ARTICULO COMPLETO – Club Atlético Tigre
Después de la categórica derrota ante Lanús por 4 a 0, y por 2 a 1 frente a Newells, todo indica que el ciclo de Diego Cagna al frente de El Matador llegó a su fin. Más allá de la palabra de algún dirigente que manifestó “aunque pierda todos los partidos que resten para finalizar el torneo (8), seguirá hasta diciembre”.
No se puede vivir del recuerdo
Uno debe estar eternamente agradecido a Diego Cagna, por todo lo que le brindó al Matador. El ascenso a Primera División, el camino recorrido para volver tras 27 años, al círculo mayor del fútbol Argentino, pareció sacado de una película de suspenso, con final feliz. Eliminó a Chacarita, Platense y a Nueva Chicago para gritar Tigre de Primera. Ni hablar del primer campeonato en Primera, una multitud en el Estadio Único de La Plata acompañó al Matador para observar el golazo del Pato Martín Galmarini a Sebastián Cejas, y los primeros 3 puntos. La derrota en el José Amalfitani ante Independiente por goleada, fortaleció al equipo dirigido por Diego Cagna.
Los dirigentes del rojo de Avellaneda habían sentenciado a Tigre como uno de los equipos destinados al descenso. El Matador comenzó a ganar, le ganó a Racing, goleó a River y al vencer a Boca por 2 a 1 se consagró Subcampeón del Fútbol Argentino, detrás del campeón Lanús. Fue el día que, mujeres, hombres y niños derramaron lágrimas de alegría. El sorprendente Tigre de Diego Cagna, en tapa de todos los medios.
Cuando todos los hinchas de Tigre creían que aquella campaña era única e irrepetible, Diego Cagna volvió a sorprenderlos gratamente. Boca, San Lorenzo y Tigre debían disputar un triangular para coronar al campeón del fútbol argentino.
Fue derrota ante San Lorenzo 3 a 1 y sabor a hazaña en el Cilindro de Avellaneda. Con gol de Leandro Lázzaro, el Matador le ganaba a Boca 1 a 0, y quedó a un gol del título.
La hinchada del Matador enmudeció con sus cantos a la doce de Boca Juniors. Diego Cagna también logró por primera vez en la historia del club, clasificarlo para disputar la Copa Sudamericana. Hasta ese momento todo andaba sobre rieles, una dirigencia prolija, un equipo solidario, ordenado, contundente, un técnico mesurado, pensando en ser protagonista en todos los escenarios.
Un 2009 lleno de equivocaciones
Inexplicablemente todo lo hecho años atrás en forma prolija y ordenada, contrasta este año con llamativas desproligidades. Sebastián Rosano viaja de pretemporada a Mar del Plata y al otro día es vendido a Racing. En pleno campeonato se van Juan Carlos Blengio y Leonel Altobelli y nos quedamos con Manzur y Suárez. Los refuerzos no están a la altura del primer equipo, ayer Miguel Ángel Cuellar, hoy Julio Aguilar, la gente se pregunta cómo juegan. Mal, de otra manera no se entiende que no pisaran ni un minuto algún estadio con la casaca del Matador.
Ayer teníamos la certeza de qué jugaba Tigre, estábamos convencidos, que ni el Boca de Palermo, el River de Ortega, ni el Independiente de Montenegro le podían ganar. Hoy Tigre no gana de local. Tiene la valla con más goles en contra (26) en el torneo. Los jugadores no responden en el campo de juego y desde la línea de cal, el técnico no le encuentra la vuelta a este presente para revertir la situación.
Diego Cagna merece irse por la puerta grande. Debemos quedarnos, en nuestra retina, con el gol de Lázzaro a Boca, a un gol del título y no con la dolorosa derrota ante Lanús, un equipo sin alma, una sombra del Matador deambulando por el campo de juego y Diego Cagna resignado, sin dar indicaciones, vacío, sin motivación para continuar.
Tigre perdió ante Newell´s, el ciclo llegó a su fin, por el bien del currículum de Cagna y el futuro futbolístico de Tigre.
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