprendan a cuidarlos de la misma manera que un instrumento de verdad. Son temporarios”. Con estos pre-instrumentos, los chicos adquieren todas las competencias de un músico, “hay que tener concentración para que el arco pase derechito. Además hay que aprender a sentarse como un músico, bien derecho porque a un concierto se va a escuchar y también a ver música. Como se escucha bien, también se tiene que ver bien”.
Jade Varela es una joven de 23 años que conoce a la perfección el sistema de la orquesta-escuela pues pasó por el mismo proceso que sus alumnos: “un día estaba en la escuela y nos dijeron que íbamos a ver una orquesta, fui, me gustó y me anoté. A los 13 años empecé con los palitos, ahora tengo 23 y sigo con la orquesta, estudiando”. Además, como la orquesta-escuela tiene un objetivo social, ella y muchos de sus compañeros se han transformado en profesores de los más pequeños: “En Chascomús, los más grandes somos profes de la orquesta infantil. Además estamos repartidos en las distintas orquestas de la provincia para replicar la experiencia. Somos agentes multiplicadores, no sólo del trabajo, también del sentimiento porque haber formado parte de la orquesta-escuela como alumnos, moviliza”. Y así es, conmueve ver trabajar a Jade y sus compañeras por la dedicación, entusiasmo y ternura que ponen en sus clases.
Quienes también están comprometidos con esta actividad son un grupo de padres que están armando una asociación de amigos de la orquesta-escuela de Tigre para recaudar fondos y de esta manera comprar los elementos indispensables para que los chicos se sigan desarrollando. “Por ahora no tenemos ningún instrumento y si nosotros no traemos nuestros instrumentos, los chicos no los conocen”. Además necesitan cuerdas, resinas, atriles, hojas pentagramadas.
Actualmente, la orquesta está compuesta por 70 chicos y este año no se abrió la inscripción porque “no ocurrió lo más común, que de un año a otro se pierdan alumnos, acá no dejó ninguno”. Los chicos tienen entre 8 y 13 años y se espera que la orquesta crezca hacia ambos extremos, es decir hacer una orquesta infantil y otro juvenil.
Aún con el poco tiempo que llevan de trabajo, ya han notado “cambios enormes de conducta. Los chicos vienen porque quieren, nadie los obliga. Lo toman con seriedad, disfrutan y son responsables”.
La actividad completa se compone de clases de lenguaje musical (leer música), taller grupal del instrumento elegido, práctica orquestal (todos los instrumentos juntos) y clase individual que “es muy importante porque cada uno tiene sus 20 minutos solo con el profesor y el instrumento y quizás nunca se da que tengan una persona disponible sólo para ellos. Quizás el papá y la mamá trabajan, tienen hermanos, en la escuela la maestra está ocupada con 30 chicos. Acá tienen una vez por semana una persona a su disposición durante 20 minutos”.
A fines del año pasado, la orquesta-escuela hizo su presentación en los jardines del MAT, “tocaron con los palitos porque tenían que tener su presentación ya que habían trabajado muy bien”. Este año, Jade tiene un sueño: “hacer un concierto pronto con los instrumentos”. Para el año del Bicentenario, esperamos que los sueños se hagan realidad.
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